A pesar de título de la entrada no voy a escribir sobre Carlota Corday, ni sobre el cuadro de David que ilustra este post. Pero me he tropezado con un artículo de El País de hace unos meses y me ha sorprendido lo bastante como para incluirlo en esta modesta recopilación de curiosidades. Al mismo tiempo que una curiosidad histórica es también una curiosidad científica.
Para no hacer esto pesado, no voy a extenderme sobre Marat ni sobre las causas que llevaron a su asesinato. Si alguien quiere documentarse sobre el personaje puede acudir a su artículo correspondiente en Wikipedia.
La pregunta que suscitó el interés de los científicos desde hace mucho tiempo era ¿Qué enfermedad de la piel atormentaba a Marat de tal forma que casi vivía dentro de la bañera, puesto que solo los baños calmantes le procuraban alivio? Hasta el punto que había instalado en el baño un tablero que le permitía leer y escribir. La pregunta no es baladí pues, de no haberse encontrado en el baño quizás hubiera tenido la oportunidad de esquivar la acometida del cuchillo de su asesina. Marat, que era médico, nunca supo cuál era su enfermedad. Pensaba que había contraído su mal en las alcantarillas de París, donde tuvo que refugiarse de sus enemigos políticos en pleno reinado del terror revolucionario. Solía llevar un turbante empapado en vinagre y tomar baños fríos para suavizar los violentos picores .
Cuando fue asesinado Marat leía "El amigo del pueblo" la publicación que él mismo fundó y editó. Cuando Corday le apuñaló por sorpresa debajo de la clavícula derecha, le causó una herida mortal que le seccionó la aorta y perforó el pulmón. Y los márgenes del periódico quedaron cubiertos de sangre. Aunque su cuerpo fue depositado en El Panteón, los vaivenes políticos hicieron que en 1.795 su mausoleo fuera destruido, su busto retirado de la Convención y su cuerpo exhumado para ser conducido al cementerio de Sainte-Genevieve, por lo que los únicos restos biológicos seguros de Marat eran la sangre que empapó las páginas del periódico. La hermana de Marat guardó los papeles, que desde entonces pasaron por la mano de varios coleccionistas privados hasta ser donados a la Biblioteca Nacional, en París.
En 2.018, un equipo de científicos entró en la Biblioteca Nacional de Francia en busca de una página de periódico ensangrentada. Los investigadores pasaron un bastoncillo tanto por la parte ensangrentada como por otra esquina sin manchas. Las muestras se enviaron al despacho de Carles Lalueza-Fox, genetista del CSIC en el instituto de Biología Evolutiva de Barcelona y uno de los mayores expertos del mundo en recuperar ADN antiguo.
Tras un año de trabajo, su equipo acaba de publicar los resultados del análisis genético. Han recuperado más de 500 millones de secuencias de ADN. 72 millones son humanas y la mayoría pertenecen a Marat. Este es el ADN más antiguo que se ha recuperado de un documento de papel, resalta el estudio. Los investigadores han conseguido reconstruir su genoma mitocondrial y parte del nuclear y han confirmado detalles de su árbol genealógico, como la procedencia de sus padres: una francesa y un sardo.
Sin embargo, lo más interesante está en las secuencias no humanas. Los investigadores han encontrado ADN de virus, bacterias y hongos en la sangre. Es muy probable que una muestra tan antigua que pasó por tantas manos tenga contaminación tanto de la época como actual. Para minimizarla, los investigadores han comparado el ADN de la esquina manchada con otra limpia en la misma página.
No se ha hallado rastro ni de sífilis, lepra, escrófula provocada por la bacteria de la tuberculosis, candidiasis debida a la diabetes o sarna, las enfermedades que desde la muerte de Marat le han atribuido diferentes investigadores. Según el análisis del equipo español es imposible saber qué enfermedad era la culpable, pero sí señalan al principal sospechoso: Malassezia restricta, un hongo que provoca dermatitis seborreica, otra de las hipotéticas dolencias de Marat.
“Este hongo habita solo en la piel humana, es extrañísimo encontrarlo en los documentos antiguos y su ADN nos dice que es una variante no actual, sino que puede ser de hace unos 200 años”, explica Lalueza-Fox. “En aquella época no había tratamientos contra esta infección, así que si llevaba tres años sufriéndola es posible que el hongo hubiese llegado a la sangre provocando inmunodepresión y sepsis. Si es así, Marat habría muerto en pocas semanas si no hubieran asesinado”, resalta.
El equipo ha hallado otros dos microbios cuyo ADN también indica que pueden ser de la época: Staphylococcus aureus, que causa eczema, y la bacteria del acné. Estas infecciones secundarias podrían haber contribuido a la comezón que persiguió al revolucionario hasta su muerte.
En un caso de genética forense con muestras de hace 226 años es lógico que haya cabos sueltos. Antonio Alonso, director del Instituto de Ciencias Forenses, explica que “el principal problema es que no hay ningún análisis genético comparativo de familiares para demostrar que se trata de una muestra de sangre de Marat”. “Por otro lado, el método de muestreo mediante hisopo es muy poco eficiente en comparación con realizar un recorte de la mancha para extraer ADN, pero es lógico que esto se ha evitado para conservar intacto el periódico”.
“Este caso es conocidísimo entre los dermatólogos, se explica en los libros de texto”, explica Raúl de Lucas, jefe de dermatología pediátrica del hospital La Paz, en Madrid. “Por los síntomas y su gravedad creemos que se trataba de un linfoma cutáneo [un cáncer de los glóbulos blancos poco común]. El hongo que se ha hallado no debería poder extenderse por todo el cuerpo ni llegar a matar a nadie, incluso en esa época, a no ser que Marat sufriese una inmunodeficiencia, lo que es posible”, opina.
Qué interesante. Me fascina lo que la ciencia puede averiguar.
ResponderEliminarGracias, Isa. Me alegro tanto de volver a encontrar un comentario tuyo. Es reconfortante comprobar que te leen, que compartes curiosidad e intereses con otras personas.
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