martes, 30 de marzo de 2021

44. Dos arqueólogos y dos misterios

 La entrada de hoy es tan diferente de las demás que quiero dejar claro, antes que nada, algunas cuestiones. No creo en pseudociencias, en alienígenas que visitaron la tierra en la antigüedad, ni en fenómenos paranormales. Creo, sin embargo, que hay mucho fraude, mucha ignorancia, mucho "listillo" que quiere vivir del cuento y mucho bromista estúpido. Si alguien quiere familiarizarse con cómo la ciencia  ha desacreditado algunos de estos goles que nos han querido colar os invito a visitar la entrada de Wikipedia dedicada a los oopart , acrónimo en inglés de "objetos fuera del tiempo o lugar".

Dejando esto claro, os voy a contar un episodio curioso dentro del descubrimiento de la cultura minoica que resulta curioso, y con esto no quiero decir que sea extraño, inexplicable ni atribuible a hombrecillos verdes y/o cabezones. Como es usual, empiezo desde un poco atrás, para ponerlo todo en contexto. 

Retrato de Arthur Evans
  Sir Arthur Evans fue   el hijo mayor del arqueólogo, geólogo, distinguido coleccionista y numismático John Evans. Su padre, les había llevado desde pequeños a él y a sus hermanos a buscar fósiles, huesos, puntas de flecha, piedras de pedernal o sílex y eso despertó en él la pasión por el “trabajo de Campo”.

Cuando fue a ver las excavaciones paleolíticas del Valle del Somme, Francia, su afición por la arqueología se afirmó.

John Evans era un experto en monedas antiguas y las asociaciones de anticuarios de Gran Bretaña le tenían a sus criterios mucha estima.

Quizás la influencia y el dinero de su padre le permitió entrar en Oxford y estudiar Historia Moderna, no antigua, Arthur no era un alumno, digamos brillante. Cuando acabó los estudios marchó a Alemania a continuar estudiando en Gotinga, pero sólo estuvo allí cuatro meses. Lo que le gustaba realmente era el “trabajo de campo”.

En pequeñas tiendas donde se vendían antigüedades, compró “sellos cretenses” y cuando preguntó su procedencia, el vendedor le dijo que en la región del Egeo había muchos yacimientos todavía sin explorar… Evans nunca olvidó estas palabras.

Arthur se casó con la hija de uno de sus profesores, Margaret, en 1878 estableciéndose como periodista en Dubrovnik, corresponsal del periódico inglés The Manchester Guardian. Su padre consiguió para él, el puesto de Conservador del Museo Ashmolean de Oxford. Era un nombramiento puramente honorario, la paga era simbólica y el museo, cuando Evans se hizo cargo, era poco más que un almacén de una planta en la que se amontonaban las antigüedades que regalaban a la Universidad de Oxford, lo que otros museos habían rechazado por ser poco importantes. Pero a él, ese nombramiento, que duró de 1884 a 1908, le valió para viajar oficialmente comprando antigüedades en nombre del museo. Se esforzó por dar importancia a sus colecciones, convirtiéndose en profesor extraordinario de Arqueología prehistórica de Oxford en 1909.

La muerte  prematura de su mujer sumió a Evans en una depresión. Sus amigos le aconsejaron que viajara para recuperarse. Y entonces, Evans viajó a Creta.

En 1892, Evans conoció a Federico Halbherr -arqueólogo italiano que realizó importantes excavaciones en Festos , Gortyna y Hagia Triada , y presentó varias publicaciones. En 1910 fue el fundador y primer director de la Misión Arqueológica Italiana en Creta (más tarde se conocería como Escuela Arqueológica Italiana de Atenas)

Durante un discurso en 1896, Sir Evans sugirió que la “civilización micénica” de la Grecia continental tuvo sus orígenes en Creta.

Minos Kalokeirinós
Posteriormente conoció, a Minos Kalokeirinós en Creta. Su padre era un rico industrial así que Minos, que orgullosamente llevaba el nombre del mítico rey de Creta, se dedicó al estudio de los clásicos que amaba como Herodoto, Estrabón, Homero y a la arqueología. Fue el primero en excavar y encontró algunos indicios en Cnosos. Minos compró los terrenos, condición indispensable para comenzar a excavar y empezó sus trabajos. Según la ley turca tenía derecho a un tercio de los hallazgos. Pero el gobernador de Herakleion, se presentó en la codiciada colina de Kephala y mandó parar las excavaciones.

 Pero entonces la historia dio un giro y en 1,897 tuvo lugar La guerra greco-turca  o Guerra de los Treinta Días. Fue un conflicto bélico entre la Grecia y el Imperio otomano por la soberanía de Creta.  Si bien ganaron los otomanos, las grandes potencias europeas obligaron a los turcos a dar la independencia a Creta, que fue ocupada por una Fuerza Internacional a cuyo frente estaba Inglaterra. Por eso… no fue extraño que Evans pudiera comprar entonces la cuarta parte de la Colina de Kephala por 6.000 dracmas. Para entonces Evans había recibido la herencia de su padre y de su esposa. Era muy rico y sabía que podía dedicar el resto de su vida a las excavaciones sin preocupaciones.

Hizo construir una villa (Villa Ariadna) junto a la colina y se fue a vivir junto a sus queridas ruinas dispuesto a invertir en Cnosos toda su vida y su fortuna.


El 23 de marzo de 1900 comenzó la excavación. La capacidad de trabajo del equipo de Evans era prodigiosa. En sólo seis años, de 1900 a 1905, puso al descubierto una superficie de 13.000 metros cuadrados. No lo hizo solo, sino que reunió un bien equipo.

Llevó de ayudante a un verdadero arqueólogo, el escocés, Duncan Mackenzie que dirigía las excavaciones, e hizo venir a varios arquitectos entre ellos Theodor Fyfe y Christian Doll.

Trabajadores locales griegos y musulmanes: Grigoris Antoniou, antiguo expoliador de tumbas, y Manolis Akoumiadakis, un pastor de ovejas que acabó conociendo Cnosos mejor que Evans. Ceramistas, fotógrafos, pintores, peones de albañil, lavadoras de cerámica y picapedreros etc. todos preparados para lo que se pudiera presentar. A este grupo se agregaron los Gilliéron-padre e hijo, pintores y dibujantes suizos establecidos en Atenas, quienes se encargaron de reproducir fielmente a la acuarela todos los frescos y posteriormente se hicieron cargo de su reconstitución.

Se ha criticado mucho a Evans (Le llamaron "el constructor de ruinas") por las restauraciones de Creta. Es un gran error juzgar acciones del pasado según nuestros actuales criterios. Evans no tuvo más intención que la preservación del extraordinario palacio. En 1.905 llovió muchísimo en Creta. Al volver para su segunda campaña de excavaciones, se encontraron con el yacimiento asolado por las lluvias. Evans se dio cuenta de que había que llevar, paralelamente a la excavación, las labores de reconstitución y conservación. y los expertos de su equipo le advirtieron de que el yacimiento estaba en zona de gran actividad sísmica. por eso, en 1.906 se embarcó en un proyecto de consolidación para que las generaciones siguientes pudieran llegar a conocer el palacio tal como él lo conoció. En las estancias de dos alturas, Evans probó a sostenerlas con vigas de madera, y ensayó fustes y capiteles de piedra, con resultado negativo. Al final no hubo otra solución que usar hormigón armado y finalmente fue esto, lo que impidió que los restos se desplomaran en el terremoto de 1926 y posteriores dada la cantidad de terremotos que han asolado a Creta.



