lunes, 13 de septiembre de 2021

77. Un europeo en La Meca

 


Aunque su nombre real era Domingo Badía y Leblich, nacido en Barcelona y administrador del monopolio real de Tabacos de Córdoba, pasó a la historia como Alí Bey el-Abbassí.

En 1801, el catalán Domingo Badía propuso a Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, adentrarse en tierras del islam e incluso en La Meca. Era una temeridad, ya que ningún europeo lo había conseguido, pero Godoy vislumbró la posibilidad de alcanzar acuerdos comerciales y, por qué no, expandirse política y económicamente por el norte de África y Oriente Próximo. Así, el proyecto científico del aventurero se convirtió en una misión de espionaje.

Badía se tomó muy en serio su misión. Se circuncidó y adoptó la identidad falsa de Ali Bey, príncipe abasí e hijo de Otman Bey, pariente lejano de Mahoma. Tras conspirar, con más pena que gloria, en Marruecos, de donde fue expulsado, y recalar infructuosamente en Libia, Chipre y Egipto, en diciembre de 1806 decidió completar su odisea en La Meca, ciudad prohibida a los infieles y, por ello, desconocida para Occidente.

Algunos autores argumentan que Ali Bey fue el primer europeo que logró entrar en La Meca. Para otros la supuesta hazaña forma parte de la leyenda, ya que antes lo hicieron otros occidentales aunque, bien es verdad,  en régimen de cautiverio.

En todo caso, Ali Bey realizó las mejores descripciones de una ciudad legendaria en Europa. Dibujó mezquitas y edificios y explicó ritos y costumbres, un trabajo antropológico que inspiró a los aventureros que le sucedieron, entre ellos el inglés Richard Burton. También disfrazado, repitió la proeza un siglo después.





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