domingo, 10 de enero de 2021

32. El reloj que María Antonieta nunca disfrutó

 


Un admirador secreto de María Antonieta, del que sólo se sabía en principio que formaba parte de la Guardia de la Reina, encargó al relojero suizo Abraham Louis Breguet el reloj más extraordinario de la época, para regalárselo a la reina. Sin límite de precio ni fecha de entrega.




Axel von Fersen
La identidad del anónimo admirador fue durante mucho tiempo una incógnita. Hoy ya se sabe con seguridad que se trataba del conde sueco Axel de Fersen, quien intentó repetidamente librarla de la guillotina. Incluso rechazó una oferta del rey de Suecia para así, permanecer en Francia junto a la reina. Las cartas que se cruzaron, escritas entre septiembre de 1791 y enero de 1792,  fueron publicadas ya en el siglo XIX por un sobrino nieto del conde Fersen. Pero algunos pasajes de las cartas estaban tachados, presumiblemente por el propio conde para proteger a la reina. La pareja uso distintos medios, como claves para escribir y tinta invisible para evitar que fueran leídas por otras personas. Sin embargo, la moderna tecnología ha podido recuperar las partes tachadas, y no cabe duda de que fueron amantes.  

El relojero Breguet, padre
El relojero se lo tomó tan en serio que tardó 44 años en ensamblarlo. En realidad, Breguet murió sin terminarlo y fue su hijo quien lo completó. Demasiado tarde para María Antonieta. Eso sí, era el reloj más complicado del mundo. En sus 6’3 cm. de diámetro se incluían cosas como calendario perpetuo y termómetro. La caja estaba fabricada en oro y cristal de roca transparente, a través del cual se podía contemplar el mecanismo.


Por supuesto, Maria Antonieta nunca llegó a saber del reloj, que fue terminado en 1827.


El reloj fue a parar a la colección de sir David Salomon, el primer alcalde judío de Londres. Su hija Vera fundó el Museo Islámico de Jerusalén, y colocó allí los relojes de su padre.

En 1983 el reloj fue robado del Museo y no se recuperó hasta 2006. El robo más espectacular del país fue obra de un solo hombre, al que nunca atraparon. Naaman Diller aprovechó una noche en que la alarma estaba averiada, torció los barrotes de una ventana y se coló en el recinto. El Marie-Antoniette fue recuperado cuando la viuda del ladrón, muerto en 2004, buscaba compradores.


La imagen de abajo corresponde a una réplica perfecta que la propia casa Breguet realizó en 2008.



No hay comentarios:

Publicar un comentario