El reinado del zar Nicolás II de Rusia comenzó con un penoso suceso. En la ceremonia de coronación en Moscú se entregaron obsequios a todas las personas que participaron. Mientras estas personas estaba aguardando para recibir sus presentes, se corrió el rumor de que no había suficientes regalos para todos. Así comenzó una estampida hacia los mostradores con los regalos, y cientos de mujeres y niños fueron pisoteados y murieron.
Como curiosidad, en el siguiente vídeo se recogen algunos momentos de la coronación de Nicolás II, una de las primeras filmaciones que se conservan (mayo de 1896), aunque no incluye el incidente referido. Como siempre que incluyo un vídeo, aconsejo verlo desde You tube y verlo a pantalla completa.
Cualquier lista de presidentes de los Estados Unidos de América comienza por George Washington en 1789. Si nos ponemos en un plan estricto, estricto, sería así. Pero resulta que Estados Unidos se convirtió en nación en 1.781. ¿Quién gobernó el país en esos años?
Cuando en 1.776 las trece colonias proclamaron la Declaración de Independencia, comenzaron a referirse a las colonias como estados y a ellos como a “Representantes de los Estados Unidos de América”. Sin embargo, esto era más bien descriptivo y no una designación formal.
Cuando las colonias se proclamaron independientes comenzaron a crear una estructura de funcionamiento, pero sin una autoridad central tan poderosa que pudiera hacerse tan opresiva como la monarquía británica, a la que se habían opuesto. Reconocieron la necesidad de un Congreso, un consejo de administración central, pero tenían claro que el Congreso y los Estados debían ser iguales en soberanía.
Estos hombres cultos escogieron sus palabras con todo cuidado y las frases de sus documentos quieren decir exactamente lo que dicen. El documento en el que trabajaron se refiere a “una Confederación”, una liga voluntaria de estados. El artículo I llama a la Confederación “los Estados Unidos de América”.
El 15 de noviembre de 1.777 fueron aprobados los Artículos de la Confederación y la Unión Perpetua, el primer documento de gobierno de los Estados Unidos. Debido a los distintos problemas territoriales, pasaron tres años y medio hasta que los trece estados ratificaran el documento, siendo Maryland el último, el 2 de febrero de 1.781.
Este documento creó la oficina del presidente, para ser designado por un Comité de los Estados y limitado a un término de un año. Los deberes presidenciales incluían presidir el Congreso, la ejecución de leyes, tratados y órdenes militares, la recepción de dignatarios extranjeros y otras funciones rutinarias.
John Hanson
El Congreso, del que George Washington formaba parte, eligió como primer presidente, de forma unánime, al primer candidato, John Hanson, el 5 de noviembre de 1781.
John Hanson, entre otras cosas, ordenó la marcha de todas las tropas no americanas del suelo de los trece estados, quitó todas las banderas presentes de los países colonizadores y estableció el Gran Sello de los Estados Unidos, con el que todos los presidentes aún firman sus documentos a día de hoy. También estableció el primer Departamento del Tesoro, el primer Secretario de Defensa y el primer Departamento de Relaciones Internacionales. También fue el presidente que declaró el cuarto jueves de noviembre como el día de Acción de Gracias.
Su mandato terminó el 4 de noviembre de 1782, porque la duración del cargo estaba limitada a un año. Los sucesores de Hanson fueron Elías Boudinot, Thomas Mifflin, Richard Henry Lee, Nathaniel Gorham, Arthur St. Clair y Cirus Griffin.
En 1787 se propuso un nuevo documento de gobierno, la Constitución de los Estados Unidos, que sería ratificada en 1.788. Así, George Washington pasaría a ser el octavo presidente de Estados Unidosy primero bajo la Constitución, en 1789.
Sin tanta trascendencia como el episodio de Able Archer 83, se han producido varios otros que, mientras la mayoría del mundo lo ignoraba, nos han puesto al borde de una guerra nuclear. En esta entrada mencionaré algunos, aunque pasaré de largo por la crisis de los misiles de Cuba de 1.962, al ser un caso demasiado conocido.
Poco antes de las 9 de la mañana del 9 de noviembre de 1979, los ordenadores del NORAD en Monte Cheyenne, el Mando Nacional Militar del Pentágono y el Mando Alternativo Nacional Militar en Fort Ritchie (Maryland) notificaron súbitamente la existencia de un ataque nuclear soviético masivo de la categoría MAO-3.
