lunes, 18 de diciembre de 2023

114. Locusta la "primera asesina en serie de la historia" y Agripina la menor, a cual más venenosa


 He puesto esas comillas en el título porque es una expresión inexacta, colocada en el título de algunos artículos sólo para atraer la atención de lector. Mucho antes de Locusta  hubo gente que asesinó por encargo de otros, ya sea por dinero, ya sea  porque creía estar haciendo algo justo, conveniente o bueno para la colectividad. Ningún criminólogo de nuestros días calificaría a Locusta como "asesina en serie".

Se saben pocas cosas de esta mujer. el romano Tácito nos habla de ella pero tampoco da una información exhaustiva. Aparece en la Wikipedia y en algunos artículos que no añaden nada nuevo. Intentaré reunir todos los datos en un relato sucinto, pero coherente.

Locusta (nombre que significa langosta) era una esclava gala llegada a Roma posiblemente como botín de guerra. En Roma a los esclavos que destacaban por alguna habilidad especial se les permitía trabajar por su cuenta. La habilidad de Locusta era un gran conocimiento sobre plantas, sus usos y propiedades y regentaba una tienda cerca del monte Palatino.

Locusta sabía preparar pociones capaces de acabar con la vida de cualquiera y que nadie sospechara que esa persona había sido envenenada. Roma estaba llena de esposas engañadas, hijos que ansiaban la herencia de sus padres o políticos que pretendía amasar inmensas fortunas por la vía más rápida y segura, y Locusta era la persona perfecta para ayudarles a conseguir sus objetivos a cambio de un generoso pago. Su tienda pronto se llenó de clientela de la clase más alta y el boca a boca hizo una eficiente publicidad de su habilidad. Su fama llegó a oídos de Agripina. Para ese momento, Locusta ya estaba condenada a muerte por envenenadora. Agripina, sobre la que escribiré después, comprendió que Locusta era justo lo que necesitaba  y utilizó su poder e influencia para librarla de la muerte, liberarla e introducirla en los círculos de la corte.

Mucho antes de cometer los crímenes que la historia le atribuye, Julia Agripina fue una niña inocente que vivió con asombro el regreso de sus padres a Roma. Corría el otoño de 19 d. C., ella contaba cuatro años y sus padres llegaban a la capital desde Antioquía, en Siria. Sabemos por el historiador Tácito que ella y sus hermanos salieron al encuentro del cortejo que se acercaba lentamente a la ciudad por la Vía Apia. A ambos lados de la calzada se apiñaba una multitud desolada, ataviada de negro, que les recibía con gritos y lamentaciones.

Su madre, Agripina la Mayor, a quien no veía desde hacía dos años, era una mujer exhausta que caminaba encorvada por el peso de su desgracia. Acarreaba en brazos una urna funeraria con las cenizas de Germánico, su esposo, el general más amado por el pueblo romano y designado por Augusto para suceder a Tiberio en el trono. El padre que la pequeña Agripina apenas llegó a conocer.

Era muy niña y, a pesar de la extraordinaria inteligencia que más tarde demostró, lo más probable es que no entendiera lo que sucedía. No pudo parecerle sospechoso que Tiberio, césar en esos momentos y padre adoptivo del difunto, no hubiese acudido a honrar su memoria. Aún no sabía nada de política ni de conspiraciones asesinas. Con los años, tal vez Agripina habría olvidado aquel momento. Pero su madre no olvidó ni le permitió olvidar. La joven creció convencida de que Tiberio había mandado envenenar a su padre y de que su propio linaje estaba predestinado a reinar. Costara lo que costara. Y costó muchas vidas, incluyendo la suya.

Pasó la primera parte de su juventud en la sombra, limitándose a ser la recatada esposa de su primer marido, Cneo Domicio Enobarbo. Ese anonimato y su infertilidad durante los primeros años de matrimonio la mantuvieron a salvo de Tiberio, que veía en cualquier descendiente de Germánico un rival indeseable para su propio hijo. Los de Germánico eran especialmente peligrosos para Tiberio, porque contaban con la simpatía del pueblo y la adhesión incondicional de las tropas.

