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domingo, 8 de junio de 2025

121. Duros a cuatro pesetas

 


Este dicho  viene a proclamar, para aviso de incautos, que las cosas nunca se dan de manera gratuita y por tanto "nadie da duros a cuatro pesetas". En cuanto a su  origen, hay dos versiones diferentes:

Baldomera Larra
1. Una versión es que se origina en la estafa piramidal perpretada por Baldomera Larra (según esta versión sería la primera estafa piramidal de la  que se tiene noticia).

Hija menor de Mariano José de Larra, Baldomera, bautizada como María Dolores y cuyo nombre se cambió en la confirmación.

Se casó con Carlos Montemar y Moraleda, médico de la Casa Real.​ Al renunciar Amadeo al trono en 1873, el marido de Baldomera emigró a Cuba y dejó a su esposa con hijos pequeños en situación precaria en Madrid. Eso hizo que ella tuviera que acudir a prestamistas, a los que pagaba un elevado interés. Ese pudo ser el origen de su idea de negocio de préstamos.

En los años setenta del siglo XIX, Baldomera prometía un interés del 30 por ciento mensual, lo que atraía largas colas de personas ante su casa. Operaba sin esconderse, a la vista de todo el mundo. Llegó a prometer que a quien le prestaba una onza de oro, se la devolvía duplicada en un mes. Según algún investigador, llegó a recaudar 22 millones de reales. Si le preguntaban en qué consistía su negocio contestaba: "Es tan simple como el huevo de Colón". Si le preguntaban cuál era la garantía de la Caja de Imposiciones en caso de quiebra, contestaba: "¿Garantía?, una sola: tirarse del viaducto", que desde entonces es elegido por algunos suicidas.

Pagaba los intereses con el dinero de  nuevos "inversores". En 1.876 ya no se pudo sostener  pues, por lógica,  ese "negocio" es insostenible (pues exige una cantidad siempre creciente de "inversores" indefinidamente). A pesar de su éxito, llegó un momento en que tuvo menos ingresos que lo que debía pagar y despareció con todo el dinero. Huyó de España con todo el dinero que pudo y a los dos años se la localizó en Francia viviendo bajo falsa identidad. Devuelta a España fue juzgada y condenada a seis años. Gracias a una multitudinaria recogida de firmas su paso por la cárcel fue breve. No se sabe con seguridad que hizo después: irse a Cuba con su marido, irse a Buenos Aires o vivir con su hermano. Fin de su historia (1). 

Pero la historia demuestra que siempre hay algún avaricioso dispuesto a dejarse timar ante la perspectiva de ganancias desorbitadas, Ahí tenemos,  sin salir de España:  Sofico, Fidecaya, Gescartera, Fórum Filatélico y Afinsa. Hace sólo unos días has sido condenados los seis hijos varones de Ruiz Mateos por Nueva Rumasa, otra estafa piramidal. Por cierto, ¡que gran favor hizo Ruiz Mateos a sus hijas al desheredarlas por ser mujeres!


Santiago Rusiñol
 2. La otra versión es que el dicho se origina a principios del siglo XX, se origina en un estrafalario experimento social realizado por el pintor y escritor catalán Santiago Rusiñol, que, para demostrar que la gente es desconfiada, puso un tenderete en la plaza de Cataluña para vender duros a cuatro pesetas. (según parece, era una apuesta y la ganó): ¡No vendió ni uno! La gente desconfiaba. (munición para los seguidores del Barça: En Madrid multitudes cayeron como chinos con Baldomera. Y para los contrarios, Rusiñol tenía mas cara de timador que Baldomera).










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(1) Valle-Inclán, en  en uno de sus últimos capítulos de "El ruedo ibérico" la sitúa huyendo en un barco, rumbo a Inglaterra. Pérez Galdós la hace aparecer en uno de sus "Episodios Nacionales", Cánovas, para contar sólo la estafa, la fuga y la detención.

martes, 2 de abril de 2024

115. Zapatero, a tus zapatos


 Este refrán advierte que cada uno opine sólo de aquello de lo que sabe, desentendiéndose de otros asuntos que no le incumben.

En la antigua Grecia, Apeles era el pintor más famoso de Grecia. Cuando pintaba un cuadro, solía exponerlo públicamente, muchas veces en los propíleos de la acrópolis de Atenas u otro sitio concurrido, para conocer las opiniones de los ciudadanos. En cierta ocasión, tras pintar un retrato de un ciudadano, un zapatero le comentó que había cometido un error en la forma de las sandalias. Apeles, humildemente, se llevó el cuadro y corrigió el error. El zapatero, envalentonado, comenzó entonces a juzgar el resto de la pintura. Entonces Apeles lo llamó al orden "Señor zapatero, no se salga usted de lo relacionado con los zapatos".

sábado, 29 de julio de 2023

113. Ir por atún y a ver al duque

 

Alonso Pérez de Guzmán,
VII Duque de Medina-Sidonia
Este dicho significa hacer algo con dos fines, actuando de forma hipócrita. Proviene de la Almadraba. Durante el reinado de Felipe II, la almadraba de Zahara de los Atunes pertenecía a Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia. Cuando el duque andaba por allí eran muchos los que se acercaban a medrar con él, con el fin de obtener algún beneficio, por eso se decía como excusa ir a comprar atún para ir a ver al duque.

lunes, 24 de julio de 2023

112. Arte y herejías

 

San Agustín y los donatistas. Van Loo

 El tema de hoy se me ocurrió recordando algo de hace 45 años. Yo estaba en 4º de carrera y tenía la asignatura  "Arte español antiguo y medieval". El profesor era un hueso al que mucha gente le tenía terror. Hasta el punto de que una conocida mía hizo la carrera entera y prefirió quedarse sin título porque nunca tuvo el valor de presentarse a los exámenes de las dos asignaturas que daba este energúmeno en 4º curso de la especialidad de Historia del Arte. Y era muchísima gente la que arrastraba sus asignaturas de un curso a otro. Yo hice el primer parcial de la asignatura y aprobé sin problema. Me faltaba el segundo parcial, que era en junio. Aquello iba bien. En 5º no me daría ninguna asignatura y no lo volvería a ver. Pero antes del segundo parcial nos pidió un trabajo escrito que no había mencionado al presentar la asignatura. No me preocupé, siempre me había defendido bien en los trabajos escritos. Para redondear, decidí encargarle a un fotógrafo que me hiciera buenas reproducciones de unas buenas fotos de un libro. No iba a darle a "la fiera" ninguna oportunidad para que me pusiera una mala nota. Con este señor no había términos medios: o eras sobresaliente (que ya se preocupaba él de informarnos en la primera clase de que que nunca nadie llegaba a sus exigencias) o te suspendía. Con un notable te podías dar con un canto en los dientes.