Todo el sistema de represalia nuclear se puso en marcha, todas las prealertas se transmitieron, los bombarderos despegaron, la defensa civil llegó a activarse. Sin embargo, los datos procedentes de los satélites y de los radares no coincidían, no veían ningún misil soviético mientras los ordenadores aseguraban que había al menos 300 dirigiéndose a toda velocidad hacia los Estados Unidos.
La cordura se impuso y no se produjo ninguna represalia, ni siquiera cuando los ordenadores comenzaron a notificar impactos en el territorio continental de los Estados Unidos. A esas alturas, ya era evidente que se trataba de alguna clase de fallo informático.
En efecto, unas horas después se comprobó que alguien había introducido inadvertidamente una cinta de entrenamiento como fuente de datos del ordenador central de la red de análisis de amenazas. Se da la circunstancia de que por aquella época se estaba considerando la posibilidad de automatizar completamente el sistema de represalia nuclear, sin intervención humana, especialmente después que, en unas maniobras casi el 50% de la fuerza de los ICBM estadounidenses no despegara debido a problemas de conciencia de los operadores de los silos.
El 3 de junio de 1980, menos de un año después de lo anterior, los centros de mando norteamericanos recibieron otro aviso de que había un ataque nuclear soviético en marcha. Sin embargo, esta vez el ataque no parecía obedecer a ninguna lógica consistente, y además a veces los ordenadores decían que había 200 misiles soviéticos en el aire, luego que ninguno, luego otra vez que 200, y las cifras no coincidían en los distintos puestos de mando.
Esta vez no se lo tomaron tan en serio y prestaron inmediatamente atención a los datos directos de los radares y los satélites, viendo que no había ningún ataque en curso. Se determinó luego que un chip defectuoso en uno de los ordenadores había ocasionado la falsa alarma. Este incidente no trascendió a la opinión pública hasta muchos años después.
El sistema ruso de satélites de alerta temprana OKO funciona de manera distinta al DSP estadounidense. Mientras el estadounidense enfoca directamente al suelo, el ruso tiene una órbita especial, similar a la de los satélites de telecomunicaciones Molniya, que enfoca a la línea del horizonte, para detectar a los misiles conforme asciendan sobre la misma. A este tipo de órbitas polares, que se aproximan bastante a la Tierra en el hemisferio sur y se alejan de ella en el Norte, se les denomina genéricamente “órbitas Molniya”. De esta manera, con un solo satélite se puede cubrir mucho más espacio y además es más difícil que reflejos o artefactos propios de la superficie o de la atmósfera terrestre produzcan falsas alarmas. Este método es mejor, más económico, más ingenioso y más difícil de inutilizar que el estadounidense.
Sin embargo, el 26 de septiembre de 1983, sólo 25 días después del derribo de un Jumbo surcoreano por las Fuerzas Aéreas Soviéticas, con los dirigentes de la URSS aún convencidos de que se trataba de un avión espía o de “tanteo de defensas”, los satélites OKO detectaron súbitamente el lanzamiento de numerosos ICBM norteamericanos contra la Unión Soviética. Nada de análisis de los ordenadores: los satélites detectaban genuinas trazas térmicas de alta temperatura ascendiendo sobre el horizonte, y los ordenadores identificaron cinco de ellas como correspondientes a misiles balísticos intercontinentales Minuteman sin duda alguna.
Pues pese a todas estas evidencias, el teniente coronel Stanislav Petrov, del GRU (inteligencia militar soviética), en esos momentos al mando de Serpukhov-15 (centro de mando de la inteligencia militar soviética desde donde se coordina la defensa aeroespacial rusa), mantuvo la sangre fría y se negó a dar la alerta. Cuando le preguntaron después por qué no lo hizo, contestó simplemente: “la gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles”.
Resulta que aquel día se había producido una rara conjunción entre la red de satélites OKO, la Tierra y el Sol, coincidiendo con el equinoccio de otoño: el Sol se elevó sobre el horizonte en un ángulo tal que coincidía con el área tangencial de cobertura de todos los satélites que vigilaban los campos de misiles norteamericanos, y ésto produjo en sus sensores señales térmicas falsas. Este efecto estaba previsto por los diseñadores del sistema, pero no está claro si Petrov era conocedor del mismo o no.