Utilizó e hizo “arreglos varios” poco ortodoxos. Pero… hay que situarse en el contexto de una época en que la arqueología se debatía entre su “pasado anticuario” y su “futuro científico“.

De los frescos, a veces se conservaba una minúscula parte. Los pintores, echaron a volar su imaginación en el trabajo. Algunos críticos opinaron que más que una “reconstitución“, aquello parecía “la portada de la revista Vogue”. También le acusaron de haber usado unos colores demasiado fuertes… pero en realidad, ése era el color que debieron tener en su tiempo. Investigaciones posteriores le dieron la razón a Evans.


¡¡¡¡Que utilizó cemento para consolidar el edificio!!!! toda la comunidad internacional se llevó las manos a la cabeza, olvidando… que los italianos, que siempre se creyeron los lideres de las restauraciones, hicieron lo mismo en las ruinas de Leptis Magna en Libia o de los sacrilegios cometidos en la Mesopotamia para desembarazarse de las ruinas romanas que ocultaban las ciudades construidas bajo sus cimientos. De igual modo, recordar que hoy hay alternativas al cemento, al hormigón y a los metales que unen sillares de piedra o tambores de columnas en la Acrópolis de Atenas, por ejemplo. La primera vez que fui a Atenas, estaban cambiando todos los elementos metálicos del Partenón por titanio. Pero eso no fue hasta 1. 988.

Las críticas más duras, de sus propios colegas, aunque algunos, no tenían más remedio que reconocer que la imagen del palacio era poderosa.

Por un lado, no solo descubrió, supo dar forma y sentido a una masa informe de materiales dispersos, pasadizos y piezas sueltas. La evolución y estratigrafía histórica del palacio, son correctas. Además, supo plasmar de forma visual y teórica ideas sobre la Civilización Minoica y salvó los restos encontrados.



Sin él, no existirían los Minoicos, y eso está fuera de toda duda. Hoy, gracias a los dibujos de los Gilliéron y a las fotografías que Evans usó desde el primer momento, se puede reconstruir la historia de la excavación y comprobar el alcance de su intervención y alteración de los restos.

El 5 de febrero de 1924, Evans cedió Cnosos a la Escuela Británica de Atenas. Hasta 1935 Evans dirigió las excavaciones en Creta. Murió en 1.941 a los 90 años. En su testamento, Evans legó su colección de diez mil monedas al Museo Ashmolean. La colección de Arthur Evans todavía hoy se considera una de las colecciones de monedas más famosas del siglo XX. Además de las monedas, donó su colección de objetos arqueológicos (con algunas de las mejores muestras de arte minoico existentes fuera de Creta). Especialmente importantes son las tablillas de arcilla encontradas en por Evans y que fueron al Ashmolean.  Un incendio providencial había “cocido” la arcilla y su conservación era perfecta.

Evans logró diferenciar en esas tablillas dos escrituras, a las que llamó lineal A y lineal B 

La primera, Lineal A, está siendo actualmente estudiada por Brent Davis de la Universidad de Melbourne con grandes progresos. La segunda, Lineal B fue descifrada en 1,959 por el ingeniero inglés, Michael Ventris.

Ventris fue un ingeniero británico. Gran aficionado a las lenguas clásicas desde niño y especialmente al latín y al griego, consiguió en 1952 descifrar que el griego es el idioma que refleja el silabario Lineal B, abriendo un nuevo campo de investigación filológica.​  Se basó en el trabajo realizado en la década de 1940 por la investigadora estadounidense Alice Kober, Ésta ideó un método rudimentario para establecer las relaciones entre los signos escritos comparando prefijos y sufijos de palabras.

Casi al mismo tiempo que Evans comenzaba las excavaciones en Cnossos, en el lado contrario de la isla de Creta comenzaron también las excavaciones que sacaron a la luz el segundo gran palacio de la civilización monoica, el palacio de Festos (Cnossos en el norte y Festos en el sur de la isla). Estas excavaciones se asignaron a los arqueólogos italianos. Las comenzó Halbherr y cuando éste se marchó a excavar a Libia, continuó Luigi Pernier.

Luigi Pernier

 Luigi Pernier fue un arqueólogo y académico italiano de mucho prestigio. Director del Museo Arqueológico de Florencia y profesor de arqueología e historia Antigua en la Universidad de la misma ciudad. El palacio que dejó al descubierto tenía muchos puntos en común con el de Cnossos. En el verano de 1.908 se encontraba excavando una habitación de la zona residencial del palacio cuando halló un objeto que levantó mucha polvareda, dando que hablar durante décadas. Se trata del llamado "Disco de Festos".





Cara A y B del disco de Festos, conservado en el Museo de Heraklion



Se trata de un disco de arcilla, de unos 16 cm. de diámetro y casi 2 cm. de espesor medio, cubierto por ambas caras de una serie de signos que se extienden en espiral, desde el borde hacia el centro. Según declaró el mismo Pernier, estaba en un estrato revuelto en el que se mezclaban objetos de diferentes épocas, desde cerámica helenística (1.000 años posterior a los palacios minoicos). Como, según Pernier, el disco estaba tocando  una tablilla de arcilla con escritura lineal A, la fechó en la "época de los segundos palacios" (hacia 1.700-1.600 a. C.). El disco presenta unas líneas que separan tanto los "renglones" entre sí como unos grupos de signos de otros. Los signos que lo cubren son estampillados con algún tipo de molde a presión, mientras que las líneas son incisas. El disco presenta 145 signos diferentes. Inmediatamente se pusieron a la tarea de descifrarlo, pero hasta el día de hoy no se ha conseguido. No es lineal A, ni lineal B, ni escritura hitita, ni jeroglífica egipcia, ni ninguna otra conocida hasta la fecha.

Después de décadas de intentos, algunos expertos empezaron a dudar del objeto. alegando las siguientes "incoherencias":

- Todas las tablillas escritas sobre arcilla halladas en Creta, son de arcilla sin cocer, pero el disco de Festos está cocido en un horno. Y se ha cocido expresamente, y no por causa de un incendio fortuito, como ocurre a veces.

- Cuando se analizó la arcilla, se llegó a la conclusión de que no procedía de Creta, sino de algún lugar fuera de la isla, del que fue traída.

- Es la única pieza de la isla realizada mediante el estampillado de tipos móviles, algo que ahora nos parece muy normal, pero que no existía hasta que fue  inventado por Gutemberg en el siglo XV, con la excepción de unos intentos aislados en China.

- Los signos no se reparten de forma uniforme sobre ambas caras, como ocurre con cualquier texto en cualquier lengua. por ejemplo, si tomamos dos fragmentos de texto en castellano, veremos que se repiten muchas "a, e, r y s " y muy pocas "x, z e y". e el disco de Festos,  el símbolo del escudo aparece 15 veces en un lado del disco, sin embargo sólo aparece dos veces en el otro, algo que no cuadra con una escritura "real" que seria más uniforme. Igualmente el símbolo de un yelmo aparece dos veces en un lado y dieciséis en el otro.

- en el disco aparecen 145 signos diferentes, lo que es demasiado para una escritura alfabética. Los alfabetos tienen veintitantos o treinta y algo letras. No es escritura alfabética. Al mismo tiempo son demasiado pocos para ser  escritura jeroglífica o silábica, que suelen tener más de 100 o unos 70, respectivamente. Si no es escritura alfabética, ni jeroglífica, ni silábica, ¿qué tipo de escritura es?

Otra característica del disco es que parece leerse de fuera hacia dentro y de derecha a izquierda, todo lo contrario que el resto de escrituras documentadas de la isla de Creta.


