Diego de Almagro, retrato atribuído a Alonso Cano |
La expresión “costar un ojo de la cara” la solemos usar cuando realizar algo cuesta mucho trabajo y sacrificio, o cuando algo es extremadamente caro.
El origen es más literal de lo que podemos pensar, ya que al creador de la expresión es verdad que le costó un ojo de la cara.
Nuestro protagonista es el navegador y conquistador Diego de Almagro, que en el Siglo XVI se dedicó a realizar expediciones de exploración y ocupación por Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Chile (de ésta última se le considera descubridor).
Durante una expedición realizada entre finales de 1524 y principios de 1525 en la que Diego de Almagro fue a socorrer a Francisco Pizarro (que quiso tomar el Fortín del Cacique de las Piedras, en la actual Colombia) fue atacado brutalmente y herido por la flecha de un indígena en un ojo, quedándose tuerto.
Al cabo del tiempo, Diego de Almagro se entrevistó con el monarca Carlos I explicándole:
“El negocio de defender los intereses de la Corona me ha costado un ojo de la cara”
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