El 25 de enero de 1.995 un equipo de estadounidenses y noruegos lanzó un cohete que tenía la misión de estudiar las auroras boreales. Como es usual, treinta países, incluída Rusia, recibieron información previa sobre el lanzamiento. Pero este comunicado no llegó a tiempo a los operadores de los radares rusos, que informaron de la presencia de algo que tenía un comportamiento similar a los misiles norteamericanos Trident.
Boris Yeltsin, siguiendo el protocolo, recibió el maletín nuclear que lo autorizaba a lanzar un ataque atómico, aunque disponía de diez minutos para tomar la decisión. Afortunadamente, en esos diez minutos los operadores de los radares rusos pudieron determinar que el cohete no suponía un peligro para su país, por dirigirse en otra dirección. De todas formas, hasta que el suceso no fue totalmente esclarecido, 48 horas después, la fuerza nuclear permaneció en pre-alerta.
¿Qué hubiera hecho Yeltsin si el tiempo lo hubiera apurado más? Circulan varias versiones pero probablemente nunca sabremos la verdadera.
Esta entrada me ha quedado muy larga y por eso la he dividido en dos partes, que hace mucho calor y no quiero agotaros. Si hay que cansarse, más vale que sea de sostener la jarra de cerveza. Mañana publico la segunda parte.
“Estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial”. Es una frase que hemos oído muchas veces y en ocasiones ha podido ser verdad. A veces por motivos reales, a veces por un malentendido estúpido, a veces por fallos en procedimientos. Nos libró de ello una casualidad, o que alguien tomó una decisión sensata en un momento crítico.
Una de esas ocasiones tuvo lugar en 1.983 con ocasión de una simulación de la OTAN (Able Archer 83), que intentaba recrear un estado de emergencia en el que se activarían los mecanismos de defensa. Implicaba realizar un despliegue defensivo tan realista que los rusos lo entendieron como una situación de amenaza, disparando todos los sistemas de alerta nuclear.
En años anteriores (veremos algunos casos en la entrada siguiente, por no alargar ésta excesivamente) se habían producido otras alarmas y más recientemente un par de incidentes con aviones que dieron como resultado un nerviosismo generalizado.
En 1.978, un vuelo de Korean Air salió de París con rumbo a Corea del Sur. Una involuntaria violación del espacio aéreo soviético por errores humanos llevaría al avión a ser identificado como un avión militar estadounidense. Después de fracasados intentos de comunicación, dos cazas soviéticos terminaron disparando un misil que obliga al avión dañado a seguir en vuelo hasta aterrizar en un lago congelado cerca de la frontera con Finlandia. El resultado del incidente sería relativamente afortunado: 107 sobrevivientes de un total de 109 personas a bordo, rescatados y liberados unos días después.
El 1 de septiembre de 1.983 un avión de pasajeros (un Boeing 747-200) de Korean Air sobrevoló un área de territorio soviético restringido, en la ruta para unir Nueva York y Seúl, con escala en Alaska. Fue interceptado y abatido en las cercanías de la isla de Sajalín. En el incidente murieron 269 personas. En un primer comunicado, las autoridades soviéticas se limitaron a señalar que un avión no identificado había sido derribado por sobrevolar territorio ruso.
La búsqueda de los restos del avión movilizó a norteamericanos, japoneses y soviéticos (treinta y dos barcos soviéticos, varias decenas de barcos estadounidenses y remolcadores japoneses contratados por los norteamericanos). La búsqueda del KAL 007 fue la más ambiciosa realizada hasta el momento. Lo que interesaba sobre todo no era recuperar cadáveres, sino las cajas negras, pues lo que demostraran aquellas daría la razón a unos o a otros.
Cinco días después, tras la reacción mundial, los soviéticos admitieron que se trataba de un avión de pasajeros, pero que los pilotos no tuvieron forma de saberlo. La búsqueda se abandonó después de varias semanas de infructuoso barrido de un área de 225 millas cuadradas en aguas internacionales.
Años después se sabría que el montaje de búsqueda de los soviéticos en aguas internacionales en el Mar de Japón era una operación de distracción, puesto que los restos del avión ya habían sido localizados, con sus cajas negras. Éstas se entregaron diez años después, tras la caída de la Unión Soviética.