Cargados con todas estas razones, algunos expertos comenzaron a defender la idea de que el disco era falso, que alguien le había gastado una broma a Pernier o que el mismo Pernier lo había falsificado, por una razón que aún no se había revelado. Y cuando ya casi todo el mundo creía que el disco era falso, apareció esto:

El disco de Vladikavkaz

La cuestión es que este fragmento de disco no apareció en Creta, sino que se halló en 1.991 al realizar unas obras en el sótano de una casa construida en 1.880 en la cuidad de Vladikavkaz, capital de Ossetia del norte, una pequeña república soviética del Caúcaso, encajada entre Rusia y Georgia. El disco de Vladikavkaz tiene 20 signos muy parecidos a los del disco de Festos (algunos  exactamente iguales).También algunas diferencias (los signos están grabados con un punzón).  Actualmente se encuentra en paradero desconocido.    Por eso  no se ha podido realizar aun ningún estudio serio sobre el segundo disco, que sin duda tiene muchas cosas que aclarar.















miércoles, 24 de marzo de 2021

43. Echar el muerto a otro

 

La expresión echar el muerto y sus variantes echar el muerto a casa, a puerta ajena o al vecino, se utilizan comúnmente para imputar a un tercero la culpa de lo que no ha hecho, según el diccionario.


Al parecer, el origen de esta expresión se remonta a la Edad Media. Según las leyes medievales, cuando dentro del término de un pueblo aparecía el cadáver de una persona muerta de forma violenta y no se llegaba a esclarecer quién había cometido el asesinato, los habitantes de dicho municipio estaban obligados a pagar una multa.


Para evitar saldar la sanción, que se conocía como homicisium, los vecinos azuzaban el ingenio hasta límites insospechados.

Uno de los recursos más utilizados era no airear el hallazgo, meter el cadáver en un saco y, por la noche, arrojarlo en el término de otro pueblo próximo. Así pues, la expresión echar el muerto a otro pueblo vecino nació para referirse al traslado de un cadáver sospechoso para evitar multas.

martes, 16 de marzo de 2021

42. Para "presumir" hay que "sufrir"


 Durante toda la historia, la moda impuso a mujeres y hombre ciertos vestidos y accesorios que, en ocasiones, era útiles y apropiados, pero que en otras resultaron ser incómodos y hasta peligrosos e incluso mortales. Hoy repasaremos algunas de las modas más peligrosas, empezando por la crinolina.

La crinolina

Durante la primera mitad del siglo XIX la moda imponía para las mujeres una silueta en forma de campana. Para conseguir esa forma, las mujeres llevaban bajo la falda capas y capas de enaguas, tanto en invierno como en verano. Hasta 8 enaguas superpuestas llegaron a ser frecuentes. Pero no era solución cómoda ni práctica Tantas enaguas daban calor y, además se ensuciaban mucho al llegar casi hasta el suelo. Las coladas debían ser  enormes. Alrededor de 1.856 la industria del acero había avanzado lo suficiente como para posibilitar un invento que permitió sustituir las enaguas por algo que en principio pareció un avance pero que, como veremos, no resultó tan ventajoso: la crinolina.


 


Crinolina

   La crinolina era una prenda interior femenina que formaba un armazón de tela rígida con aros de metal capaz de sostener el peso de la falda y al mismo tiempo lo bastante flexible como para deformarse ligeramente (como para sentarse, por ejemplo) y luego recuperar la forma original. En Europa la puso de moda la esposa del emperador Napoleón III, Eugenia de Montijo, pero la moda se extendió como la pólvora por toda Europa y Estados Unidos. A España llegó en el reinado de Isabel II, con el nombre de miriñaque. La mujer de Lincoln usó crinolinas que le había hecho su modista afroamericana y todas las mujeres comenzaron a imitarla. Durante la guerra de Secesión algunas mujeres se aprovecharon de sus crinolinas para pasar de contrabando a los estados del Sur algunos productos, seguras de que ningún guarda fronterizo iba a registrarlas bajo las faldas (1) La crinolina hizo furor, y cada vez se hicieron más grandes, llegando incluso a los tres metros de diámetro. Fue tal el éxito que se vendían  por miles, ya que, contra lo que se puede pensar, fue una moda accesible a todas las clases sociales. La usaban tanto criadas como burguesas o nobles. Ante tal perspectiva de negocio, algunas fábricas de productos de acero se reconvirtieron para fabricar solo crinolinas. pero la crinolina tenía un lado bastante oscuro:

En primer lugar, entorpecía mucho los movimientos. Aunque hubo quien defendía que el balanceo que producía al andar era muy atractivo, dos mujeres no podían entrar a la vez en la misma habitación, ni sentarse en el mismo sofá. Los anuncios de crinolinas en revistas femeninas, sin embargo, enfatizaban la comodidad frente a un montón de enaguas almidonadas, hasta que los periódicos comenzaron a publicar también sus riesgos La crinolina forzó  la modificación de puertas o sillas.

En segundo lugar, provocaba muchos accidentes. Pensad en como bajar una escalera sin ver dónde se ponen los pies los pies (2), o en como salir de un carruaje. El peligro de quedar atrapada entre las ruedas era real y ocurría con cierta frecuencia. Las mujeres trabajadoras corrían otros peligros a menudo. En muchas fábricas fueron prohibidas, por el peligro de que quedaran atrapadas por máquinas (3). también en el servicio doméstico. Una criada con crinolina que se inclinara para limpiar los escalones de entrada a una casa o se subiera a una escalera para limpiar las ventanas podía sufrir un "vuelco" de la crinolina como el de un paraguas que se volviera con el viento, de forma que la parte inferior de su cuerpo quedaba a la vista con todas sus interioridades. Una persona que sufrió un incidente de esa clase, y no era una criada precisamente. A Consuelo Montagu, duquesa de Manchester, un golpe de viento le levantó la crinolina cuando caminaba por la calle y en cuestión de días toda Inglaterra sabía que la duquesa usaba ropa interior de color rojo (4). A partir de ese momento se pusieron de moda los pololos, un especie de pantalones bombachos adornados con encajes y cintas. Una carga más para la ya complicada ropa interior femenina. No es de extrañar que las señoras necesitaran doncellas para vestirse. Para ponerse el vestido sobre la crinolina se necesitaban dos personas que, subidas en una escalera y  llevando unos bastones en las manos,  hacían descender el vestido sobre la señora "enjaulada" por la crinolina, como se muestra en la ilustración de abajo.

Pero el principal peligro de las crinolinas era como ardían. Miles de mujeres murieron en accidentes domésticos. Margaret David era una criada de cocina de 14 años. Un día se paró ante la chimenea para coger unas cucharas del estante superior y su falda se prendió fuego. Murió al día siguiente.

Boston, 1858. Es viernes por la noche y ella está junto a la chimenea, como lo haría cualquiera en estos días en los que el invierno da sus últimos coletazos. El problema es que no tiene una noción muy exacta del espacio que ocupa ni de su cuerpo porque se ha extendido de tal manera (y no por haber engordado) que su falda, cuyo bajo alcanza unos siete pies de diámetro (más de 2 metros), podría albergar varias caderas como la suya.

Es una suerte haberse librado de aquellas insoportables enaguas almidonadas que, capa a capa, dejaban caer todo el peso sobre el cuerpo, privando de libertad a las piernas, casi paralizadas. ¡Hasta seis capas tuvo que llegar a usar para dar resaltar su cuerpo! La crinolina es más cómoda y más efectiva: da más volumen y realza el cuerpo femenino. ¡Qué belleza! ¡Y solo requiere una enagua!