Pertrechada con un bonito juego de fotografías de 13 x 18 en blanco y negro en acabado brillante me enfrenté al tema elegido: los sarcófagos paleocristianos.

Sarcófago de la Trilogía petrina. Basílica de Santa Engracia, Zaragoza.

Honradamente, creo que el trabajo quedó bastante completo y bien. Pulcramente mecanografiado, encuadernado en lugar  poner una simple grapa que era lo que hacía todo el mundo, profusamente ilustrado con fotografías profesionales. Había exprimido al máximo el poquito dinero que me pasaba mensualmente mi padre para pagar las fotografías y la encuadernación y mi trabajo se destacaba de entre el montón que apilamos sobre  su mesa en el día fijado, como un huevo en una cesta de castañas. Sinceramente, creo que eso fue lo que le molestó a "la fiera".

En el apartado dedicado a los temas mencioné que había un grupo de sarcófagos que, en lugar de estar decorado con los temas usuales:

1. Escenas del Antiguo y Nuevo Testamento

2. Motivos usuales en el arte pagano que escondían una simbología pagana

3. Motivos ya específicamente cristianos creados ad hoc, ya después de la despenalización del cristianismo.

existía un grupo de sarcófagos llamados petrinos, que estaban decorados enteramente con escenas de la vida de San Pedro: su primacía sobre los apóstoles, su traición a Cristo, su arresto y su martirio.

El profesor me devolvió el trabajo con una anotación en rojo en ese punto de la página. La nota decía que consideraba incompleto  el trabajo hasta que averiguara el motivo de la existencia de los sarcófagos petrinos. Que lo averiguara y lo explicara en una hoja suelta y hasta ese momento no daría el trabajo como presentado. Y como perdonándome la vida, añadía que el resto estaba "pasable".

 Desesperada, volví medio loca a la Gorgona, que era como llamaban a la bibliotecaria de la Biblioteca de Arte, al lado de mi aula. No encontré nada en ningún libro. Creo que fue ella la que le dijo al profesor que tenía a un estudiante de 4º volviéndole boca abajo "su" biblioteca. Para librarse por fin de mi me guió hasta un libro de Teología donde por fin encontré la respuesta. Yo estaba tan furiosa que en ese momento podrían haberme llamado también a mi Gorgona minor. Yo no era estudiante de Teología y no tenía por qué haber tenido  conocimientos de Teología Dogmática ni de Historia de la Iglesia para conocer ese dato ni de donde buscarlo. Pero me salí con la mía. Fui una de las pocas de la clase que no tuve que hacer examen final, que como podía esperarse de aquel sujeto fue convocado un 1 de julio a las 4 de la tarde en una Sevilla donde el aire despedía fuego y con las cortinas de la clase totalmente corridas para que las diapositivas que constituían las preguntas se pudieran ver. Me contaron que de vez en cuando se escuchaba el golpetazo de algún alumno que se desplomaba sobre su mesa del graderío de madera.

Perdonad esta larga introducción personal y vayamos al turrón. Por cierto, como en este blog tengo una sección titulada "Del hecho al dicho" Voy a aprovechar para explicar su posible origen. Su origen parece estar en los feriantes turroneros de Castuera (Badajoz)

Es una expresión o frase hecha española, de un uso no muy generalizado, aunque sí muy implantada en varias provincias de Andalucía (sobre todo Cádiz) y Extremadura. Se define como vamos a lo que vamos, al grano, a lo importante; expresión que anima a dejar de fijarse en lo poco importante o accesorio y a centrarse en el asunto importante o central». Es decir, ir a lo mollar y dejarse de chorradas. O no irse por los cerros de Úbeda, una frase hecha muy española, por cierto. En el texto que sigue está en cursiva lo que he tomado literalmente de Wikipedia, de donde proceden también las fotografías.

Me declaro culpable y pido disculpas, pero llevo 45 años guardando esto y necesitaba desahogarme.

Terminada la última gran persecución de cristianos, llevada a cabo bajo el emperador Diocleciano, y tras ser legalizada esta fe por el Edicto de Milán, surgió una fuerte rivalidad entre dos grupos de obispos y de fieles africanos: los denominados traditores, que se mostraron débiles y abjuraron de su fe ante las autoridades romanas (lapsi); y los llamados numidios, que se mantuvieron firmes y no cedieron.

En el 311, los obispos africanos 'numidios' se opusieron a la elección de Ceciliano como nuevo obispo de Cartago, realizada por el "traditor" Félix de Aptonga. Ceciliano también era acusado de haber sido un traditor, por haber entregado ejemplares de las Sagradas Escrituras a las autoridades durante la persecución. Sus oponentes, en su lugar, consagraron a un tal Mayorino como nuevo obispo, efímero, puesto que al poco sería sucedido por Donato Magno. Los ahora llamados "partido donatista" apelaron al emperador Constantino, quien decidió que el problema fuera dirimido por el obispo de Roma Melquíades, en un concilio local. Este se celebró en esta misma ciudad el 1 de octubre de 313, y se mostró favorable a Ceciliano como único obispo de Cartago, fallo que no fue aceptado por los donatistas y acabó por dar origen a un cisma.1

Este movimiento se denominó inicialmente a sí mismo 'Iglesia de los Mártires', puesto que sus fieles pretendían ser los únicos en mantener el honor y la pureza de fe de aquellos héroes cristianos que habían dado su vida durante la persecución. Su otro nombre fue dado por sus adversarios por causa de Donato, elegido obispo por sus partidarios a finales del 312, como ya se vio.