El avión había sido derribado efectivamente, por invadir el espacio aéreo soviético, y sin embargo, las autoridades decidieron mantener la noticia del hallazgo como un secreto, evitando la difusión. En las transcripciones recuperadas, se desvela que la tripulación no estaba al tanto de que estaba fuera de curso y violando el espacio aéreo soviético. La razón por la que se ocultó el hallazgo del avión habría que buscarla en la versión del piloto soviético que efectuó los disparos de los misiles. Según su testimonio, se habían violado los estándares internacionales de intercepción, sin realizar las correspondientes advertencias.
Y aún más, habría una razón por la cual no se siguió el protocolo de intercepción: tan sólo un día antes, un avión espía norteamericano (RC-135 USAF) habría hecho una incursión en la zona en la misma ruta, siendo detectado por radares soviéticos, pero sin llegar a ser interceptado por los caza que resguardaban el espacio aéreo. En tal versión de los hechos, en la que coinciden funcionarios y analistas privados, el KAL 007 sería la desafortunada víctima de una serie de sucesos encadenados con todos los ingredientes de la Guerra Fría, y un trágico malentendido. Según se intuye, es probable que el mismo día del incidente del avión surcoreano, el RC-135 USAF haya sobrevolado la zona, incluso acercándose al KAL, para confundirse en su señal de radar y no ser interceptado como un avión espía. El KAL tuvo su peor error, en el lugar incorrecto, y en el momento menos indicado, para terminar siendo confundido con un avión espía.
Del incidente nacería la utilización del sistema GPS para usos civiles, aprobado por Ronald Reagan. De éste modo se evitarían los errores de navegación, en tiempos en que un desvío de pocos kilómetros se pagaba demasiado caro.
Por todo lo anterior, cuando sólo dos meses después del incidente del KAL 007 se produjo el simulacro de la OTAN, fue suficiente una mínima sospecha para desencadenar la paranoia.
En momentos en que los servicios de inteligencia soviéticos estaban a la espera de los primeros signos de un ataque nuclear, la OTAN comenzaba a simular uno. Para ello, se llegó a utilizar un nuevo sistema de cifrado en las comunicaciones, que fue detectado por los soviéticos. No sabían qué decían los mensajes, pero comprobaron que tenía lugar un aumento exagerado de comunicaciones entre Gran Bretaña y Estados Unidos.Todas las señales inducían a pensar en un ataque nuclear inminente, alimentados por una serie de procedimientos militares inéditos por parte de la OTAN. Ante la amenaza, los responsables militares de la Unión Soviética creyeron que la única oportunidad de sobrevivir a un ataque de la OTAN era adelantarse, disparando los mecanismos defensivos de alerta.
El ejercicio, realizado a lo largo de diez días, fue subiendo el nivel de alerta soviético a un punto dramático, hasta su finalización el 11 de noviembre, que termina de forma abrupta con la amenaza de una guerra nuclear y dispone el fin del alerta.
El 8 de noviembre, por su parte, es calificado como uno de los momentos más peligrosos de la historia, cuando altos cargos de la Unión Soviética se convencieron de que estaban a punto de entrar en un ataque nuclear por parte de Occidente. Todo el arsenal nuclear fue puesto por entonces en alerta máxima, a punto para lanzar un ataque completo a modo de represalia en Europa Occidental y Estados Unidos.
Aunque aún hoy la información sobre el ejercicio y las reacciones soviéticas permanecen como parte de la información clasificada por parte de Estados Unidos, diversos historiadores registraron declaraciones de funcionarios norteamericanos mostrándose sorprendidos por el nivel de reacción soviética ante el ejercicio. Por el otro bando, una única fuente soviética (el agente Oleg Gordiesky) fue la responsable de hacer público detalles sobre el incidente Able Archer 83 y las reacciones.
Echar con cajas destempladas es una expresión que viene del ámbito militar:
Acto público por el que un militar, que había cometido alguna falta o delito, era humillado públicamente frente a sus compañeros y mandos tras ser expulsado del cuerpo, o al conducirlo al calabozo o, incluso, antes de ser ejecutarlo.