Una chispa incendia su falda, las llamas avanzan por su vestido ante la mirada atónita de quienes no pueden ayudarla porque la jaula que envuelve sus piernas también aumenta las distancias y no permite que se acerquen a ella.

No conocemos su nombre. Días después, el 16 de marzo de 1858, The New York Times dio noticia de la muerte de «una chica joven, hermana de un respetable residente de la calle Beacon». El mismo periódico aseguraba que las heridas fueron tan graves que no sobrevivió más que unas horas.

No fue casualidad ni mala suerte. La misma noticia de The New York Times  sigue  a otra de Court Journal (Londres) del 20 de febrero de ese año, apenas un mes antes, «en la que encontramos catalogadas no menos de diecinueve muertes por esta causa, ocurridas en Inglaterra, entre el 1 de enero y mediados de febrero».

También en Boston, el vestido de la mujer del poeta Henry Wadsworth Longfellow prendió a causa de la crinolina cuando, estando ella sentada en su biblioteca, algo empezó a arder junto a su falda. Él tampoco pudo hacer nada por salvar a su mujer. Murió al día siguiente. Como murieron dos hermanas de Oscar Wilde en un baile. Aunque el anfitrión trató de cubrirlas con su capa y las hizo rodar escaleras abajo hasta la nieve, no pudo hacer nada por salvarlas.

Pero, además de accidentes domésticos,  hubo grandes tragedias: 

El 8 de diciembre de 1863, la Iglesia de la Compañía de Jesús de Santiago de Chile estaba repleta de gente al ser el día de la fiesta de la Inmaculada. La iglesia  ardió en llamas. Las salidas quedaron bloqueadas por las crinolinas de las mujeres. Hubo muchas víctimas por la acción del humo, por el fuego y por aplastamientos al intentar desesperadamente la huida pasando por encima de las mujeres que bloqueaban las puertas con sus faldas.

Las cuatro hermanas Gale, Cecilia (18 años), Adelina (19), Ana (20) y Ruth (15) integraban el cuerpo de baile del Teatro Continental de Filadelfia cuando se produjo la tragedia que segó la vida de las cuatro, junto a otras cinco personas más. Una multitud estimada en 1.500 personas que asistió la noche del 14 de septiembre de 1861 a la representación de “La Tempestad”, sobre la afamada obra de Shakespeare, fue sorprendida por extrañas luces y gritos que provenían de atrás del telón de fondo. Más atónitos quedaron los espectadores cuando la bailarina Cecilia Gale apareció corriendo por el escenario envuelta en llamas. La crinolina  del traje de Cecilia se había prendido al rozar  con un tubo de gas al agacharse para atar sus zapatillas de baile. Un carpintero del elenco consiguió cubrirla con una tela que arrancó de la escenografía. Se cerró el telón, se calmó a la multitud, pero en el backstage continuaba el drama. Las hermanas de Cecilia corrieron a ayudarla sin contar que también sus trajes se prenderían fuego. Ante la extensión de lo que ya era un incendio declarado, varias personas más murieron al arrojarse a la calle por las ventanas. El productor de la obra no se hizo responsable de las  consecuencias de tamaño accidente de trabajo y solo ha quedado registrado que pagó algunos gastos de sepelio. Total, 9 fallecidos.

Antecedentes españoles de miriñaques y crinolinas 

En la moda española existieron diferentes armazones que tenían como objetivo conseguir una determinada silueta femenina- Podemos hablar de verdugado, tontillo, paniers (el tontillo en Francia), guardainfante. Todos son formas de moldear el cuerpo según los cánones de belleza de la época.


Verdugado

El verdugado era un tipo de saya de la indumentaria femenina cortesana a partir del siglo XVI. Estaba formado por un armazón de alambres de madera o ballenas, o de aros ("verdugos") forrados y cosidos por su parte externa creando un cuerpo cónico. Se registra su aparición en el reinado de Isabel la Católica​ y sería el modelo para otros 'inventos', como el guardainfante, el panier, el tontillo, el miriñaque o la crinolina.​

De origen español, el verdugado se extendió posteriormente a toda Europa. En Inglaterra apareció hacia 1.545 y, dado su elevado precio, fue adoptado en la vestimenta de las clases altas. A lo largo del siglo XVII se dejó de utilizar, sustituyéndose por el aún más aparatoso e incómodo guardainfante, que ampliaba el aspecto acampanado de las prendas inferiores


El verdugado pasó de España  a Francia, Inglaterra y otros países. Este tipo de miriñaque de tela y cañas se instauró como prenda habitual durante el reinado de Carlos I de España, extendiéndose su uso por Europa desde nuestro país. Fue su nieta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II e Isabel de Valois, la que más veces aparece retratada utilizando bajo su vestido el verdugado español.

Guardainfante
 Las españolas no renunciaron al verdugado, y sobre él fueron elaborando las siluetas que precedieron al “guardainfante”, que hace su aparición alrededor de los años treinta, no sin antes pasar por la crítica de los moralistas y legisladores de la época. Se llama guardainfante a una especie de armazón redondo muy hueco hecho de varas flexibles unidas con cintas utilizado en la cintura por las mujeres españolas durante el siglo XVII. En opinión de los contemporáneos, vino de Francia, al parecer por obra de unos cómicos que actuaron en Madrid, cuando ya en este país había pasado de moda. Se dio la curiosa circunstancia de que, en contra de lo que solía suceder, no apareció primero en el traje de corte, para después generalizarse entre el resto de los estamentos sociales, si no que su aparición y divulgación se dio primero fuera del círculo cortesano. El modelo francés consistía en una plataforma de mimbre a la altura de las caderas, pero las españolas lo convirtieron en un complicado armazón realizado con aros de madera, alambre o hierro unidos entre sí con cintas o cuerdas que se completaba en la parte superior con mimbre, crin y otros materiales para enfatizar las caderas. El guardainfante se vestía sobre varias enaguas y sobre él, a su vez, se ponía la pollera, falda interior realizada con tejidos ricos de vistosos colores y a veces acolchada con lana para redondear las caderas, encima de la cual se colocaba la falda exterior femenina llamada basquiña. La basquiña a su vez, era una falda exterior con pliegues en las caderas usada por las damas españolas desde el siglo XVI al XIX. Normalmente era de color negro y estaba asociada a las ceremonias más solemnes. El uso del guardainfante se refleja claramente en los cuadros pintados por Velázquez a la familia real como Las Meninas. La aparatosa prenda desapareció definitivamente de España en la segunda mitad del siglo XVII siendo reemplazada por el tontillo y una moda de origen francés más confortable para las mujeres.