Donato afirmaba que todos aquellos ministros (sacerdotes y obispos) que fuesen sospechosos de traición a la fe durante las persecución de Diocleciano eran indignos de impartir los sacramentos. Su movimiento mostró actitudes bastante fanáticas e intransigentes a lo largo de toda su existencia, con las consecuentes contradicciones típicas de cualquier movimiento que se pretende purista. Llegaron a recurrir a la violencia y al terrorismo, al crearse los grupos de llamados circunceliones.​


El donatismo fue enseguida rechazado por la Iglesia católica oficial, que afirmaba la doctrina de la 'objetividad' de los sacramentos, es decir: la idea de que, una vez transmitida la potestad sacerdotal a un hombre mediante el sacramento del Orden Sagrado, los sacramentos que este administrara eran plenamente válidos por intercesión divina, independientemente de la pureza o entereza moral del ministro. De este modo, las doctrinas donatistas fueron condenadas (sin éxito) en el concilio de Arlés del año 314. Finalmente, ya a princios del siglo v, el donatismo fue combatido de manera enérgica por san Agustín de Hipona, quien había sufrido numerosas penalidades personales por causa de este conflicto, escapando, incluso, de un atentado contra su vida perpetrado por un grupo de circunceliones. Decidido a acabar de una vez con una situación tan penosa, acabó por pedir la intervención directa de la autoridad imperial, para que resolviese el cisma que desgarraba y ya desangraba (literalmente) a la Iglesia africana. Y así, por decreto de Honorio, se celebra en junio de 411 una gigantesca asamblea pública, con la presencia de cientos de obispos de los partidos donatista y católico (Agustín entre ellos), presidida por Flavio Marcelino, un alto funcionario imperial venido a África al efecto. En el curso de esta larga conferencia, el movimiento donatista se vio enredado en sus propias contradicciones, y acabó visiblemente derrotado; buena parte de las actas de esta asamblea histórica se conservan, pero no así el contenido del fallo de Marcelino (quien, posteriormente sería calumniado y falsamente acusado y ejecutado, en clara represalia donatista).

El emperador Teodosio I persiguió tanto a los donatistas, por considerar este movimiento una herejía, como a los paganos:

El papa Melquiades
 Por lo que nos toca al tema de los sarcófagos, parece que el papa Melquiades debió pensar que una imagen vale más que mil palabras, y ante lo que defendían los donatistas (que había pecados que no podían ser perdonados de ninguna forma, haciendo hincapié en la apostasía ) favoreció y "puso de moda" los sarcófagos decorados masivamente con escenas de la vida de San Pedro, dejando claro que el apóstol era el mejor ejemplo del error de lo donatistas, pues habiendo negado al mismo Cristo, fue perdonado.

Resumiendo, los sarcófagos petrinos fueron la respuesta a las doctrinas de la herejía donatista. Una respuesta tallada en mármol.



 









martes, 24 de enero de 2023

110. El mundo es un pañuelo

Cuando se empezaron a hacer estos primeros mapamundis se podía ver por primera vez como el mundo podía caber en su totalidad en un trozo de tela o de papel. De hecho, la gente se quedaba maravillada al ver al planeta reflejado y representado en un pequeño paño. De ahí tendría sentido decir que "el mundo es un pañuelo" porque nos podemos encontrar en lugares lejanos.

Existe una hipótesis el dicho "el mundo es un pañuelo " que indica que probablemente provenga de los primeros mapamundis. Estos fueron cartografiados en la época de las expediciones y descubrimientos, debido a que originalmente se realizaban sobre un lienzo o un paño de tela. De ahí podría venir esa referencia a el "pañuelo".

miércoles, 25 de mayo de 2022

108. Tener más orgullo que don Rodrigo en la horca

 

Detalle de retrato ecuestre de Rodrigo Calderón, obra de Rubens. Castillo de Windsor

Este dicho en sí no necesita mucha explicación. Pero sí, quizás, no está de más saber con un poquito de detalle, aunque no tanto como para aburrir,  quién era este don Rodrigo, que, por cierto, no fue ahorcado, por su condición de noble. A mi, al menos, me gusta que si digo algo (soy muy refranera) poder contestar si me preguntan  "Y eso ¿qué ´eh?" Posiblemente herencia de mis días de profesora de cientos de adolescentes no muy doctos en Historia de España.

Rodrigo Calderón y Aranda nació en Amberes (Bélgica) en 1576. Sus padres, primos hermanos entre sí, fueron Francisco de Calderón y Aranda y María de Aranda y Sandelijn, procedían de una familia de mercaderes de Valladolid, que había sido ennoblecida por Carlos I. El padre llegó a capitán de la armada y más tarde a «comendador mayor» de Aragón, presumiblemente con la ayuda de su hijo. Su madre pertenecía a la nobleza flamenca y holandesa. Rodrigo Calderón fue señor de Oliva de Plasencia, (título que después le sería elevado a condado); de Rueda y de Siete Iglesias, este último también elevado posteriormente a marquesado.

Su padre, un renombrado capitán que peleó en las guerras de Italia, lo dejó a cargo   del marqués de Denia como paje con tan solo 15 años. Su inteligencia le hizo convertirse muy pronto en hombre de confianza del marqués y, cuando este último se convirtió en duque de Lerma –ministro principal de Felipe III–, Rodrigo elevó su posición hasta el de un hombre de «primerísima categoría». Llegó a ser ayuda de cámara del Rey, a vestir el hábito de la Orden de Santiago y a ser secretario de Estado. Fue nombrado marqués de Siete Iglesias, primero, y conde de la Oliva, después. Junto al duque de Lerma y el conde de Lemos forjó una alianza que llegó a acaparar toda la autoridad del Imperio Español.