Durante el trayecto, los tamborileros de la unidad debían destemplar las cajas, es decir, desajustar los bordones (hilos que cruzan el instrumento) o parches, que proporcionan la peculiar sonoridad de los instrumentos de percusión, de manera que acompañaban al encausado tocando unos redobles que sonaban estridentes y nada armoniosos.
Cuando Evans excavó en Cnossos encontró tablillas de barro cubiertas de signos. Pronto Evans distinguió que había dos escrituras diferentes, a las que llamó lineal A y lineal B. La lineal A, que solo ha podido ser descifrada en una pequeña parte, sustituyó al jeroglífico cretense y surgió para poner por escrito el idioma minoico. Pero Evans no consiguió descifrar la lineal B.
La escritura lineal B se pudo descifrar bastante después, tras años de esfuerzos y las sucesivas aportaciones de diferentes personas que, después de muchas conjeturas, iban aportando ideas con las que los investigadores fueron acercándose poco a poco al feliz resultado final.
Michael Ventris
Aunque para la posteridad quedó el nombre de Michael Ventris como quien descifró la lineal B, no sería justo dejar de mencionar a otras personas.
Michael Ventris era un británico nacido en 1.922. Su formación fue como arquitecto, pero entonces no se consideraba que el estudio de las lenguas clásicas fuera un "impedimento" para alguien que fuera a dedicarse después a una profesión "de ciencias", de forma que Ventris era bastante aficionado a las lenguas clásicas ya desde niño.
Con 14 años asistió a una conferencia de Evans y, entusiasmado, decidió que él sería el que resolviera el problema de las aquellas escrituras. Se dedicó en sus ratos libres a intentar leerlas y traducirlas. Primero pensó que tenían relación con el etrusco y así llegó a publicar a los dieciocho años su primer artículo sobre el tema. Más tarde se dio cuenta de su error y buscó otras posibles explicaciones en lenguas afines, como el griego clásico, hacia el que dirigió sus esfuerzos desde entonces. En sus ratos libres dedicó una gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo al estudio y comprensión del Lineal B, que fue su gran obsesión. Pasó varios años probando distintas combinaciones de signos, manteniendo abundante correspondencia con varios expertos.
Alice Kober
Precisamente una de aquellos expertos, la estadounidense Alice Kober, le ofreció una pista crucial: que había llegado a la convicción de que la lineal B era una forma de poner por escrito una lengua flexiva (1). Sin embargo Ventris no hizo caso de aquello y cometió un gran error, pues Kober estaba en lo cierto, y eso retrasó quizás años el definitivo desciframiento de la escritura. Finalmente, su colaboración con el especialista en lenguas clásicas, John Chadwick, junto con el cual pudo descifrar y comprender plenamente el Lineal B. El día 24 de junio de 1,952, en una entrevista para la BBC, dio a conocer la noticia de que la escritura lineal B había sido descifrada. La gran sorpresa que proporcionó esa escritura es que era una forma de escribir griego. La lengua que nos transmitía esa escritura era, sin duda alguna griego, un griego arcaico, pero griego.
Ventris no pudo disfrutar mucho de su descubrimiento, pues el 6 de septiembre de 1.956 murió, con 34 años, en un accidente de tráfico.
Después de leer gran número de textos, hasta ese momento indescifrables, se llegaba a ciertas conclusiones. Los textos micénicos en lineal B ya leídos tenían en común:
- Eran de carácter contable: inventarios, listas de ganados y otros bienes, etc.
- Todos estaban inscritos en tablillas de barro o pintados sobre recipientes de cerámica
- Ningún documento estaba "ilustrado"
- Todos eran posteriores al año 1.450 a. C.