El césar se las arregló para que los dos hermanos mayores de Agripina, Nerón y Druso, fueran condenados por supuestos delitos. Cuando Agripina cumplió veintidós años dio a luz al futuro emperador Nerón. Para mayor alegría suya, Tiberio murió de pronto. A falta de su propio hijo, ya fallecido, el emperador dejó la Corona en manos del joven Calígula, hermano de Agripina, quien a pesar de su origen había sabido ganarse el favor del viejo césar.

Agripina la Menor

 Agripina, llamada Agripina la menor, para distinguirla de su madre, era una mujer devorada por la ambición y el ansia de poder que no se paró en barras hasta conseguir llegar a lo más alto que se podía (fue nombrada Augusta, la primera después de Livia). En el año 28, con tan solo 13 años, se casó por primera vez con el cónsul romano Cneo Domicio Enobarbo,​ quien afirmó de su futuro hijo (Nerón): «De la unión de Agripina y yo sólo puede salir un monstruo. (por algo lo diría)» .De esta unión nació nueve años más tarde Lucio Domicio Enobarbo, conocido como Nerón.  Aun estando casada con Enobarbo, se dice que Agripina mantuvo relaciones sexuales con su hermano Caligula, al igual que hacían sus hermanas, y que se prostituyó con miembros de la corte, como sus hermanas Julia Drusila y Julia Livila, que también estaban casadas.

Los privilegios de los que disfrutaba Agripina empezaron a desaparecer tras la muerte de la hermana preferida de Calígula, Drusila. Tras este acontecimiento, el emperador empezó a sufrir una enfermedad mental que provocó que Agripina perdiera el favor de su hermano. Ambiciosa como su madre, Agripina quería continuar con esos privilegios que ahora su hermano no le ofrecía. Por ello junto a su amante Tigelino, Léntulo Getúlico, su hermana pequeña Julia Livila y el amante de ambas y cuñado viudo Marco Emilio Lépido planearon derrocar a Calígula. Al descubrir la conspiración, el emperador ordenó la muerte de Lépido y Getúlico, y el destierro a la isla de Pandataria, previo juicio, de sus dos hermanas y Tigelino.

Una vez más, la hija de Germánico demostró ser una superviviente nata. Ni la aridez del clima, ni la escasez de alimentos ni el recuerdo de su hermano Nerón, que falleció en la misma isla, pudieron con ella. El exilio fortaleció su espíritu. Cuando en el año 41 murió asesinado Calígula y su tío Claudio, recién nombrado emperador, la trajo de vuelta a Roma, Agripina no dio un solo paso en falso. Cada uno de sus movimientos la acercó al trono que anhelaba para su hijo.

Para empezar, necesitaba contactos, y los contactos costaban dinero. Viuda ya de su primer marido, se casó el año de su regreso con Pasieno Crispo, un pacífico millonario que le legó toda su fortuna. Su nueva posición y su amistad con Palante, consejero de Claudio, le permitieron ponerse al corriente de los movimientos de Mesalina, tercera esposa del emperador. Por el momento se mantuvo a una prudente distancia.

Una vez más, Agripina consiguió tener, poco a poco, una relación cada vez más íntima con su tío, el emperador. Claudio, tras descubrir que su esposa Mesalina, madre de sus hijos Británico y Octavia, le era infiel, decidió ejecutarla y casarse con su sobrina, a pesar de que el matrimonio de tíos y sobrinas era ilegal e incestuoso según la ley romana, problema resuelto mediante un acuerdo especial del Senado. Pero Agripina tenía prisa por ejercer el poder, aunque fuera por medio de su hijo, y para ello debía eliminar dos obstáculos, Claudio y Británico. Con 34 años, en 49, contrajo matrimonio por tercera y última vez con su tío, el emperador Claudio.

Claudio ya tenía un hijo, Británico, apenas tres años más joven que Nerón. Agripina ideó una hábil estrategia para suplantarlo poco a poco. Empezó por pedir a Claudio que desposara a Nerón con su hija Octavia. Después le convenció, no sin dificultades, de que adoptara a Nerón. Para ello se tuvo que ceder a Octavia en adopción a otra familia ilustre, puesto que los nuevos esposos no podían ser, a la vez, hermanos.