Tontillo

   Tontillo es uno de los nombres que se le dio a un armazón interior para ahuecar las faldas.​ En el grupo de los verdugados, se le puede considerar hijo del guardainfante y su continuador, el guardapiés.​ Estaba dotado como algunos de ellos de aros o ballenas para aumentar la apariencia del cuerpo femenino; se vistió en la indumentaria femenina durante los siglos XVII y XVIII. Cuando en el comienzo del siglo XVIII el tontillo conquistó la moda francesa, se rebautizó como panier (precedente del miriñaque y la crinolina), haciendo referencia a los paniers, cestas que cuelgan a ambos lados en los animales de carga. El tontillo francés fue aumentando gradualmente de amplitud a medida que transcurría el siglo de las luces, llegando a alcanzar casi un metro de largo por cada lado en la época de María Antonieta,​ lo que obligó en muchos casos a modificar las puertas de los carruajes, hogares y establecimientos para que las damas pudieran acceder con facilidad (esta falta de funcionalidad sin embargo permitía a las damas un constante cimbreo o baile para caminar de costado, que debía resultar muy atractivo e incluso seductor, según describe Choderlos de Laclos).​

Pero no fueron solo las mujeres las que por seguir la moda se sometieron al uso de accesorios peligrosos para la salud. A continuación pasamos a un ejemplo masculino: el cuello rígido

Los cuellos rígidos para las camisas

Inventado en el siglo XIX, el collarín desprendible hizo que los hombres ya no tuvieran que cambiarse la camisa todos los días.Pero estaba almidonado hasta tener una rigidez que demostró ser letal."Los llamaban 'asesinos de padres'

"Podían cortar el flujo sanguíneo a la arteria carótida. Los hombres de la época eduardiana los vestían como un accesorio de moda", apunta.

"Iban a los clubes de caballeros, se tomaban uno cuantos vasos de oporto y se quedaban dormidos en un sillón con su cabeza inclinada hacia adelante. En realidad, se sofocaban".

En un obituario de The New York Times de 1888 titulado "Estrangulado por su collarín" se describe como un hombre llamado John Cruetzi fue hallado muerto en un parque.

"El forense pensó que el hombre había estado bebiendo, se sentó en un banco y se quedó dormido".

En su reporte señaló que el hombre inclinó la cabeza sobre su pecho y luego su rígido collarín le obstaculizó la tráquea e impidió el flujo de sangre en las venas "provocándole la muerte por asfixia y apoplejía".

El corsé

A todos nos viene la imagen del corsé y enseguida la relacionamos con el siglo XIX y con esas cinturas tan apretadas que llegaron a tener las damas. Durante el Londres victoriano se hizo muy popular una revista llamada Police News que, mezclando texto con imágenes, narraba sucesos morbosos que habían sucedido recientemente como el de "La muerte por el nudo apretado" que a continuación reproduzco:


"Una triste muestra de esta perniciosa práctica tuvo lugar en New Town el sábado por la noche. Dorothea, la hija mayor de  Vincent Posthelthwaite (un respetadísimo y rico mercader de New Town), murió de repente en un baile celebrado en la casa de su padre. Mientras bailaba con un joven caballero con el que estaba prometida, vio su compañero como se quedaba pálida y jadeaba espasmódicamente en busca de aire; Se tambaleó durante unos poco segundos y cayó. La impresión general fue que se había desmayado. Los remedios habituales fueron aplicados sin producir el efecto esperado. Cuandi llegó un doctor , quien tras examinar a la paciente, solo pudo  certificar la muerte de la desdichada dama".

La consternación de la familia y de los invitados puede imaginarse con facilidad,  la cual no mejoró ni por asomo cuando el  médico declaró que Miss Posthelthwaite no había muerto sino por un nudo apretado. La actividad del corazón había sido impedida, la emoción y el esfuerzo, bajo las circunstancias, un esfuerzo excesivo para el organismo y por tanto muerte súbita.

Sus ajustados cordones dieron origen a la expresión strait-laced (algo así como "persona amarrada muy fuerte", pero que se traduce al español como "puritano"), dándole una respetabilidad victoriana a la mujer que lo usaba.

Y también generó la frase loose women (algo así como "mujeres de nudo suelto", que se traduce al español como "mujeres fáciles"), insinuando que quienes no utilizaban la prenda tenían morales tan libres como sus cordones.

Cintura de avispa
El corsé provocaba dificultades respiratorias. mareos e incluso hemorragias internas. Otros órganos internos quedaban expuestos a daños, al tener que modificar su posición natural para amoldarse a la nueva forma ósea impuesta por el corsé".

Entre finales de la década de 1860 y comienzos de los 90, la  prestigiosa revista médica The Lancet publicó al menos un artículo al año sobre los peligros médicos de ajustarse demasiado los cordones.

Y todo no quedó en dificultades respiratorias o daño de órganos. En 1903, Mary Halliday, de 42 años y madre de seis hijos, murió repentinamente tras sufrir convulsiones.

El periódico The New York Times reportó que durante su autopsia "se encontraron dos pedazos de acero de corsé clavados en su corazón, con una longitud total de ocho pulgadas y tres cuartos (22,2cm)".

Sería imposible realizar algo parecido a una estimación acertada de las miles de personas que han caído víctimas de la odiosa moda del nudo apretado.

No era necesario estar bailando o estar realizando algún ejercicio físico. A veces la muerte súbita se producía mientras la mujer paseaba tranquilamente por unos jardines.

Una niñera murió camino del parque empujando un cochecito de niño en la década de 1860. Tenía sólo 19 años. El médico afirmó que la muerte se había acelerado por la opresión en el pecho, producida por los lazos del corsé. La muchacha había muerto por querer tener una cintura de avispa, tan de moda en la época. Éste fue uno de los muchos incidentes que indujeron a los médicos a cuestionar la inteligencia de las mujeres que usaban corsés tan apretados.

Durante la mayor parte del siglo XIX los lazos que ceñían el corsé a la espalda se apretaron cada vez más, pues las mujeres de todo rango y condición social querían mostrar un talle esbelto. La codiciada cintura (53-58 cm) sólo se conseguía con un corsé.

Los corsés se apretaban tanto que las mujeres apenas podían respirar. Otra de las torturas a las que se sometían en nombre de la moda consistía en colocar una pieza de madera entre el corsé y el vestido.

Algunas mujeres decían que los corsés ceñidos les resultaban agradables. Una periodista describió en una revista femenina británica la “deliciosa sensación, entre el dolor y el placer” que experimentaba cuando le ataban los lazos. Sin embargo, el uso del corsé producía, entre otras dolencias, mareos y desmayos, trastornos circulatorios y problemas cardiacos.

La moda era especialmente nociva para las mujeres embarazadas. Llegó a afirmarse entonces que muchos embarazos se habían malogrado por la deformación corporal producida por la opresión de los lazos.

Las modas cambiaron a finales de 1860 cuando el centro de atención pasó de la cintura al trasero. Para ello se usaba una estructura de alambre que sobresalía en ángulo recto. En la década de 1890 se pusieron de moda las curvas fluidas, pero el corsé sobrevivió hasta 1910.

El vendaje de los pies en China

 
Dice una leyenda que en el siglo X, el emperador Li Yu ordenó a su concubina favorita vendarse los pies con cintas de seda y bailar sobre una plataforma que tenía esculpida una flor de loto.

Verdad o no, lo cierto es que las primeras que empezaron a vendar sus pies fueron las bailarinas del palacio en el siglo X, con el objetivo de realzar la gracia de sus movimientos.

La práctica de vendar los pies comenzó en la corte china en el siglo X. Unos 200 años después se generalizó entre las clases altas y alcanzó su apogeo durante la dinastía Ming (1368-1644). La dinastía Manchú, que gobernó China entre 1644 y 1911, publicó varios edictos prohibiendo esta práctica, y sus mujeres jamás se vendaron los pies.
Símbolo de sensualidad y deseo, los pies deberían reunir las siguientes características: ser delgados, pequeños, puntiagudos, arqueados, perfumados, suaves y simétricos.