Pero he aquí que en 1.994 se encontró en Kafkania, a pocos kilómetros de Olimpia el llamado "Guijarro de Kafkania". Contiene una breve inscripción de ocho signos silábicos en silabario lineal B, que tal vez deben leerse como a-so-na / qo-ro-qa / qa-jo. En el reverso hay un símbolo de doble hacha de la que salían una especie de rayos. Se ha sugerido que qo-ro-qa es un nombre de persona que contiene el sufijo /-ōkʷs/ (-ωπς). Se ha datado la inscripción, a partir del contexto arqueológico, en el siglo XVII a. C. Esto lo convertiría en el testimonio escrito más antiguo de la Grecia continental, y en el documento escrito en lineal B más antiguo. En seguida saltó la polémica porque aquello contradecía TODO lo que hasta entonces caracterizaba las inscripciones en lineal B:
- No era de carácter contable:
- No estaba inscrito en tablillas de barro ni pintados sobre un recipientes de cerámica
- incluía un "dibujo" (una extraña doble hacha radiada) en una de sus caras
- Había sido hallado en un estrato correspondiente al 1.600 a. C
Louis Godart lo publicó, echando las campanas al vuelo, diciendo que esto demostraba que los micénicos usaban la escritura para otras cosas diferentes que fines contables, quizás hasta literatura. Hasta que otro experto, un norteamericano llamado Tom Palaima puso de manifiesto una serie de hechos: el guijarro había aparecido el 1 de abril el "fools day"(que para los británicos es el equivalente a nuestro día de los inocentes), y que, sospechosamente, aparece el nombre del marido de la arqueóloga y de como llamaban a su hijo, un niño que correteaba todo el rato por la excavación. En resumen, que es un bromazo y como inscripción es más falso que Judas. Y ahí acabó el asunto, nadie más dijo ni pío.
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1) Una lengua flexiva es la que tiene que tiene un sistema flexión nominal o verbal extensivo. Una lengua sintética, es decir, un tipo de lengua que combina muchos morfemas por palabra. Una lengua fusionante en la que cada sufijo flexivo expresa varias categorías gramaticales simultáneamente. Ej: camino, caminero, caminera: Sevilla, sevillano, sevillana.
En la entrada anterior comencé diciendo que las ideas para las entradas de este blog venían de muchas y diferentes procedencias, y mencionaba "cosas que había leído de niña". Esta es una de ellas.
Cuando era pequeña, mi padre recibía todos los años de un amigo, como regalo de Navidad, una suscripción anual a una revista mensual que yo devoraba en cuanto llegaba por correo (Selecciones del Reader´s Digest). Me parecía muy distraída, porque venían resúmenes de libros, artículos de todo tipo y relatos divertidos, tiernos, de intriga… No era española, así que trataba de muchos temas, autores y personajes desconocidos para mí. Todavía me arrepiento de no haber guardado algunos números concretos, como uno donde aparecía un relato muy divertido acerca de las deducciones de un grupo de arqueólogos del futuro al excavar lo que había sido un hotel de carretera de nuestros tiempos. Si hubiera conservado este relato estoy segura de que lo hubiera leído en clase en alguna ocasión.
En esa revista lei por primera vez, hace más de 50 años, sobre el personaje que hoy me ocupa. Le llamaban “La pimpinela escarlata del Vaticano”, así se titulaba el artículo que leí de niña. El mote, puesto por un periodista que escribió una biografía suya, estaba inspirado en la novela de la baronesa Orczy “La pimpinela escarlata”, que tenía como protagonista a un noble inglés que fingía ser un frívolo pisaverde, pero que en realidad utilizaba esa máscara para dedicarse a salvar a inocentes del terror posterior a la Revolución Francesa. Después de aquella lectura infantil me reencontré dos veces más con el personaje.
En una fecha que no recuerdo vi en televisión una película de aventuras muy antigua, protagonizada por Leslie Howard. Era una de las varias que protagonizó dando vida a aquel aristócrata inglés a quien llamaban "La pimpinela escarlata". Hizo varias peliculas sobre las aventuras de ese personaje. Por cierto, a Howard le iba estupendamente el papel de quien recibía ese nombre porque parecía una frágil florecilla (de ahí el sobrenombre) aunque fuera otra cosa muy distinta del indolente aristócrata. Recordé entonces lo que había leído, aunque seguía siendo el personaje de ficción de la baronesa la baronesa Orczy. Aunque el argumento de la película no tenía que ver nada con el personaje sobre el que leí, me hizo recordar aquel artículo de Selecciones.
Pasaron más años y en 1.984 emitieron en televisión española otra película, mucho más moderna. Se llamaba "Escarlata y negro". `protagonizada por Gregory Peck y Christopher Plummer. Y esta vez sí era sobre el personaje que conocí de niña en la revista de mi padre.