 Ahora es cuando Locusta empezó a serle útil. Claudio era poco moderado por la comida. El 13 de octubre del año 54, a Claudio le esperaba un manjar al que no podía resistirse. Esa noche le prepararon un plato de setas, su comida favorita. Después de que Holato, su catador oficial, probara una pequeña porción del plato, el emperador se abalanzó sobre la comida. Tras pedir una jarra de vino, comenzó a asfixiarse. Según parece, eran champiñones ¿Estaban mezclados con ellos setas venenosas o fue una poción de Locusta? Se dijo que Agripina ordenó preparar un plato de setas comestibles mezcladas con venenosas, pero no hay prueba histórica de ello. Para rematar el médico de Claudio, Jenofonte, de acuerdo con Agripina, aparentó intentar salvarlo provocándole el vómito introduciéndole en la garganta una pluma de avestruz impregnada de veneno. Sin embargo, los síntomas hacen pensar en la presencia de arsénico en el plato. Claudio sufrió vómitos y diarreas en su lenta agonía, dejando como sucesor al hijo de Agripina. Así, con Nerón al frente del Imperio.

De nuevo condenada a muerte en el año 55, Locusta volvió a salvarse gracias al perdón imperial de Nerón. Éste ya no podía soportar a su madre, siempre exigiendo más poder y entrometiéndose en todos sus asuntos, incluso en su vida personal. Discutían continuamente y ella le reprochaba que tenía derecho a ello, pues a ella de debía todo, dejándole caer que aún podía encumbrar a Britanico dejándolo a él de lado. Entonces, Nerón acudió a Locusta, ordenándole que envenenara a Británico, el hijo que Claudio había tenido con Mesalina.  Cuando Agripina supo que Nerón había ordenado el envenenamiento de Brianico sin consultarla, supo que había perdido el control sobre él. 

Locusta ensaya ante Nerón, con un esclavo,
el veneno para Británico. 
Wikipedia
Locusta ya  se había escapado por los pelos dos veces de la condena a muerte y tenía miedo. Ante el miedo de que la acusasen del crimen, Locusta preparó una bebida que sólo provocó una diarrea al hermanastro del nuevo emperador. Éste, enojado, azotó a la envenenadora recriminándole su temor.

En el segundo intento con Británico, Locusta se aseguró. En un grandioso banquete ofrecido por Nerón, se le entregó a Británico un caldo que estaba excesivamente caliente, previamente probado por un catador. Al refrescarlo con agua se añadió el veneno y el hermanastro del emperador murió inmediatamente. Los asistentes dirigieron sus miradas hacia Nerón quien, sin dar mayor importancia a los hechos, declaró que su hermanastro había sufrido uno más de sus ataques de epilepsia. Pero de que Británico sufriera epilepsia nunca se había hablado antes del comentario de Nerón.  Los síntomas indican que Locusta utilizó sardonia, una planta que crecía en la isla de Cerdeña. Británico estaba próximo a cumplir 14 años de edad.

Así pudo por fin llegar Nerón al trono. Cuando a los 16 años Nerón fue nombrado emperador.

Agripina cometió dos errores que la llevaron a la tumba. El primero fue creer que ya no necesitaba disimular. Claudio había sido un gobernante débil –a nadie se le escapaba quién estaba detrás de casi todas sus decisiones–, pero Agripina ejerció su poder en la sombra con sutileza. Tratándose de su hijo, todo le pareció distinto. Nerón siempre había estado bajo su influjo y era a todas luces demasiado joven para gobernar solo. A Agripina ya no le pareció imprescindible esconder su papel de regente.

Trasladó a palacio las sesiones del Senado y, no contenta con asistir a ellas oculta tras una cortina, en una ocasión salió de su escondite dispuesta a departir personalmente con unos embajadores. Por consejo de Séneca, el propio Nerón la acompañó amablemente fuera de la sala. La nobleza romana no estaba preparada para aceptar el poder oficial de una mujer.