El rito de iniciación comenzaba cuando la niña contaba con 6 o 7 años. Encerradas madre e hija en una habitación, se colocaban los pies en remojo con una mezcla de hierbas y sangre animal para eliminar las posibles infecciones de la piel. Seguidamente se le cortaban las uñas y en ese momento su propia madre le rompía los 4 dedos más pequeños y los doblaba bajo la planta, aprisionándolos contra el talón  con las vendas de seda o algodón con seda o algodón. Desde ese día y durante unos 10 años se repetía el proceso cada 2 días. El dolor que se sufría era insoportable, hasta que el nervio moría literalmente y el pie encogía 10 centímetros, estando completamente muerto, causando por ello un gran hedor. Las vendas que se cambiaban cada 2 días se apretaban cada vez más, y las infecciones eran habituales.

A medida que los pies crecían, el puente se rompía y los huesos se deformaban. Aunque la mujer se acostumbraba al dolor, quedaba impedida para el resto de su vida y tenía dificultad para caminar.

Tras la caída del viejo orden social, en 1912, muchas mujeres intentaron quitarse las vendas de los pies, pero las que llevaban más de 10 años con las vendas puestas descubrieron que sus pies no soportaban el peso del cuerpo y sangraban cuando intentaban caminar.

Su prohibición comenzó en 1911, pero la verdadera desaparición de la tradición fue por el cambio de mentalidad y significado, propiciado por las influencias europeas. Se empezó a ver como algo insano y bárbaro y como un obstáculo a la modernización, hasta que en 1957 se vendaron por última vez los pies de una china, poniendo fin a una tradición de más de 1000 años de antigüedad.

La fotógrafa británica Jo Farrell retrató a la última sobreviviente con pies atados para su proyecto Living History.



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(1) En los años siguientes a la guerra civil española, escaseaban productos muy básicos. Había un barquito conocido como "el falucho de Rota", que unía Cádiz y Rota. En ese barquito venía una mujer de Rota que, en grandes bolsillos bajo sus faldas traía tomates y pimientos (los tomates de las huertas de Rota tenían fama). Mi bisabuelo tenía una tienda y se los cambiaba por tabaco (que estaba racionado). De vuelta a Rota aquella mujer vendía el tabaco y se sacaba un dinerillo que sin duda le hacía mucha falta.

(2) Al escribir esto he comprendido una escena de una película que vi sobre la reina Victoria de Inglaterra. Antes de llegar al trono, a una joven Victoria su madre le prohíbe bajar la escalera sola. Si deseaba o necesitaba bajarla, tenía que esperar a que acudiera su madre, que la llevaba de la mano mientras bajaba.

(3) En una fábrica de lejía murió un operaria al engancharse su crinolina en una máquina giratoria.

(4) Aunque parezca extraño, existía ropa interior de este color. Se consideraba propia de mujeres de baja clase social y muchas prostitutas lucían orgullosamente enaguas rojas.

FUENTES:





Blog "Anacronicos recreación histórica": Muerte por corsé


  



jueves, 11 de marzo de 2021

41. La biblioteca de Alejandría

 


Los que me han leído con frecuencia saben que algo que me pone de los nervios es que se afirmen datos históricos erróneos en series de televisión, películas, etc..... Algo que, además, es tan fácil de evitar como contratar a un asesor histórico de solvencia, algo que en un rodaje debe ser un gasto tan pequeño como una gota de agua en el mar.  Para no caer yo en lo mismo empezaré diciendo que de edificio que albergó la famosa Biblioteca de Alejandría no queda nada, ni un cascote, ni traza de la planta. Del destino de su contenido tenemos una versión que os cuento al final. De forma que todos los dibujos que se encuentran en internet son meras reconstrucciones con mucha imaginación y nula credibilidad. Se puede lanzar una hipótesis, y es que podría ser parecida a su gran rival, la biblioteca de Pérgamo, de la que tampoco queda tanto como para esas fantasías. A lo sumo podemos reconstruir la planta, que muestro abajo: 



Como se puede ver, de esto a los bonitos dibujos a los que antes aludía va un mundo. La imagen que encabeza este post es una imagen de un juego de ordenador. El que avisa no es traidor, así que con esto zanjo el tema de cómo sería.

Vamos a continuación a aclarar muchos errores que han arraigado en la cultura popular por culpa de diversos personajes "metidos a historiadores". He leído en un artículo que la biblioteca de Alejandría fue la primera biblioteca de la historia. Pues no, señores, en internet no es oro todo lo que reluce. La primera biblioteca de la historia de la que tenemos noticia es la biblioteca de Nínive, al norte del actual Irak. Visité los restos de Nínive en 1.989, acompañada por algunos de los mayores especialistas en Historia Antigua de España. Así pues, fueron los asirios los que al parecer, si no aparecen nuevos datos que lo contradigan tuvieron la idea de reunir en un solo lugar todo el saber acumulado hasta el momento. Se la suele llamar "la biblioteca de Assurbanipal", aunque no parece ser este rey quien la creara  sino Sargón II. La llamemos como la llamemos,  la biblioteca de Assurbanipal tampoco fue el primer caso de recopilación y salvaguarda de textos del mundo antiguo. Ya habían existido casos de creación de archivos palaciegos donde se almacenaban los textos producidos en el ejercicio del gobierno: tratados, cartas, legislación, jurisprudencia, correspondencia entre reyes, informes de los espías, etc... Los palacios de las ciudades de Ebla, Mari, Hattussa, Ugarit, Nippur,  Lagash, tenían  archivos para uso de sus gobernantes. Pero una biblioteca implica algo diferente, sobre todo cuando se crean con la intención de un saber global, que abarque también temas como la historia, los textos literarios, geográficos,  religiosos, rituales, históricos, etc. La biblioteca de Assurbanipal tenía incluso un sección de acceso muy restringido domde se guardaba lo que hoy llamaríamos "información clasificada" Hecha esta distinción, podemos decir que los asirios fueron los primeros en crear una biblioteca con la pretensión de reunir todo el saber conocido hasta el momento, es decir, algo mucho más parecido a nuestras actuales bibliotecas, donde lo mismo encontramos una novela que una enciclopedia o una guía de viaje a Francia. Además, la biblioteca de Assurbanipal tenía sus textos organizados por salas temáticas, donde para facilidad del usuario había incluso resúmenes de los textos e indicaciones para encontrar los textos con facilidad.

La biblioteca de Nínive fue destruida cuando se formó  una alianza de cimerios, escitas y medos contra el imperio asirio. Los medos  arrasaron Nínive e incendiaron la ciudad. Pero como los textos de la biblioteca estaban escritos en escritura cuneiforme sobre tablillas de barro fresco y después cocido para que la tablilla se endureciera. De forma que, aunque  la biblioteca quedara destruida, el incendio de la ciudad sólo consiguió que las tablillas se cocieran un poco más, que algunas se ennegrecieran un poco, pero miles de ellas sobrevivieron al incendio. Si hubieran sido papiros o pergaminos, ni sabríamos que esta biblioteca había existido.

La biblioteca de Nínive es famosa porque gracias a ella conservamos el texto más completo del poema de Gilgamesh, la epopeya más antigua creada por el hombre que conservamos (1.000 años más antigua que la Iliada y la Odisea). El héroe Gilgamesh, en lugar de dejar su tierra en busca de fama, riqueza o aventuras, se lanza a la búsqueda de la inmortalidad. La iniciativa asiria no tuvo continuidad en Oriente. 

Los medos que conquistaron Nínive fueron en seguida sustituidos por el imperio persa, que no mostró interés en hacer algo similar. Un imperio que abarcaba desde Bulgaria hasta el valle del Indo, hubiera podido reunir un contenido mucho más grande que el que tuvo la biblioteca de Nínive.