Pero nuestro protagonista no era noble, ni inglés ni vivió en la época de la Revolución. Era un sacerdote irlandés llamado Hugh O’Flaherty. Nació en 1898 en el condado de Kerry, en Irlanda. Terminó sus estudios en Roma y allí fue ordenado sacerdote en 1925. Se doctoró en teología, derecho canónico y filosofía. Después fue destinado a la diplomacia vaticana en Egipto, Haití, Santo Domingo y Checoslovaquia. De regreso en Roma, de vuelta al Vaticano, en 1941 recibió del papa la misión de comprobar el estado de
los prisioneros de guerra. Se recorría los campos de concentración del norte de Italia, buscando a aquellas personas que habían sido dadas por desaparecidas. Luego, por medio de Radio Vaticano, comunicaba a los familiares su paradero. A través de sacerdotes rurales hizo llegar a los campos alimentos, medicinas y ropa de abrigo, y consiguió la destitución por las autoridades italianas de varios comandantes de campos de concentración que eran conocidos por su dureza. En diciembre de 1942 el gobierno fascista consiguió prohibirle su actuación acerca de los campos de prisioneros.
Como tanta gente, al principio había creído que las confusas y poco documentadas historias que llegaban sobre lo que estaba ocurriendo con los judíos en Polonia u otros lugares eran exageraciones, pero cuando en 1942 los alemanes empezaron a perseguir a los judíos italianos O’Flaherty se dio cuenta de la verdad de todo aquello. En una ocasión se le acercó un judío con un niño y una cadena de oro y le dijo: “Mi esposa y yo seremos detenidos en cualquier momento. No tenemos escapatoria y cuando seamos llevados a Alemania moriremos. Pero tenemos un hijo pequeño, que tiene sólo siete años y es demasiado pequeño para morir. Por favor, coja la cadena y quédese con el niño. Cada eslabón de la cadena lo mantendrá durante un mes. ¿Va a salvarlo?” O´Flaherty escondió al niño, consiguió documentación falsa para los padres, y al término de la guerra reunió otra vez a la familia.
A partir de ese momento comenzó, poco a poco, a ayudar a cualquier persona perseguida o huída de los nazis: judíos de cualquier nacionalidad, prisioneros aliados fugados, partisanos italianos, árabes… Sin darse apenas cuenta aquello tomó unas dimensiones tales que hicieron necesaria la colaboración de otras personas, una infraestructura importante, organización y planificación.
El 3 de septiembre de 1943 se produjo la rendición de Italia, que desencadenó una avalancha de evasiones de prisioneros, al relajarse un poco la disciplina. Miles de ellos se dirigieron a Roma, buscando refugio. El 14 de septiembre los alemanes ocuparon la ciudad y se pusieron como objetivo capturarlos antes de que se acogieran a la neutralidad del territorio vaticano, menos de medio kilómetro cuadrado.
Se corrió la voz de que el monseñor irlandés se ponía todos los días en un lugar fijo de la Plaza de San Pedro, para que acudieran a él todos los que necesitaran ayuda. El Vaticano era territorio neutral y aprovechó esa circunstancia para dar allí un primer refugio a los fugitivos. Poco a poco fue creando una red de escondites clandestinos: pisos alquilados, casas de colaboradores, su antiguo seminario, colegios, conventos, la residencia papal de verano de Castel Gandolfo, granjas cercanas a Roma y el interior del mismo Vaticano. A algunas personas les dio cobijo hasta el final de la guerra; a otras las tuvo escondidas hasta que les conseguía documentos falsos y podía sacarlos del país hacia lugares seguros.
Pronto se le unieron otras personas en “La Organización”.