 Agripina utilizó a su hijo, con el que se dice que mantenía relaciones sexuales, para gobernar Roma.  El dominio que Agripina intentaba ejercer sobre su hijo lo agobiaba tanto que éste amenazaba con abdicar y marcharse a Rodas.  En cierta ocasión, unos adivinos caldeos le habían vaticinado a Agripina que su hijo sería rey y mataría a su madre. Agripina contestó: Pues que me mate, pero que sea rey. Y efectivamente, Nerón, fuera de control, intentó matar varias veces a Agripina. El primer intento fue por envenenamiento ¿intervino otra vez Locusta? No lo sabemos. Agripina no murió. El segundo intento fue colocando un pesado adorno sobre la cama de Agripina preparado para que cayera sobre ella mientras dormía. Tampoco logró su objetivo. Nerón, fingiendo reconciliarse con ella, la invitó a un paseo en barco por el mar.  El barco estaba preparado para hundirse durante la travesía. El barco se hundió pero Agripina y su amiga Acerronia sobrevivieron al impacto. Presa del pánico, Acerronia pidió auxilio haciéndose pasar por la madre del emperador. Los marineros la mataron a golpes de remo. Agripina entendió lo que sucedía y se guardó de abrir la boca. Huyó a nado y fue rescatada por unos pescadores. logró llegar a nado a la costa.  Una vez en tierra, envió a su hijo un mensaje tranquilizador con la esperanza de salvar la vida. Pero Nerón simuló que el mensajero de su madre había tratado de asesinarle bajo sus órdenes. Con este pretexto justificó el emperador ante el pueblo la necesidad de eliminarla.

Agripina encontró la muerte pocas horas más tarde en su villa de Antium, la misma casa en la que veintidós años atrás había dado a luz a Nerón. Se dice que antes de expirar se arremangó la túnica y pidió a los soldados que la remataran hundiendo la espada en el mismo vientre que engendró a su asesino. Su hijo, el objeto de sus desvelos, solo la sobrevivió nueve años. Esta es una de las anécdotas históricas de las que no podemos asegurar la veracidad. Pero si no e vero, e ben trovato,  encaja con su personalidad altiva y resuelta.

¿Y Locusta? ¿Qué fue de ella?  A finales de 67 o principios de 68, Cayo Julio Vindex, gobernador de la Gallia Lugdunensis, se rebeló contra la política fiscal de Nerón. El emperador envió a Lucio Verginio Rufo, gobernador de Germania Superior, a sofocar la revuelta y Víndex, con el objetivo de recabar aliados, pidió apoyo a Galba, gobernador de Hispania Tarraconense. Verginio Rufo, sin embargo, derrotó a Víndex y este se suicidó,​ mientras que Galba, por su parte, acabó siendo declarado enemigo público.​

Nerón había recuperado el control militar del Imperio, pero esto fue utilizado en su contra por sus enemigos en Roma. En junio de 68, el Senado votó que Galba fuera proclamado como emperador​ y declaró «enemigo público» a Nerón, utilizando para ello a la Guardia Pretoriana, que había sido sobornada, y a su prefecto Ninfidio Sabino, que ambicionaba convertirse en emperador.

Según Suetonio, Nerón huyó de Roma a través de la Vía Salaria.​ Sin embargo, a pesar de haber huido, Nerón estaba preparado para suicidarse. Llevaba consigo un veneno de Locusta, pero no tuvo valor para quitarse la vida. Llevaba ​ consigo  de su secretario Epafrodito, al que le pidió que lo matara. Epafrodito quien lo apuñaló cuando un soldado romano se aproximaba. 

