Este refrán advierte que cada uno opine sólo de aquello de lo que sabe, desentendiéndose de otros asuntos que no le incumben.
En la antigua Grecia, Apeles era el pintor más famoso de Grecia. Cuando pintaba un cuadro, solía exponerlo públicamente, muchas veces en los propíleos de la acrópolis de Atenas u otro sitio concurrido, para conocer las opiniones de los ciudadanos. En cierta ocasión, tras pintar un retrato de un ciudadano, un zapatero le comentó que había cometido un error en la forma de las sandalias. Apeles, humildemente, se llevó el cuadro y corrigió el error. El zapatero, envalentonado, comenzó entonces a juzgar el resto de la pintura. Entonces Apeles lo llamó al orden "Señor zapatero, no se salga usted de lo relacionado con los zapatos".
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