Siendo tan cercano al Duque de Lerma, don Rodrigo Calderón y Aranda se convirtió en objetivo del conde-duque de Olivares. La envidia por la ingente fortuna que amasó a través de abusos de poder y por el trato que ejercían sobre el resto de la nobleza fue el principio de todos sus males. Junto al conde-duque se alió el hijo de duque de Lerma, el duque de Uceda, y el confesor del Rey Luis de Aliaga. Dos religiosos, Juan de Santa María, fraile franciscano, y Mariana de San José, priora de La Encarnación, trabajaron con la reina Margarita, bajo cuya influencia Calderón fue relegado de su puesto de secretario en 1612. Sin embargo, conservó el favor del duque de Lerma, un hombre indolente para quien el trabajo de Calderón era indispensable.

La reina Margarita de Austria se opuso a los abusos e influencia del duque de Lerma, valido de su esposo, sobre los asuntos de gobierno. Este, en un primer momento, logró que la reina perdiese influencia en la corte, pero Margarita de Austria, con ayuda del confesor real, el fraile Luis de Aliaga, consiguió que se iniciara una investigación que dejó al descubierto el entramado de corrupción que rodeaba al duque de Lerma y sus colaboradores. Algunos de estos, como Rodrigo Calderón, fueron declarados culpables. El duque de Lerma logró quedar absuelto, aunque tuvo que abandonar la vida pública en 1618. La reina Margarita, promotora de este proceso, no pudo ver la caída del valido porque había fallecido siete años antes a consecuencia de las complicaciones que sufrió durante el parto de su octavo hijo, un niño llamado Alfonso que murió muy niño.

Cuando la reina Margarita murió durante un parto en octubre de 1611, Calderón fue acusado de haber utilizado brujería contra ella. En 1612 fue enviado a una misión especial en Flandes y a su regreso se le nombró marqués de las Siete Iglesias en el año 1614. Más tarde se supo que ordenó el asesinato de un soldado llamado Francisco de Juaras.


Cuando el duque de Lerma fue conducido hasta la Corte en 1618 por las acusaciones de su propio hijo, el duque de Uceda, y del confesor del rey, el dominico Aliaga, Calderón fue utilizado como chivo expiatorio para calmar las voces del pueblo. Fue arrestado la noche del 20 de febrero de 1619 en su palacio de Valladolid y fue llevado al Castillo de Montánchez primero y finalmente conducido a Madrid​ donde fue supuestamente sometido a tormento para conseguir que confesase los cargos que contra él pesaban de asesinato y brujería. Confesó el asesinato de Juaras, pero rechazó firmemente el resto de los cargos que le acusaban de asesinato y brujería.


Don Rodrigo Calderón en el tormento,
obra de de José María Rodríguez de Losada. 1865.
Museo del Prado.
En cuanto coronaron a Felipe IV, encerraron a Don Rodrigo 32 meses. Fue acusado de cuatro muertes y 244 abusos de poder. En un auto del 7 de enero de 1620 se le atribuía haber matado a Francisco Juaras, un músico que tenía intenciones con su esposa, y haber obtenido ilegalmente una cédula exculpatoria del Rey; haber dado muerte a un alguacil de la Corte; matar a otros dos servidores del duque de Lerma; haber inducido a un médico para que envenenara a la reina doña Margarita de Austria; y, lo más curioso, de usar «hechizos» para ganarse las simpatías del rey.


Con estos cargos en su contra se le sometió a la tortura del potro para que «confesara». En un primer interrogarorio le tendieron sobre el potro y le estiraron los brazos hasta descoyuntárselos. En el segundo le ataron los muslos impidiendo la circulación de la sangre con un terrible sufrimiento. En el tercero, sobre el potro, también, le echaron a través de un embudo varios jarros de agua por la boca. Don Rodrigo, solo confesó haber ordenado matar al músico. Del resto solo dijo que eran calumnias.


El procedimiento dejó lisiado durante meses al reo que volvió a los calabozos antes de que se ejecutara su pena de muerte. Ese día llegó el 21 de octubre de 1620. Después de pasar toda la noche rezando, fue conducido por las calles de Madrid hacia la Plaza Mayor. Torpe, pero con una gran entereza y orgullo, subió al cadalso con ayuda del cura que le había confesado. Saludó y besó al verdugo al que llegó a decir: «Cumple con tu obligación». Este le pidió perdón por lo que iba a hacer y se dispuso a cortarle el cuello. «¡No!», gritó al verdugo. «Por ahí no. Soy noble y tengo derecho a que me degüelles por delante, no por detrás», le dijo. Alzó la cabeza y el frío metal bañó el patíbulo de sangre. Algunas leyendas dicen que en ese mismo instante gritó el nombre de Jesucristo. El silencio, cuentan, tomó la Plaza Mayor, y el orgullo del marques de Siete Iglesias quedó para siempre en la memoria de los madrileños, que lo convirtieron en un héroe, dando lugar al dicho que comentamos.

Fue sepultado en el convento de Porta Coeli, en Valladolid.










"Bufete de don Rodrigo Calderón".
Museo del Prado
Calderón fue un ávido coleccionista de obras de arte. Donó numerosos cuadros al convento de Porta Coeli de Valladolid, que él mismo había financiado. Durante su estancia en Flandes, donde fue como embajador, compró una importante colección de pinturas de escuela flamenca, especialmente de Rubens, entre los que destaca La Adoración de los Reyes Magos, cuadro que le fue regalado por el Ayuntamiento de Amberes, ciudad en la que había nacido; también adquirió obras de Jan Brueghel de Velours, Otto van Veen o Pieter van Avont, muchos de los cuales figuran hoy en el Museo del Prado. Además compró tapices, joyas y mobiliario, como el denominado Bufete de don Rodrigo Calderón, tablero de taracea de piedras semipreciosas (lapislázuli, mármol blanco y verde) que se expone actualmente en el Museo del Prado.