La muerte de Nerón dejo sumido al imperio en la guerra civil. El siguiente emperador fue Galba, proclamado por el Senado. Galba condenó a muerte a Locusta por tercera vez, acusándola de haber envenenado a unas 400 personas. Con toda probabilidad fue estrangulada, pero ignoramos las circunstancias de su muerte.


sábado, 29 de julio de 2023

113. Ir por atún y a ver al duque

 

Alonso Pérez de Guzmán,
VII Duque de Medina-Sidonia
Este dicho significa hacer algo con dos fines, actuando de forma hipócrita. Proviene de la Almadraba. Durante el reinado de Felipe II, la almadraba de Zahara de los Atunes pertenecía a Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia. Cuando el duque andaba por allí eran muchos los que se acercaban a medrar con él, con el fin de obtener algún beneficio, por eso se decía como excusa ir a comprar atún para ir a ver al duque.

lunes, 24 de julio de 2023

112. Arte y herejías

 

San Agustín y los donatistas. Van Loo

 El tema de hoy se me ocurrió recordando algo de hace 45 años. Yo estaba en 4º de carrera y tenía la asignatura  "Arte español antiguo y medieval". El profesor era un hueso al que mucha gente le tenía terror. Hasta el punto de que una conocida mía hizo la carrera entera y prefirió quedarse sin título porque nunca tuvo el valor de presentarse a los exámenes de las dos asignaturas que daba este energúmeno en 4º curso de la especialidad de Historia del Arte. Y era muchísima gente la que arrastraba sus asignaturas de un curso a otro. Yo hice el primer parcial de la asignatura y aprobé sin problema. Me faltaba el segundo parcial, que era en junio. Aquello iba bien. En 5º no me daría ninguna asignatura y no lo volvería a ver. Pero antes del segundo parcial nos pidió un trabajo escrito que no había mencionado al presentar la asignatura. No me preocupé, siempre me había defendido bien en los trabajos escritos. Para redondear, decidí encargarle a un fotógrafo que me hiciera buenas reproducciones de unas buenas fotos de un libro. No iba a darle a "la fiera" ninguna oportunidad para que me pusiera una mala nota. Con este señor no había términos medios: o eras sobresaliente (que ya se preocupaba él de informarnos en la primera clase de que que nunca nadie llegaba a sus exigencias) o te suspendía. Con un notable te podías dar con un canto en los dientes.

Pertrechada con un bonito juego de fotografías de 13 x 18 en blanco y negro en acabado brillante me enfrenté al tema elegido: los sarcófagos paleocristianos.

Sarcófago de la Trilogía petrina. Basílica de Santa Engracia, Zaragoza.

Honradamente, creo que el trabajo quedó bastante completo y bien. Pulcramente mecanografiado, encuadernado en lugar  poner una simple grapa que era lo que hacía todo el mundo, profusamente ilustrado con fotografías profesionales. Había exprimido al máximo el poquito dinero que me pasaba mensualmente mi padre para pagar las fotografías y la encuadernación y mi trabajo se destacaba de entre el montón que apilamos sobre  su mesa en el día fijado, como un huevo en una cesta de castañas. Sinceramente, creo que eso fue lo que le molestó a "la fiera".

En el apartado dedicado a los temas mencioné que había un grupo de sarcófagos que, en lugar de estar decorado con los temas usuales:

1. Escenas del Antiguo y Nuevo Testamento

2. Motivos usuales en el arte pagano que escondían una simbología pagana

3. Motivos ya específicamente cristianos creados ad hoc, ya después de la despenalización del cristianismo.

existía un grupo de sarcófagos llamados petrinos, que estaban decorados enteramente con escenas de la vida de San Pedro: su primacía sobre los apóstoles, su traición a Cristo, su arresto y su martirio.

El profesor me devolvió el trabajo con una anotación en rojo en ese punto de la página. La nota decía que consideraba incompleto  el trabajo hasta que averiguara el motivo de la existencia de los sarcófagos petrinos. Que lo averiguara y lo explicara en una hoja suelta y hasta ese momento no daría el trabajo como presentado. Y como perdonándome la vida, añadía que el resto estaba "pasable".