Volvamos a la  Biblioteca de Alejandría. A la muerte de Alejandro sin sucesor, y con dos hijos, uno ilegítimo y otro que que era solo un niño  su inmenso imperio se repartió entre sus generales, que acabaron luchando entre ellos por la posesión de este o aquel reino. Ellos o sus hijos,  Seleuco, Ptolomeo, Antípatro, acabaron reinando sobre hombres y culturas de los que desconocían lengua, religión, costumbres, carácter e historia. De ese hecho surge la iniciativa de crear una biblioteca como la de Alejandría: reunir textos que permitieran comprender a esos hombres para poder gobernarlos. El poder y como conservarlo es lo que está detrás de todo ello.

Ptolomeo I Soter.
Ptolomeo, amigo íntimo desde la infancia de Alejandro, uno de sus generales de mayor confianza y uno de los siete guardaespaldas que lo protegían, se convirtió en gobernante de Egipto desde el 323 a. C., inaugurando la dinastía ptolemaica que duró en el poder hasta la muerte de Cleopatra VII en el 30 a. C. Se le atribuya la fundación de la biblioteca de Alejandria, aunque fuera después ampliada por su hijo Ptolomeo II Filadelfo.

En las ciudades griegas solía haber un Museion, que era un santuario dedicado a las musas , y que además era un espacio donde se realizaban diversas actividades culturales. Aunque de Museion derive nuestra palabra museo, no responde al mismo concepto. Polomeo I eligió la ciudad de Alejandría como capital y construyó un gran palacio donde residió toda la dinastía ptolemaica. Su hijo Ptolomeo II Filadelfo creó el museion como parte del complejo palacial, y dentro de ese museion estaba la biblioteca, junto con un jardín botánico, un observatorio astronómico, una sala de anatomía (donde se utilizaban los cuerpos de los criminales ejecutados para diseccionar los cadáveres), una colección zoológica y habitaciones para residencia de los sabios (filósofos, matemáticos, geógrafos....).  que allí investigaban y enseñaban. No era sólo un lugar donde se guardaban libros, sino también un centro de investigación y estudio. No era  una biblioteca pública, y su acceso estaba bastante restringido a investigadores y estudiosos. Era, en cambio, un floreciente negocio, pues se realizaban copias a demanda de las obras allí existentes en una época en que se había puesto de moda que los ciudadanos ricos tuvieran en su casa una pequeña biblioteca privada. De todo el Mediterráneo llegaban peticiones de copias de obras (los copistas cobraban por línea). Todas las obras de la biblioteca estaban traducidas al griego. Sabemos que copistas y traductores tenía derecho a comida gratis y  estaban exentos de impuestos y poseían otros privilegios. En Alejandría llegó a haber hasta 14.000 estudiantes. Allí vivieron los famosos gramáticos alejandrinos que determinaron las leyes de la retórica y la gramática, los famosos geógrafos que diseñaron mapas del mundo y los famosos filósofos cuyo grupo acabó fundando una especie de religión.

Reconstrucción del siglo XIX del Mapa de Eratóstenes, que reproduce el mundo conocido por entonces
(c. 194 a, C.)



Por ejemplo, su tercer bibliotecario, Eratóstenes de Cirene, era un destacado hombre de letras, hoy en día es más conocido por su trabajo científico y por haber contribuido en gran medida al avance de la geografía como disciplina científica.​ La obra más importante de este erudito, que vivió aproximadamente entre 280 y 194 a. C., fue el tratado de geografía general Geographica —en griego antiguo, Γεωγραφικά, romanizado: Geografiká—, originalmente escrito en tres volúmenes.​ La obra en sí no sobrevivió, pero muchos fragmentos se conservaron a través de citas en los escritos posteriores del geógrafo Estrabón. Eratóstenes fue el primer erudito en aplicar las matemáticas a la geografía y la cartografía, y en su tratado Sobre la medida de la Tierra calculó la circunferencia de nuestro planeta con gran precisión para la época, con una diferencia de tan solo unos pocos cientos de kilómetros.

Pero la mayoría de los bulos y errores, interesados o no, que se han perpetuado sobre la biblioteca de Alejandría versan sobre su final. Se ha dicho tanto sobre ese final que con todo lo que se ha escrito sobre el tema se podría llenar otra biblioteca de Alejandría. Para entender por qué no quedan rastros de la biblioteca de Alejandría y cómo desapareció hay que partir de tres puntos: 

- El final de la biblioteca de Alejandría no ocurrió en un momento concreto. No fue un suceso, sino un proceso.

- El tema ha sido aprovechado por muchos no historiadores para crear opinión de acuerdo con su ideología y creencias.

- En Alejandría no existía una biblioteca sino dos. Como había mucha demanda de utilizar los textos de la gran Biblioteca y el acceso de ésta estaba restringido a una élite de sabios, traductores y copistas, se creó una segunda biblioteca que, esta sí, era pública, no se encontraba en el museion, sino en el santuario de Serapis o Serapeum, en un barrio mucho más humilde que la otra. Contenía copias de parte de las obras de la gran biblioteca, que custodiaba originales y en una cantidad inmensamente más grande que la segunda biblioteca. Para entendernos podemos llamarlas biblioteca-madre y biblioteca-hija (así aparecen nombradas a veces).

1º El proceso comienza antes del cambio de era. Cuando Pompeyo es derrotado por César en la batalla de Farsalia ( Grecia, agosto del 48 a. C.) huye a Oriente, pensando que allí encontrará partidarios con los que reconstruir su ejército. Llega a Egipto, que estaba en medio de una guerra por el trono entre dos hermanos, los dos hijos de Ptolomeo XII, Cleopatra y Ptolomeo,  que eran corregentes. Un personaje llamado Potino pensó que el apoyo de los romanos les ayudaría en esa guerra civil. Ordenó asesinar a Pompeyo y envió su cabeza a Cesar, pensando que le complacería y se uniría a quien le había librado de su mayor rival. Pero Cesar no reaccionó como Potino esperaba y se disgustó mucho al ver el macabro trofeo. Paradójicamente, hizo que Cesar se aliara con Cleopatra. 

Cesar, a petición de Cleopatra, tomó el mando de las tropas de la ciudad, pero se encontró sitiado en el palacio de Alejandría mientras los barcos del hermano de Cleopatra le bloqueaban la salida en el puerto. Cesar ordenó a sus soldados que incendiaran los barcos de Ptolomeo, pero el fuego se propagó a la ciudad. Las noticias sobre este incendio no dejan claro si la biblioteca se vio afectada, pero dos hechos parecen desmentirlo. No consta que el fuego llegara al palacio, en cuyo entorno estaba el museion y, por tanto, la biblioteca. Tampoco parece que Cesar, que estaba en el palacio,  llegara a estar en peligro en ningún momento. Un segundo texto, un poco posterior, nos aclara algo más especificando que cuando el fuego llegó al puerto quemó unos almacenes de grano y libros.  Ahí puede estar el germen de la confusión que ha extendido la idea de que la biblioteca sucumbió en un gran incendio (a lo que después se añadió que ese incendio había sido provocado por el fanatismo de los cristianos. Esos libros que se encontraban en un almacén del puerto pueden ser copias (de esas que ya comenté que se encargaban y que era una importante fuente de ingresos de la gran biblioteca) que estaban en el puerto listas para ser embarcadas con destino a las personas que las encargaron. Además, tenemos testimonios escritos de personajes de tanta solvencia como Estrabón y otros que años después estuvieron en la  gran biblioteca y sabemos que funcionaba normalmente. Después de asegurar a Cleopatra en el trono egipcio y casarla estratégicamente con su hermano mucho menor, Ptolomeo XIV (muchos reyes de la dinastía ptolemaica, aunque descendientes de un griego, siguieron la costumbre de los faraones egipcios de casarse con sus hermanas).  Julio César regresó a Roma.  