Fotografías de Wikipedia y de Museodelprado.es






lunes, 9 de mayo de 2022

104. Ser una bicoca

 


La frase equivale a algo sumamente fácil de llevar a cabo o de escaso valor. Su origen está en la batalla librada el 27 de abril de 1522 en la localidad de La Bicocca, población cercana a Monza, en el antiguo condado de Milán, donde un ejército francés y veneciano, reforzado con mercenarios suizos fue diezmado sin que hubiera casi ninguna baja entre los españoles.

En realidad, hubo UNA baja entre los españoles, un arcabucero murió por la coz de una mula. En el bando contrario hubo unas 3.000 bajas.

Un hecho decisivo de esta victoria fue que las picas de los mercenarios suizos poco podían hacer frente a la pólvora de los arcabuces del ejército de Carlos V.

viernes, 21 de enero de 2022

88. Manejar el cotarro


 Para encontrar el origen de la expresión ‘manejar el cotarro’ lo primero que debemos de saber qué era y en qué consistía un ‘cotarro’, el cual era el lugar destinado para albergar y dar cobijo a los vagabundos y pobres que no tenían donde vivir o dormir. Cotarro es una deformación despectiva de la palabra ‘coto’ (lugar o terreno protegido/vigilado). La elevada afluencia de personas sin hogar hacía que habitualmente se montasen ciertos follones y alguna que otra trifulca entre los mendigos.

Por eso fue necesaria la presencia de alguien que pusiera orden, organizara y manejase aquellos cotarros, procurando que todos esperasen su turno para acceder con tranquilidad y sin montarse ningún jaleo. Pero como en todas las cosas, algunos fueron los pillos que en el momento de manejar el cotarro cobraban algunas propinas para dar prioridad a unos frente a otros, de ahí que cuando se utiliza la expresión ‘el que maneja el cotarro’ algunas veces suela hacerse de forma negativa para referirse a quien hace chanchullos y trapicheos y está al frente del negocio.

Pero no podemos obviar que la expresión también se usa de modo positivo para señalar al que anima una fiesta u organiza a un grupo de personas. Muchas son las personas que lo utilizan como sinónimo de encargado, por ejemplo cuando preguntan por el que  maneja el cotarro. 



miércoles, 17 de noviembre de 2021

85. Por qué Fernando IV de Castilla es "El emplazado"


 

Fernando IV de Castilla (llamado "el Emplazado") tuvo una vida breve pero intensa. A los nueve años heredó la corona de su padre Sancho IV y su reinado se caracterizó por un permanente enfrentamiento con parte de la nobleza castellana, una verdadera guerra civil. Su principal valedora fue su madre, María de Molina, que le ayudó a defenderse de los nobles castellanos y evitó en numerosas ocasiones que fuera destronado, incluso tras su mayoría de edad.

En septiembre de 1312, unas semanas antes de cumplir los veintisiete años, mientras preparaba en Jaén la conquista de Granada, murió de manera inesperada en su lecho, sin que hubiera testigos. Según la Crónica de Fernando IV, pocos días antes había mandado ajusticiar a dos hermanos de apellido Carvajal, acusados de haber asesinado algunos años antes a su valido y amigo Juan de Benavides. Cuenta la leyenda que el rey ordenó ejecutarlos de manera especialmente sanguinaria, lanzándoles desde lo alto de la Peña de Martos metidos en una jaula de hierro con púas afiladas hacia el interior.

 
Vista de la Peña de Martos, con el municipio en primer plano.Según refiere la tradición, desde la peña fueron arrojados, por orden del rey Fernando IV, los hermanos Carvajal. Wikipedia

En la Crónica de Fernando IV se relaciona la muerte del rey con la ejecución de los hermanos Carvajal de esta forma:

É estos cavalleros, quando los el rey mandó matar, veyendo que los matavan con tuerto, dixeron que emplasavan al rey que paresciese ante Dios con ellos á juisio sobre esta muerte que él les mandava dar con tuerto, de aquel dia en que ellos morían á treynta dias. (…) É este jueves mesmo, siete dias de setiembre, víspera de Sancta Maria, hechose el rey é dormir, é un poco después de medio dia falláronle muerto en la cama, en guisa que ninguno lo vieron morir. É este jueves se cumplieron los treynta dias del emplaçamiento de los cavalleros que mandó matar en Martos.”

En el capítulo III de la Crónica de Alfonso XI, la muerte de Fernando IV es descrita de idéntico modo a como se describe en la Crónica de Fernando IV.​ Y el historiador Diego Rodríguez de Almela, en su obra "Valerio de las historias escolásticas y de los hechos de España", que fue escrita alrededor del año 1472, relató del siguiente modo la defunción del monarca:

Estando el rey Don Fernando IV de Castilla, que tomó a Gibraltar, en Martos, acussaron ante él a dos escuderos, llamados el uno Pedro Carbajal y el otro Juan Alfonso de Carbajal, su hermano, que ambos andaban en su corte, oponiéndoles que una noche, estando el Rey en Palencia, mataron a un caballero llamado Gómez de Benavides, que quería mucho el Rey, dando muchos indicios y presunciones porque parescía que ellos le havían muerto. El rey Don Fernando, usando de rigurosa justicia, fizo prender a ambos hermanos, y despeñar de la Peña de Martos; antes que los despeñasen dixeron que Dios era testigo y sabía la verdad que no eran culpantes en aquella muerte que les oponían, y que pues el Rey los mandaba despeñar y matar a sin razón, que lo emplazaban de aquel día que ellos morían en treinta días que paresciesse con ellos a juicio ante Dios. Los escuderos fueron despeñados y muertos, y el rey Don Fernando vino a Jaén. E acaesció que dos días antes que se compliese el plazo se sintió enojado, comió carne y bebió vino. Como el día del plazo de los treinta días que los escuderos que mató le emplazaron se compliesse, queriendo partir para Alcaudete, que su hermano el Infante Don Pedro havía a los Moros tomado, comió temprano, y acostosse a dormir en la siesta, que era en verano; acaesció assí que quando fueron para le despertar, halláronlo muerto en la cama, que ninguno no le vido morir. Mucho se deben atentar los Jueces antes que procedan a executar justicia, mayormente de sangre, hasta saber verdaderamente el hecho por que la justicia se deba executar. Ca como en el Génesis se lee: quién saccare sangre sin pecado, Dios lo demandará. Este Rey no tuvo la manera que convenía a execución de justicia, y por tanto acabó como dicho es.