 Desesperada, volví medio loca a la Gorgona, que era como llamaban a la bibliotecaria de la Biblioteca de Arte, al lado de mi aula. No encontré nada en ningún libro. Creo que fue ella la que le dijo al profesor que tenía a un estudiante de 4º volviéndole boca abajo "su" biblioteca. Para librarse por fin de mi me guió hasta un libro de Teología donde por fin encontré la respuesta. Yo estaba tan furiosa que en ese momento podrían haberme llamado también a mi Gorgona minor. Yo no era estudiante de Teología y no tenía por qué haber tenido  conocimientos de Teología Dogmática ni de Historia de la Iglesia para conocer ese dato ni de donde buscarlo. Pero me salí con la mía. Fui una de las pocas de la clase que no tuve que hacer examen final, que como podía esperarse de aquel sujeto fue convocado un 1 de julio a las 4 de la tarde en una Sevilla donde el aire despedía fuego y con las cortinas de la clase totalmente corridas para que las diapositivas que constituían las preguntas se pudieran ver. Me contaron que de vez en cuando se escuchaba el golpetazo de algún alumno que se desplomaba sobre su mesa del graderío de madera.

Perdonad esta larga introducción personal y vayamos al turrón. Por cierto, como en este blog tengo una sección titulada "Del hecho al dicho" Voy a aprovechar para explicar su posible origen. Su origen parece estar en los feriantes turroneros de Castuera (Badajoz)

Es una expresión o frase hecha española, de un uso no muy generalizado, aunque sí muy implantada en varias provincias de Andalucía (sobre todo Cádiz) y Extremadura. Se define como vamos a lo que vamos, al grano, a lo importante; expresión que anima a dejar de fijarse en lo poco importante o accesorio y a centrarse en el asunto importante o central». Es decir, ir a lo mollar y dejarse de chorradas. O no irse por los cerros de Úbeda, una frase hecha muy española, por cierto. En el texto que sigue está en cursiva lo que he tomado literalmente de Wikipedia, de donde proceden también las fotografías.

Me declaro culpable y pido disculpas, pero llevo 45 años guardando esto y necesitaba desahogarme.

Terminada la última gran persecución de cristianos, llevada a cabo bajo el emperador Diocleciano, y tras ser legalizada esta fe por el Edicto de Milán, surgió una fuerte rivalidad entre dos grupos de obispos y de fieles africanos: los denominados traditores, que se mostraron débiles y abjuraron de su fe ante las autoridades romanas (lapsi); y los llamados numidios, que se mantuvieron firmes y no cedieron.

En el 311, los obispos africanos 'numidios' se opusieron a la elección de Ceciliano como nuevo obispo de Cartago, realizada por el "traditor" Félix de Aptonga. Ceciliano también era acusado de haber sido un traditor, por haber entregado ejemplares de las Sagradas Escrituras a las autoridades durante la persecución. Sus oponentes, en su lugar, consagraron a un tal Mayorino como nuevo obispo, efímero, puesto que al poco sería sucedido por Donato Magno. Los ahora llamados "partido donatista" apelaron al emperador Constantino, quien decidió que el problema fuera dirimido por el obispo de Roma Melquíades, en un concilio local. Este se celebró en esta misma ciudad el 1 de octubre de 313, y se mostró favorable a Ceciliano como único obispo de Cartago, fallo que no fue aceptado por los donatistas y acabó por dar origen a un cisma.1

Este movimiento se denominó inicialmente a sí mismo 'Iglesia de los Mártires', puesto que sus fieles pretendían ser los únicos en mantener el honor y la pureza de fe de aquellos héroes cristianos que habían dado su vida durante la persecución. Su otro nombre fue dado por sus adversarios por causa de Donato, elegido obispo por sus partidarios a finales del 312, como ya se vio.


Donato afirmaba que todos aquellos ministros (sacerdotes y obispos) que fuesen sospechosos de traición a la fe durante las persecución de Diocleciano eran indignos de impartir los sacramentos. Su movimiento mostró actitudes bastante fanáticas e intransigentes a lo largo de toda su existencia, con las consecuentes contradicciones típicas de cualquier movimiento que se pretende purista. Llegaron a recurrir a la violencia y al terrorismo, al crearse los grupos de llamados circunceliones.​


