Esta expresión significa “sufrir el sonrojo de hacer por fuerza lo que no se quiere”. Se origina en el siguiente hecho:
Cerca de Caudio se encontraba el desfiladero de las Horcas Caudinas, que se debía atravesar para ir de la Campania al Samnio.
Allí y durante la Segunda Guerra Samnita el ejército romano, cuyos comandantes eran los cónsules Espurio Postumio Albino y Tito Veturio Calvino, fue engañado por unos soldados samnitas disfrazados de pastores, con el resultado de que los romanos se vieron atrapados en el desfiladero.
Todos los soldados, con los dos cónsules y los restantes oficiales incluídos, tuvieron que pasar “bajo el yugo”, lo que quiere decir que desarmados y sin más vestimenta que una túnica debían pasar de uno en uno debajo de una lanza horizontal dispuesta sobre otras dos clavadas en el suelo. De ahí la expresión, es decir, verse obligado a soportar condiciones humillantes.
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