 El padre Juan de Mariana, escritor e historiador del siglo XVII, describió la condena y ejecución de los hermanos Carvajal en la ciudad de Martos, y estableció por primera vez la posible relación existente entre la leyenda del emplazamiento ante el Tribunal de Dios de Fernando IV, y los emplazamientos sufridos por el papa Clemente V, y el rey de Francia Felipe IV el Hermoso, ambos ocurridos en 1314, dos años después de la muerte de Fernando IV. El último Gran Maestre de la Orden del Temple, Jacques de Molay, fue quemado en la hoguera en París en marzo de 1314, y antes de morir, según refiere la tradición, conminó a comparecer ante Dios, en el plazo de un año, al papa Clemente V, al rey Felipe IV de Francia y a Guillermo de Nogaret, responsables de la supresión de la Orden del Temple y de la muerte de muchos de sus miembros.

El historiador y arqueólogo palentino Francisco Simón y Nieto, señaló en 1912 en su obra "Una página del reinado de Fernando IV. Pleito seguido en Valladolid ante el rey y su corte en una sesión, por los personeros de Palencia contra el Obispo D. Álvaro Carrillo, 28 de mayo de 1298" que la causa última de la muerte de Fernando IV pudo ser una trombosis coronaria, aunque sin descartar otras, como hemorragia cerebral, edema agudo de pulmón, angina de pecho, infarto de miocardio, embolia, síncope u otras.

Aunque desde  el siglo XVI los historiadores cuestionaran la veracidad del emplazamiento (que los hermanos Carvajal supuestamente hicieron al rey para verse en un juicio ante Dios) y la truculenta muerte de don Fernando, no impidió que la leyenda floreciera con especial fuerza durante el Romanticismo.

Bretón de los Herreros estrenó en 1837 un drama histórico en cinco actos sobre el tema.

Wikipedia
Mientras que el cuadro Los últimos momentos de Fernando IV el Emplazado, pintado en Roma en 1856 por José Casado del Alisal (comprado en 1860 por el Gobierno para el Museo del Prado y hoy depositado en el Palacio del Senado), representa la expiración del monarca ante la mirada fantasmal de los dos hermanos ajusticiados.

Tras el teatro y la pintura. el tema hizo fortuna en la música. El mismo argumento fue escogido por Valentín María de Zubiaurre (Garay, Vizcaya, 1837 – Madrid, 1914) para su segunda ópera, con un libreto que convierte la leyenda medieval en la lucha del pueblo castellano contra la tiranía de un rey. Don Fernando el Emplazado supuso la consagración de Zubiaurre ya que la primera,  Luis de Camoens, fue un trabajo académico de 1864 que nunca llegó a estrenarse.

Su gestación corre paralela a los convulsos años de la Revolución de 1868, la monarquía de Amadeo de Saboya y la Primera República, lo que podría explicar que escogiera ese argumento y también quizás el éxito de la obra.

Por otro lado, la obra se enmarca en la singularidad de la escena madrileña que, desde mediados de siglo, estaba dominada por dos tendencias diferenciadas y complementarias (algunos dirían que opuestas): el auge de la zarzuela, el espectáculo de mayor popularidad desde la fundación del teatro homónimo en 1856, que frecuentaban todas las clases sociales; y la consolidación de ópera italiana, entretenimiento de las élites desde la inauguración del Teatro Real en 1850 –rebautizado como Teatro Nacional de Ópera tras la Gloriosa–, cuyo repertorio no era muy diferente de lo que se podía escuchar en muchos teatros europeos, sobre todo Rossini, Bellini, Donizetti, Verdi y Meyerbeer, siempre cantados en italiano.

Los compositores españoles estaban prácticamente excluidos, ya que tras dos reestrenos de Emilio Arrieta en los años 1850, no se interpretó obra alguna de compositor español durante más de quince años.

Fueron estas dificultades las que llevaron a convocar en 1867 un Certamen Nacional de Ópera, que permitiera “la instalación del espectáculo de la grande ópera española”.

La obra alcanzó uno de los premios del certamen e inauguró el Teatro Alhambra el 12 de mayo de 1871, con presencia del rey Amadeo de Saboya. Dos meses antes, Emilio Arrieta había conseguido representar la adaptación operística de Marina en el Teatro Real, excepcionalmente cantada en español. Esta confluencia, después de varios años de sequía, conllevó que ambos estrenos fueran considerados por la crítica como el verdadero inicio de la opera española (entendiendo como tal ópera en lengua castellana), a pesar de que ambas se habían gestado como algo diferente: Marina fue escrita originalmente como zarzuela y Don Fernando como ópera en italiano (tras lo cual Zubiaurre encargó un segundo libreto en castellano y adaptó la partitura al mismo).



sábado, 30 de octubre de 2021

84 . "Roma no paga traidores", la frase que inventó un cronista

 

"La muerte de Viriato". José de Madrazo. Museo del Prado
Wikipedia


La frase –en latín, "Roma traditoribus non praemiat"–, que hoy día se usa como advertencia a quien pueda albergar intenciones de cometer una traición de que no va a obtener recompensa por ello, proviene de una tradición popular de origen incierto.

Su origen puede estar en los cronistas que contaron la captura de Viriato, que mostraron su rechazo a la estrategia que llevó a cabo el procónsul para acabar con el líder lusitano.

La historia latina cuenta la aventura de Roma y Viriato, guerrero lusitano que puso una importante oposición mediante guerrillas al avance de los romanos en la Península Ibérica entre los años 147 y 139 a. de C. El procónsul Máximo Serviliano Cepión firmó con el guerrillero un tratado de paz en el que se aseguraba la independencia de sus territorios.

