jueves, 31 de diciembre de 2020

28. De calvo a calvo

 



Esta locución latina, a calvo ad calvum, significa de calvo a calvo. Pero en el sentido de "del primero al último". Fue pronunciada por Calígula.

Calígula era un calvo vergonzante. Calígula tenía una avanzada alopecia androgenética, con profundas entradas mal disimuladas. Se echaba continuamente el flequillo hacia adelante y se colocaba la corona de laurel siempre que podía para no dejar descubierta la calva. Evidentemente, los retratos oficiales estaban censurados, aunque se logra vislumbrar una incipiente pero clara calvicie, Tenía además un importante hirsutismo corporal y una implantación muy baja del pelo occipital que le cubría buena parte de la nuca y cuello (una característica genética de la familia Julia-Claudia, ya que tanto Tiberio como Claudio presentaban este rasgo). Todo esto le daba una cierta apariencia caprina, que había sido motivo de chanzas y burlas en su juventud. Según cuenta Cayo Suetonio en su obra “El libro de los doce césares“, Calígula no permitía que nadie lo mirara desde lo alto, ya que se veía claramente su calvicie. Tampoco permitía que nadie osara mirar fijamente a sus despobladas sienes ni que se pronunciara cerca de él la palabra "cabra", cosa que consideraba un delito capital, que no dudaba en castigar con desproporcionada dureza. Quien se presentara ante él luciendo una poblada cabellera corría el peligro de desatar su ira. Además de la vergüenza de su calva, era muy presumido y se teñía el cabello de rubio, algo muy frecuente en Roma, donde todos envidiaban los cabellos de ese color.

En cierta ocasión en que Roma estaba en crisis económica, nada mejor que organizar unos juegos circenses para relajar el ambiente. La carne para las fieras del circo llegó a ser tan cara que el emperador ofreció, para alimentar a las bestias, algunos criminales. Calígula en persona visitó la prisión, mandó formar a los prisioneros y entonces dio la orden: De calvo a calvo.

Resultó que el primero y el último de los presos de la fila eran calvos, de forma que lo que Callígula quiso decir fue "todos". Y así se hizo. 

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