Se ha criticado mucho que en los Juegos Olímpicos y otras competiciones participen, especialmente en gimnasia, deportistas de muy corta edad, auténticos niños, sometidos a un régimen de entrenamiento, de alimentación y de disciplina demasiado duro para sus pocos años. Especialmente denostado es el caso de China.
Los antiguos griegos no eran tan melindrosos y fueron incorporando progresivamente competiciones para niños a los Juegos Olímpicos, incluso en las disciplinas más brutales.
En la olimpiada 37 se establecieron premios de carrera y lucha para niños; en la 38, pentatlon infantil, aunque luego no volvió a repetirse. En la olimpiada 41 hubo pugilato infantil y en la 145 se incorporó incluso pancracio de niños. El pancracio era la más brutal de las formas de lucha, donde cualquier cosa estaba permitida excepto morder, sacarse los ojos o meter los dedos en la nariz o la boca del rival.
Si pensáis que la sociedad actual es excesivamente competitiva y hay demasiado culto al cuerpo y a la belleza, debe ser porque somos herederos de los griegos: así eran ya las cosas hace 30 siglos.
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