En el Senado de Roma, este acuerdo no fue visto con buenos ojos y Máximo fue sustituido por su hermano Quinto Servilio Cepión, quien rompió el acuerdo y volvió al ataque contra Viriato. Para derrotarle, planeó un acuerdo con tres de sus más allegados para que vendieran al líder.

Se conoce esta historia a través de los cronistas romanos Diodoro, Orosio y Apiano. Otro escritor romano, Valerio Máximo, dejó por escrito en referencia a este hecho que "Cepión compró la victoria". Apiano indicó que el procónsul pagó a los tres guerrilleros que entregaron a Viriato aunque no les satisfizo con las otras exigencias que pedían.

De esta forma, la frase "Roma no paga traidores" -originalmente atribuida a Quinto Servilio Cepión quien la pronunció al enfrentarse a los tres guerrilleros- podría ser una invención de alguno de los cronistas mencionados. La historia contemporánea afirma que los cronistas pretendían demostrar el honor de Roma a la vez que criticaban la estrategia llevada a cabo para vencer a Viriato, lejos de la rectitud moral de los generales romanos en la batalla. "Pagar a traidores" no fue aprobado por los altos cargos y senadores.

lunes, 26 de julio de 2021

63. Echar con cajas destempladas

 


Echar con cajas destempladas es una expresión que viene del ámbito militar:

 Acto público por el que un militar, que había cometido alguna falta o delito, era humillado públicamente frente a sus compañeros y mandos tras ser expulsado del cuerpo, o al conducirlo al calabozo o, incluso, antes de ser ejecutarlo.

Durante el trayecto, los tamborileros de la unidad debían destemplar las cajas, es decir, desajustar los bordones (hilos que cruzan el instrumento) o parches, que proporcionan la peculiar sonoridad de los instrumentos de percusión, de manera que acompañaban al encausado tocando unos redobles que sonaban estridentes y nada armoniosos.

miércoles, 7 de julio de 2021

59. "Comerse un marrón"

 


Comerse un marrón es una expresión que se suele utilizar con el significado de  a algún problema gordo que nos viene de repente y que en principio no nos correspondía.

Seguro que mucha gente cree que la expresión "comerse un marrón" es bastante moderna. Pues en realidad no, más bien todo lo contrario, ya que su origen parece estar en algo ya fuera de uso.

Su origen, según parece, está asociado a Salamanca, donde se llamaba marrón al tronco o viga que en las construcciones populares se utilizaba para colgar la matanza, trastos, herramientas… (en la foto) es decir, el marrón era algo que cargaba con todo. Por lo tanto, el origen del dicho era más bien «cargar a alguien como a un marrón«, que cargar el marrón a alguien, que es el uso habitual en nuestros días.

He encontrado otra explicación. Que cada cual se quede con la que más le guste. La segunda explicación viene de  la Primera Guerra Mundial, donde en la batalla de Verdún, a los exploradores franceses el general Nivelle los premiaba con un “marrón glacé”, para animarlos. Esto que empezó siendo un premio, acabó teniendo teniendo connotaciones negativas, pues había un alto número de bajas entre ellos. Y pues no les compensaba la delicia del dulce con el peligro de la misión.



domingo, 6 de junio de 2021

54. El huevo de Colón

 


La definición de esta expresión es la de «cosa que aparenta tener mucha dificultad pero resulta ser fácil al conocer su artificio». Una expresión que surgió por la novelización de una reunión en la que algunos cortesanos le dijeron a Cristóbal Colón que su Descubrimiento no tenía nada de particular y tarde o temprano hubiera ocurrido. Para demostrarles su error, Colón les invitó a que pusiesen derecho un huevo cocido. Todos dijeron que aquello era imposible, y él, entonces, dando al huevo un pequeño golpe contra la mesa, lo colocó de pie por efecto de la abolladura del cascarón. Protestaron diciendo que aquello era muy fácil, pero a ninguno de ellos se le había ocurrido hacerlo.

No obstante, esta misma anécdota se contaba anteriormente a Colón con otros protagonistas, como Brunelleschi, el célebre arquitecto florentino, y el famoso constructor Juanelo Turriano, relojero de Carlos I,  quien inventó el artificio para subir a lo más alto de Toledo las aguas del Tajo.

lunes, 26 de abril de 2021

48. Armar la de Dios es Cristo

 

Cristo Pantocrator de la catedral de Cefalú (Sicilia)

Se aplica a las pendencias en donde todos gritan y ninguno se entiende. Y a las tremolinas y reyertas muy grandes y ruidosas.

Esta expresión proviene de las controversias que se armaron en el Concilio de Nicea al discutirse la doble naturaleza, humana y divina, de Jesucristo.

Otra versión es se refiere a la perturbación ocurrida en el Calvario cuando los judíos deicidas se convencieron de que el Crucificado era verdaderamente el Hijo de Dios por el temblor de tierra y los fenómenos que acompañaron a su muerte.

miércoles, 24 de marzo de 2021

43. Echar el muerto a otro

 

La expresión echar el muerto y sus variantes echar el muerto a casa, a puerta ajena o al vecino, se utilizan comúnmente para imputar a un tercero la culpa de lo que no ha hecho, según el diccionario.


Al parecer, el origen de esta expresión se remonta a la Edad Media. Según las leyes medievales, cuando dentro del término de un pueblo aparecía el cadáver de una persona muerta de forma violenta y no se llegaba a esclarecer quién había cometido el asesinato, los habitantes de dicho municipio estaban obligados a pagar una multa.


Para evitar saldar la sanción, que se conocía como homicisium, los vecinos azuzaban el ingenio hasta límites insospechados.