El donatismo fue enseguida rechazado por la Iglesia católica oficial, que afirmaba la doctrina de la 'objetividad' de los sacramentos, es decir: la idea de que, una vez transmitida la potestad sacerdotal a un hombre mediante el sacramento del Orden Sagrado, los sacramentos que este administrara eran plenamente válidos por intercesión divina, independientemente de la pureza o entereza moral del ministro. De este modo, las doctrinas donatistas fueron condenadas (sin éxito) en el concilio de Arlés del año 314. Finalmente, ya a princios del siglo v, el donatismo fue combatido de manera enérgica por san Agustín de Hipona, quien había sufrido numerosas penalidades personales por causa de este conflicto, escapando, incluso, de un atentado contra su vida perpetrado por un grupo de circunceliones. Decidido a acabar de una vez con una situación tan penosa, acabó por pedir la intervención directa de la autoridad imperial, para que resolviese el cisma que desgarraba y ya desangraba (literalmente) a la Iglesia africana. Y así, por decreto de Honorio, se celebra en junio de 411 una gigantesca asamblea pública, con la presencia de cientos de obispos de los partidos donatista y católico (Agustín entre ellos), presidida por Flavio Marcelino, un alto funcionario imperial venido a África al efecto. En el curso de esta larga conferencia, el movimiento donatista se vio enredado en sus propias contradicciones, y acabó visiblemente derrotado; buena parte de las actas de esta asamblea histórica se conservan, pero no así el contenido del fallo de Marcelino (quien, posteriormente sería calumniado y falsamente acusado y ejecutado, en clara represalia donatista).

El emperador Teodosio I persiguió tanto a los donatistas, por considerar este movimiento una herejía, como a los paganos:

El papa Melquiades
 Por lo que nos toca al tema de los sarcófagos, parece que el papa Melquiades debió pensar que una imagen vale más que mil palabras, y ante lo que defendían los donatistas (que había pecados que no podían ser perdonados de ninguna forma, haciendo hincapié en la apostasía ) favoreció y "puso de moda" los sarcófagos decorados masivamente con escenas de la vida de San Pedro, dejando claro que el apóstol era el mejor ejemplo del error de lo donatistas, pues habiendo negado al mismo Cristo, fue perdonado.

Resumiendo, los sarcófagos petrinos fueron la respuesta a las doctrinas de la herejía donatista. Una respuesta tallada en mármol.



 









martes, 18 de julio de 2023

111. El origen de la palabra "pasquín"


 La palabra "pasquín" significa lo que se puede ver arriba, pero lo que quiero explicar ahora es el origen de la palabra.

Por cierto, en Cádiz existe una calle Pasquín. Pero recibe su nombre de una familia italiana así apellidada, que se estableció en Cadiz y construyó en una calle llamada anteriormente "Reina de los Ángeles" una casa-palacio que todavía existe. También existe aún en Cádiz el apellido. Yo he conocido, de niña, a una amiga de mis tías  que se apellidaba Pasquín.

Para conocer el origen de la palabra nos alejamos de Cádiz y viajamos a Roma.

En Roma, en 1501, mientras se hacían unas obras de reparación en el adoquinado de una plaza muy cercana a la plaza Navona, apareció una estatua clásica muy deteriorada. Formaba parte de un grupo escultórico, pero estaba tan fragmentada que no se puede decir con seguridad qué representa: un soldado sosteniendo a Alejandro Magno cuando está desvanecido en el Cidno, Ayax que transporta el cadáver de Aquiles, Menelao con el cuerpo de Patroclo, Hércules realizando uno de los siete trabajos… Como era una copia romana en piedra de un bronce griego, su estado hacía difícil identificar con seguridad el tema. Después de una restauración parece ser que se identificó definitivamente como "Menelao con el cuerpo de Patroclo", tal como refiere la Iliada.

Il Pasquino
La gente comenzó a llamarla Pasquino, se dice que por un sastre llamado Pasquín que había tenido su sastrería justo donde apareció la estatua. El sastre era bastante malhablado y criticaba continuamente al gobierno, a los poderosos y a los ricos. Como trabajaba para personajes importantes se suponía que estaba bien enterado por su contacto con ellos y se daba por hecho que era una «fuente bien informada».

Pero no es la única versión. Se dice también que Pasquín era un profesor de universidad a quien sus alumnos encontraron parecido con la estatua, y también que era un barbero bastante dado al alcohol, aunque la del sastre es la opinión más extendida.

