Aunque su nombre real era Domingo Badía y Leblich, nacido en Barcelona y administrador del monopolio real de Tabacos de Córdoba, pasó a la historia como Alí Bey el-Abbassí.
En 1801, el catalán Domingo Badía propuso a Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, adentrarse en tierras del islam e incluso en La Meca. Era una temeridad, ya que ningún europeo lo había conseguido, pero Godoy vislumbró la posibilidad de alcanzar acuerdos comerciales y, por qué no, expandirse política y económicamente por el norte de África y Oriente Próximo. Así, el proyecto científico del aventurero se convirtió en una misión de espionaje.
Algunos autores argumentan que Ali Bey fue el primer europeo que logró entrar en La Meca. Para otros la supuesta hazaña forma parte de la leyenda, ya que antes lo hicieron otros occidentales aunque, bien es verdad, en régimen de cautiverio.
En todo caso, Ali Bey realizó las mejores descripciones de una ciudad legendaria en Europa. Dibujó mezquitas y edificios y explicó ritos y costumbres, un trabajo antropológico que inspiró a los aventureros que le sucedieron, entre ellos el inglés Richard Burton. También disfrazado, repitió la proeza un siglo después.
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