martes, 9 de julio de 2024

116. El duelo top less

 

Obra de Emile-Antoine Bayard

Si hoy nos llevamos las manos a la cabeza al enterarnos de que alguien ha muerto por hacerse un selfie en la cornisa de un rascacielos (literalmente, morir por un like). Habrá que reconocer que no hay nada nuevo bajo el sol. Nuestras protagonistas de hoy serían el equivalente pasado al protagonizar un duelo esperpéntico por un motivo tan trivial como un discrepancia sobre los arreglos florales para un festival musical.  En el fondo, lo que está en juego  es el reconocimiento de quien manda en la alta sociedad.

Durante siglos, los duelos fueron un asunto de hombres para dirimir asuntos de honor. Aunque muchas veces una mujer estaba en el origen de estos enfrentamientos, no tenían ninguna otra presencia en ellos, pero poco a poco hubo mujeres  a las que les atrajo aprender  esgrima o practicar la puntería (1). 

Ya en 1721 se enfrentaron a duelo la condesa de Polignac y la marquesa de Nesle, ambas amantes, sin saberlo, del mismo hombre, el duque de Richelieu, sobrino nieto del famoso cardenal. Fue un duelo a pistola. La marquesa disparó primero, fallando, la duquesa tuvo mejor puntería, pero sólo consiguió rozar el hombro de su oponente. El duque debió llegar a la conclusión de que no le convenía una amante tan brava y tras el duelo las dejó a las dos.

Paulina Sandor, princesa Metternich

 Las verdaderas protagonistas de esta entrada fueron la austriaca Pauline Clementine de Metternich, nieta del famoso canciller y la condesa rusa Anastasia Kielmannsegg, que en el verano de 1.892 se batieron en un duelo a espada por un motivo aparentemente trivial: discrepancias en los adornos florales para un festival de música. En el fondo estaba en juego dejar claro cual de las dos tenía mas "mando" en la alta sociedad. Ambas tenían sus "partidarios" (hoy diríamos followers), Pauline dominaba la aristocracia de más rancio abolengo y Anastasia deslumbraba a sectores más populares. Aunque no fuera el primero entre mujeres, si era en el que todos sus componentes era mujeres: juez (la condesa Lubinska, que,  convenientemente, también era médico), madrinas en lugar de padrinos (la princesa Schwazemberg  y la condesa Kinsky)... Por eso, además de "el duelo en top less" también se lo llama "duelo emancipado".

Condesa Anastasia Kielmannsegg

 Paulina era muy amiga de la emperatriz Eugenia de Montijo. Cuando Napoleón III y Eugenia tuvieron que marchar al exilio, fue Paulina quien recuperó las joyas de Eugenia enviádolas por valija diplomática. Paulina era mecenas de artistas y frecuentaba a personajes como Dumas, Merimée, Gounod, Smetana, Saint- Saëns, Wagner y Listz. Por contra, siempre se llevo fatal con la emperatriz Isabel (Sissi).Vamos, todo un personaje.

Espadas rapiers

 El duelo tuvo lugar en Liechtenstein, porque (empezaban a ser delito en muchos lugares). Se acordó a primera sangre y con espadas rapiers francesas (espadas muy ligeras muy apropiadas para duelos rápidos).  La baronesa sugirió  que pelearan con el torso desnudo, ya que así evitaban que algún fragmento de ropa entrara en una herida  (2). Por ello, se alejó a todos los sirvientes que las condujeron al lugar. Las duelistas tenían 56 (Paulina) y 42 años (Anastasia).

El desarrollo del enfrentamiento fue el siguiente: La princesa Metternich recibió una herida sin importancia en la nariz,  pero le atravesó el brazo a la condesa. Al ver la sangre, las madrinas se desmayaron y los cocheros y lacayos se acercaron para ayudar. La baronesa los echo a paraguazos para que no vieran a las duelistas semidesnudas. Tras eso, se dio el duelo por concluido con algo similar a un empate (Anastasia había herido primero a su oponente pero Paulina ocasionó la herida más importante). Cuando volvieron a Austria las dos actuaron como si aquello no hubiera ocurrido nunca.

Como conclusión: cuando escuchemos lo que nos parecen estupideces de influencers recordemos

Nihil nuvum sub sole

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(1) Por ejemplo, siempre se dijo que el parche en el ojo que usaba la princesa de Éboli se debía a un accidente con un florete. 

(2) Hoy casi hay unanimidad en que la muerte de Prim se debió a la infección causada por un fragmento de la tela de su abrigo que penetró en la herida de su brazo con el disparo; infección que en aquella época no se podía combatir de ningún modo  y causaba la mayoría de los heridos de guerra.









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