La gente comenzó a llamarla Pasquino, se dice que por un sastre llamado Pasquín que había tenido su sastrería justo donde apareció la estatua. El sastre era bastante malhablado y criticaba continuamente al gobierno, a los poderosos y a los ricos. Como trabajaba para personajes importantes se suponía que estaba bien enterado por su contacto con ellos y se daba por hecho que era una «fuente bien informada».

Pero no es la única versión. Se dice también que Pasquín era un profesor de universidad a quien sus alumnos encontraron parecido con la estatua, y también que era un barbero bastante dado al alcohol, aunque la del sastre es la opinión más extendida.

Al poco tiempo, el cardenal Caraffa comenzó a celebrar una fiesta anual el 25 de abril, en la que se vestía a la estatua de divinidad clásica y se fijaban en ella epigramas latinos, academicistas y aduladores, que luego eran publicados en opúsculos. Con el paso del tiempo, los elogios fueron sustituidos por sátiras y el latín fue sustituido por el romanesco, el dialecto romano. Habían nacido las pasquinadas, que ponían en su punto de mira a los personajes más ricos y poderosos de la ciudad.

Sobre el pedestal de la estatua se fijaban de forma anónima papeles con burlas muy ingeniosas, algunas de las cuales se conocen aún hoy. Por ejemplo, se escribió un pasquín contra Olimpia Maidalchini, cuñada de Inocencio X que mangoneaba toda Roma: Olim pia, nunc impia (En otro tiempo pía, ahora impía).

Aunque en los momentos más «calientes» se llegó a poner vigilancia en la estatua, para evitar que la gente dejara papeles, ni aún así se evitaba.  Cuando Hitler visitó Roma y dispusieron toda una serie de decorados para la visita el Pasquino mostraba estos versos: «¡Pobre Roma mía de travertino! Te han vestido toda de cartón para hacerte mirar por un pintor, tu próximo patrón”.

Marforio
En poco tiempo se sumaron otras estatuas a esta costumbre, llegando a ser seis en total. Después de Pasquino, la más popular era Marforio, de forma que muchas veces se entablaban diálogos entre ambas:

– Marforio: “¿Es verdad que los franceses son todos ladrones?”
– Pasquino: “No todos, pero Bona-parte”.

En realidad Marforio es la representación antropomorfa de un río, probablemente el Tíber, tal como se realizaban en la antigua Roma. Actualmente se encuentra en el Capitolio.


Madama Lucrezia
Madama Lucrezia  es una gran estatua femenina, quizá una representación de la diosa Isis, colocada ante la puerta de la Iglesia de San Marco. Su nombre se debe a que fue propiedad de Lucrecia d’Alagni

 
Abate Luigi
El Abate Luigi es una estatua de un hombre togado, un cónsul, a la que se llama así porque la gente le encontraba parecido con el sacristán de una iglesia cercana. Está en la plaza Vidoni.



Il Faccino

 















Il Babuino
 Las dos restantes son Il Faccino y Il Babuino. La primera representa a un mozo de cuerda y está en la Via Lata. La segunda representa a un sileno, pero como era tan feo como un mono, recibió ese nombre.

 Y estas son las  llamadas  «seis estatuas parlantes» de Roma.








En España no existe esta costumbre, aunque se ha dado algún caso puntual. En los años de la posguerra y el hambre alguien colocó un cartel en la fuente de Neptuno que decía: «Si no me vais a dar de comer, al menos quitadme el tenedor».




martes, 24 de enero de 2023

110. El mundo es un pañuelo

Cuando se empezaron a hacer estos primeros mapamundis se podía ver por primera vez como el mundo podía caber en su totalidad en un trozo de tela o de papel. De hecho, la gente se quedaba maravillada al ver al planeta reflejado y representado en un pequeño paño. De ahí tendría sentido decir que "el mundo es un pañuelo" porque nos podemos encontrar en lugares lejanos.

Existe una hipótesis el dicho "el mundo es un pañuelo " que indica que probablemente provenga de los primeros mapamundis. Estos fueron cartografiados en la época de las expediciones y descubrimientos, debido a que originalmente se realizaban sobre un lienzo o un paño de tela. De ahí podría venir esa referencia a el "pañuelo".