Ya siendo Egipto provincia romana Alejandría experimentó numerosos desastres militares: sufrió parte de la guerra de los judíos en el 117 durante Trajano, luego fue saqueada por un capricho de Caracalla en 215, después destrozada por Valeriano en 253, posteriormente conquistada por las tropas de Zenobia, reina de Palmira en 269, y reconquistada por Aureliano en 273, quien saqueó y destruyó completamente el barrio de Bruchión, desastre que dañó el Museo y la Biblioteca (se dice que en aquella ocasión los sabios griegos se refugiaron en el Serapeo (donde estaba la biblioteca-hija),  y otros emigraron a Bizancio). Finalmente, en 297 la revuelta del usurpador Lucio Domicio Domiciano acabó con Alejandría, tomada y saqueada por las tropas de Diocleciano, tras ocho meses de asedio. Se dice que tras la capitulación de la ciudad, Diocleciano ordenó que la carnicería continuara hasta que la sangre llegara a las rodillas de su caballo, librando a los alejandrinos de la muerte la caída accidental de este, al resbalar en un charco de sangre.

Además hubo en el período varios desastres naturales. Particularmente devastador fue el terremoto de Creta en julio del 365, ​que fue seguido horas después de un tsunami que devastó particularmente en las costas de Libia y Alejandría. Hubo alrededor de 50.000 víctimas.​ Excavaciones submarinas han encontrado en el fondo de las aguas del puerto cientos de objetos y pedazos de columnas que demuestran que al menos el veinte por ciento de la ciudad de los Ptolomeos se hundió en las aguas, incluyendo el supuesto enclave de la Biblioteca.

Cada uno de estos acontecimientos se ha utilizado para narrar el fin de la gran biblioteca de Alejandría, pero lo cierto es que sabemos que después de cada uno de ellos la biblioteca seguía existiendo. 

Lo cierto es que durante el periodo romano la gran biblioteca inició un indiscutible e irreversible proceso de decadencia, por falta de apoyo y de fondos. En el siglo II a. C. Roma se hizo menos dependiente de la producción agrícola egipcia y durante este período los romanos también perdieron interés en Alejandría como centro cultural. La reputación de la biblioteca siguió decayendo al convertirse Alejandría en una mera ciudad de provincias.​ Los eruditos que trabajaron y estudiaron en la Biblioteca de Alejandría durante el periodo romano eran menos conocidos que los que estudiaron allí durante el periodo ptolemaico. Dejaron de asistir aquellos brillantes sabios, investigadores, pensadores y filósofos. Otras instituciones ocuparon el lugar de las bibliotecas  La biblioteca de Alejandría "murió" porque ya eran otros tiempos y el mundo estaba cambiando. Lo mismo ocurrió con todas las grandes bibliotecas de la antigüedad. Nacieron en un momento en el que el pensamiento, la forma de entender el mundo encajaban con el concepto bajo el que nacieron esas bibliotecas. 900 años después, el mundo es "otro", y otras son las necesidades y las aspiraciones de los hombres que lo habitan.

Pero otras cosas seguían ocurriendo en Alejandría, y no necesariamente "buenas" para la biblioteca.  

En el año 391 un grupo de obreros cristianos descubrió los restos de un antiguo mitreo en Alejandría. Entregaron algunos de los objetos de culto encontrados al papa copto local, Teófilo de Alejandría, quien hizo que estos objetos se exhibieran por las calles y fueran ridiculizados. Los paganos de Alejandría se indignaron por este acto de profanación, entre ellos los profesores del Serapeum que enseñaban filosofía neoplatónica y teúrgia, que tomaron las armas y lideraron a sus estudiantes y otros seguidores en un ataque contra la población cristiana de Alejandría. Como represalia, los cristianos, bajo las órdenes de Teófilo, vandalizaron y demolieron el Serapeum (donde se ubicaba la biblioteca-hija).​ La hipótesis de que la Biblioteca de Alejandría fuera destruida en ese momento ha tenido cierto crédito entre los historiadores del pasado, pero en la actualidad se considera poco factible, ya que ninguno de los relatos de la destrucción del Serapeum menciona nada acerca de una biblioteca y fuentes escritas anteriores de su destrucción hablan de su colección de libros en tiempo pasado, lo que indica que probablemente no contaba con ninguna colección significativa de manuscritos en el momento de su destrucción.

En 616 los persas de Cosroes II tomaron la ciudad.

Lo que parece definitivo para la biblioteca es que en el año 640 d. C. Alejandría fue conquistada por el ejército musulmán del Amr ibn al-As. Cuando el jefe militar fue informado de la existencia de miles de textos, pidió instrucciones al califa Omar (segundo de los "califas perfectos") sobre qué hacer con ellos. 

 Algunas fuentes árabes posteriores nos cuentan que la respuesta del califa fue:  «Si esos libros están de acuerdo con el Corán, podemos despreciarlos, no tenemos necesidad de ellos; con el Corán nos basta y si se oponen al Corán, destrúyelos. En cualquier caso, actúa ». El conquistador de la ciudad decidió que fueran usados como combustible para calentar el agua de los baños de la ciudad. Se dice que durante 6 meses ardieron  para tal fin.

Como podemos ver. Alejandría pasó por muchas situaciones que hubieran bastado para terminar con las dos bibliotecas. Cualquiera de ellas podría ser causa del fin de la gran biblioteca.  Si añadimos comprensibles confusiones: la existencia de dos bibliotecas, cosa que algunas personas omiten; el hecho de que la gran biblioteca estaba en el museion, al mismo tiempo que también se llamaba museion la escuela de Hipatia, ubicada en el Serapeium (lugar donde se ubicó la biblioteca-hija) puede explicar que resultara fácil presentar los hechos de forma interesada.

Cuando en 1.980 la popular serie Cosmos, de Carl Sagan en el último episodio se narra un melodramático relato sobre la muerte de Hipatia como resultado del incendio de la «Gran Biblioteca de Alejandría» por parte de cristianos fanáticos pero, aunque si bien es cierto que los cristianos dirigidos por Teófilo prendieron fuego al Serapeum en el año 391, la biblioteca probablemente  ya había dejado de existir siglos antes del nacimiento de Hipatia. 

Igualmente incide en lo mismo Alejandro Amenábar en su película Ágora, donde se presenta el asesinato de Hipatia como un acto de odio de los cristianos hacia la ciencia. Hipatia no fue asesinada por ser una mujer científica y pagana, ni por su fidelidad al paganismo en el momento de auge del catolicismo teodosiano como nueva religión del Estado romano,  No era ni matemática ni astrónoma como la presenta la película ni fue una mártir de la ciencia. Era profesora de filosofía neoplatónica. Pero Hipatia cometió el error de meterse en política.  Se metió las luchas políticas entre las distintas facciones de la Iglesia, el patriarcado alejandrino y el poder imperial, representado en Egipto por el prefecto Orestes, exalumno de la filósofa.

Actualmente se cree que la Gran Biblioteca ptolemaica desapareció en un momento incierto del siglo III, o quizá del IV, y su sucesora, la Biblioteca-hija del Serapeo, fue expoliada en 391. Quizás en un futuro sepamos más. Hoy por hoy, esto es lo que tenemos.