martes, 15 de octubre de 2024

119. El sospechoso

Así quedó el hueco de "La Gioconda en la pared del Museo"

 Hoy traigo una historia muy conocida. Está relatada en multitud de páginas web. Después de leer dos relatos casi idénticos (muy interesante e historia-arte.com), creo que las demás no van a aportar más datos y dejo de buscar. Lo esencial ya lo tengo. Otros lo han contado.  Esta vez mi aportación se limita a hacer una nueva redacción, completando cada una con la otra. Ni siquiera las tengo ahora a la vista. Lo contaré como yo lo hubiera escrito.  Pero la incluyo en este blog  porque es una curiosidad que me sorprendió cuando la conocí.


CUANDO PICASSO FUE SOSPECHOSO DE ROBAR "LA GIOCONDA" DEL LOUVRE

El 23 de octubre de 1.911 una bomba informativa  estalló en Paris: La "Gioconda" había desaparecido del Museo del Louvre. La policía intervino de inmediato. En la escena del robo no había ninguna pista. El museo cerró durante una semana para facilitar la investigación. Sólo quedaba un hueco entre otras dos pinturas. Acudiendo a sus archivos, la policía desenterró dos fichas: el poeta Guillaume Apolinar y el pintor Pablo Picasso.

Guillaume Apollinaire
Unos años atrás, un belga llamado Josef Géry Pieret, aprovechando la escasa seguridad del Museo, había robado varias estatuillas ibéricas, simplemente alargando la mano y echándoselas al bolsillo. Por entonces Picasso estaba pintando "Las señoritas de Aviñón" y estaba fascinado por el arte primitivo de orígenes no europeos. Con la mediación y complicidad de su gran amigo Apollinaire, Picasso las compró por apenas 50 francos, conociendo su origen ilícito. Después del robo de "La Gioconda" ambos se asustaron por el revuelo formado y decidieron deshacerse de las estatuillas, e incluso se plantearon tirarlas al Sena. Apollinaire intentó venderlas y lo trincaron.  Cantó como un jilguero y por eso la policía tenía una ficha sobre los dos en sus archivos. A falta de pistas sobre el robo de "La Gioconda", la policía desempolvó aquel asunto, detuvo a Apollinaire y lo interrogó. Apollinaire y Picasso ya tenían algo más en su contra: La policía sabía que ambos suscribían el radical Manifiesto Futurista de Marinetti, que abogaba por "la necesidad de la quema y destrucción de Museos y Academias, así como de las obras que habitaban en ellas con el fin de dejar paso al nuevo arte". La policía fue a casa de Picasso y lo llevó a la comisaría para interrogarlo. El pintor hizo el camino muy nervioso y temblando de miedo. Mediado  el interrogatorio, la policía sacó a Apollinaire. Ahí Picasso se hundió. Cuando le preguntaron si lo conocía, Picasso, contestó "Nunca he visto a este hombre". Apollinaire palideció ostensiblemente. Picasso tardó casi medio siglo en hablar sobre este asunto. En una entrevista con un crítico de arte , confesó "Todavía estoy avergonzado ". La relación de los amigos ya no volvió a ser la misma nunca más. Los dejaron ir pero durante mucho tiempo permanecieron asustados y un poco paranoicos. 


Vincenzo Peruggia
 Dos años después del robo de la pintura se atrapó al verdadero ladrón. Un italiano, antiguo trabajador del museo llamado Vincenzo Peruggia, cansado de tener a  Mona Lisa en un armario, fue a la Galleria degli Uffizi e intentó vendérsela al director. Ya se ha comentado que la seguridad del museo era muy escasa. Vincenzo había entrado en el museo tranquilamente un día (lunes) en que el museo estaba cerrado y, por eso, con menos personal, vestido con la bata blanca de los trabajadores de mantenimiento, separó la pintura del marco y la escondió bajo la bata y salió tranquilamente. Vincenzo, por lo visto "quería devolver la pintura a donde pertenecía". Si hubiera sabido más historia hubiera conocido el dato de que fue el propio Leonardo quien llevó la pintura a Francia cuando aceptó el mecenazgo del rey Francisco I. Fue condenado a un año y quince días de prisión. A los pocos días de la condena estalló la Segunda Guerra Mundial y el desenlace del juicio pasó casi desapercibido en la prensa.


Picasso quedó exculpado pero su intervención en el tema de las estatuillas ibéricas le regaló le regalaría el dudoso honor de ser el principal sospechoso del robo artístico más famoso de todos los tiempos.

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