Uno de los recursos más utilizados era no airear el hallazgo, meter el cadáver en un saco y, por la noche, arrojarlo en el término de otro pueblo próximo. Así pues, la expresión echar el muerto a otro pueblo vecino nació para referirse al traslado de un cadáver sospechoso para evitar multas.

domingo, 7 de marzo de 2021

40. Quemar las naves


 La expresión «quemar las naves» ha sido sinónimo a lo largo de la historia de lanzarse a por un objetivo a la desesperada, renunciando a la posibilidad de dar marcha atrás ante un eventual fracaso. Algo similar a lo que Hernán Cortés hizo en su campaña contra el Imperio azteca. «Propuso Cortés ir a México. Y para que le siguiesen todos, aunque no quisiesen, acordó quebrar los navíos, cosa recia y peligrosa y de gran pérdida», narra el cronista López de Gómara sobre la decisión de Cortés. El 8 de noviembre de 1519 iniciaron el viaje definitivo hacia Tenochtitlán los 400 españoles supervivientes, acompañados de 15 caballos y siete cañones, que pasarían a la historia como los principales responsables del derrumbe del estado mexica. Ya no había marcha atrás.

Sin embargo, parece ser que Cortés tuvo un ilustre predecesor: Alejandro Magno.

Al llegar a la costa Fenicia, Alejandro Magno observó que sus enemigos le triplicaban en número y que su tropa se veía derrotada antes de pisar el campo de batalla. Alejandro Magno desembarcó e inmediatamente mandó quemar todas las naves. Mientras su flota ardía, el líder macedonio «reunió a sus hombres y les dijo: «Observad cómo se queman los barcos... Esa es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podremos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá reunirse con su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos». «Cuando regresemos, lo haremos en los barcos del enemigo», anunció.


jueves, 7 de enero de 2021

31. Costar un ojo de la cara

Diego de Almagro, retrato atribuído a Alonso Cano

 

La expresión “costar un ojo de la cara” la solemos usar cuando realizar algo cuesta mucho trabajo y sacrificio, o cuando algo es extremadamente caro.


El origen es más literal de lo que podemos pensar, ya que al creador de la expresión es verdad que le costó un ojo de la cara.


Nuestro protagonista es el navegador y conquistador Diego de Almagro, que en el Siglo XVI se dedicó a realizar expediciones de exploración y ocupación por Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Chile (de ésta última se le considera descubridor).


Durante una expedición realizada entre finales de 1524 y principios de 1525 en la que Diego de Almagro fue a socorrer a Francisco Pizarro (que quiso tomar el Fortín del Cacique de las Piedras, en la actual Colombia) fue atacado brutalmente y herido por la flecha de un indígena en un ojo, quedándose tuerto.


Al cabo del tiempo, Diego de Almagro se entrevistó con el monarca Carlos I explicándole:


“El negocio de defender los intereses de la Corona me ha costado un ojo de la cara”






jueves, 31 de diciembre de 2020

29. Pasar bajo las horcas caudinas

 


Esta expresión significa “sufrir el sonrojo de hacer por fuerza lo que no se quiere”. Se origina en el siguiente hecho:

Cerca de Caudio se encontraba el desfiladero de las Horcas Caudinas, que se debía atravesar para ir de la Campania al Samnio.

Allí y durante la Segunda Guerra Samnita el ejército romano, cuyos comandantes eran los cónsules Espurio Postumio Albino y Tito Veturio Calvino, fue engañado por unos soldados samnitas disfrazados de pastores, con el resultado de que los romanos se vieron atrapados en el desfiladero.

Todos los soldados, con los dos cónsules y los restantes oficiales incluídos, tuvieron que pasar “bajo el yugo”, lo que quiere decir que desarmados y sin más vestimenta que una túnica debían pasar de uno en uno debajo de una lanza horizontal dispuesta sobre otras dos clavadas en el suelo. De ahí la expresión, es decir, verse obligado a soportar condiciones humillantes.


28. De calvo a calvo

 



Esta locución latina, a calvo ad calvum, significa de calvo a calvo. Pero en el sentido de "del primero al último". Fue pronunciada por Calígula.

Calígula era un calvo vergonzante. Calígula tenía una avanzada alopecia androgenética, con profundas entradas mal disimuladas. Se echaba continuamente el flequillo hacia adelante y se colocaba la corona de laurel siempre que podía para no dejar descubierta la calva. Evidentemente, los retratos oficiales estaban censurados, aunque se logra vislumbrar una incipiente pero clara calvicie, Tenía además un importante hirsutismo corporal y una implantación muy baja del pelo occipital que le cubría buena parte de la nuca y cuello (una característica genética de la familia Julia-Claudia, ya que tanto Tiberio como Claudio presentaban este rasgo). Todo esto le daba una cierta apariencia caprina, que había sido motivo de chanzas y burlas en su juventud. Según cuenta Cayo Suetonio en su obra “El libro de los doce césares“, Calígula no permitía que nadie lo mirara desde lo alto, ya que se veía claramente su calvicie. Tampoco permitía que nadie osara mirar fijamente a sus despobladas sienes ni que se pronunciara cerca de él la palabra "cabra", cosa que consideraba un delito capital, que no dudaba en castigar con desproporcionada dureza. Quien se presentara ante él luciendo una poblada cabellera corría el peligro de desatar su ira. Además de la vergüenza de su calva, era muy presumido y se teñía el cabello de rubio, algo muy frecuente en Roma, donde todos envidiaban los cabellos de ese color.

En cierta ocasión en que Roma estaba en crisis económica, nada mejor que organizar unos juegos circenses para relajar el ambiente. La carne para las fieras del circo llegó a ser tan cara que el emperador ofreció, para alimentar a las bestias, algunos criminales. Calígula en persona visitó la prisión, mandó formar a los prisioneros y entonces dio la orden: De calvo a calvo.

Resultó que el primero y el último de los presos de la fila eran calvos, de forma que lo que Callígula quiso decir fue "todos". Y así se hizo. 

27. ¡Ancha es Castilla!

 


Se emplea esta expresión para dar a entender que alguien tiene libertad (o se la toma) para hacer lo que le venga en gana, sin límites ni fronteras, como no tiene límites ni fronteras la tierra castellana.

El dicho completo es “Ancha es Castilla, que el rey paga”, y se originó durante las épocas de la repoblación de la meseta (siglos X-XII), y seguramente aludía, aparte de a la extensión del terreno, a los beneficios económicos y de otro tipo que se obtenían al repoblar las tierras que iban quedando desiertas tras la reconquista a los musulmanes.