El embajador británico ante el Vaticano, D’Arcy Osborne, no podía, por su posición, ayudarlo abiertamente, pero le proporcionaba dinero siempre que podía y puso a su disposición a un hombre extremadamente valioso:
John May, mayordomo del embajador, persona muy inteligente, que se movía hábilmente en el mercado negro obteniendo todo lo necesario y que se convirtió en su colaborador más importante; el conde Sarsfield Salazar, cónsul de Suiza; el príncipe Filippo Doria Pamphili, proveedor de grandes sumas de dinero,
Molly Stanley, institutriz inglesa de los hijos de la duquesa de Sermoneta;
Sam Derry, militar británico capturado en el norte de África que había escapado de un tren cuando atravesaba el norte de Italia. Junto con O’Flaherty, May y el conde Salazar, formó la dirección de La Organización;
Otros colaboradores fueron Delia Murphy, esposa del embajador irlandés en Roma; los tenientes Bill Simpson y John Furman; los sacerdotes Borg, Roche o Munster; los superiores de las órdenes religiosas que escondían a fugitivos en sus instalaciones; Hugh Montgomery, secretario de la embajada inglesa que posteriormente se ordenaría sacerdote…
Henrietta Chevalier, viuda maltesa con ocho hijos. Henrietta tuvo escondidos en su casa a refugiados hasta el final de la guerra. Con la sucesiva incorporación de colaboradores y ante el aumento de personas escondidas (llegó a haber más de 4.000 simultáneamente), se pudieron repartir las tareas para más eficiencia: O´Flaherty se encargaba de las visitas a los enfermos en los hospitales y a los prisioneros de la prisión Regina Coeli, de organizar nuevos refugios y de obtener provisiones; Furman y Simpson, con la ayuda de John May y el Conde Salazar, se responsabilizaban de conducir a los evadidos hasta su refugio, distribuir el dinero y hacer que los suministros llegaran a su destino; John May, que era buen dibujante y fotógrafo, realizaba falsos documentos; Derry coordinaba las operaciones; Molly Stanley vigilaba la prisión Regina Coeli e informaba de los nuevos ingresos en ella. También, con Henrietta Chevalier, visitaba allí a los enfermos. La ayuda económica procedía de Sir d´Arcy, el príncipe Filippo Doria Panphili y el Servicio de Inteligencia Británico mediante operaciones con Londres a través de Suiza y cambiando moneda en el mercado negro. Es de destacar el valor de los civiles italianos implicados, pues los militares, si eran descubiertos, eran enviados a prisión, pero para los civiles suponía directamente el fusilamiento.
El principal enemigo de O´Flaherty, que convirtió su captura en una obsesión personal, era Herbert Kappler, teniente coronel de la SS y Jefe del Servicio de Seguridad en Roma. Comenzó exigiendo a la comunidad judía de Roma la entrega de dos millones de libras esterlinas en oro con la promesa de que a cambio se les dejaría en paz. El gran rabino de Roma pidió ayuda al papa y éste apeló a la nobleza romana, logrando recaudar en poco más de 24 horas lo exigido. Kappler, por supuesto, no cumplió su palabra, e inmediatamente organizó una redada en el ghetto judío, enviando a sus habitantes a campos de concentración en Alemania. El gran rabino de Roma, Israele Zoller, pudo refugiarse en el Vaticano, y allí permaneció a salvo hasta el final de la guerra. Posteriormente pidió ser bautizado en la Iglesia católica, y tomó el nombre de Eugenio, en agradecimiento a Pío XII.
Pero Kappler es tristemente más conocido por otro episodio, la matanza de las Fosas Ardeatinas, en las que 335 civiles italianos fueron asesinados de un tiro en la nuca en represalia por el estallido de una bomba unos días antes. Después de esta masacre, Kappler estrechó aún más el cerco sobre La Organización, amenazando con detener incluso a personas protegidas por su calidad de diplomáticos.
Hubo muchos momentos de peligro: detenciones y redadas que obligaban a organizar de improviso la evacuación de docenas de refugios, interrogatorios, controles de documentación… Llegó un momento en el que O´Flaherty no podía moverse por Roma. Kappler rodeó el territorio del Vaticano de paracaidistas que montaban guardia permanentemente con orden de dispararle si atravesaba la línea que separaba el territorio vaticano de la Roma ocupada. En una ocasión O’Flaherty se libró por los pelos, escapando de casa del príncipe Doria disfrazado de carbonero. A partir de ese momento salió muchas veces del Vaticano utilizando diferentes disfraces. Otra vez le tendieron una trampa con una falsa llamada de auxilio desde una granja a las afueras de Roma, pero fue avisado. Por último, intentaron asesinarlo mientras rezaba en una capilla en el interior de la misma basílica de San Pedro, siendo salvado por May y varios miembros de la Guardia Suiza.
Por fin llegó la liberación de Roma. La Organización tenía en ese momento a su cargo 3925 fugitivos: 1695 ingleses, 896 sudafricanos, 429 rusos, 425 griegos, 185 norteamericanos y el resto de otras 20 nacionalidades. Los últimos días de los alemanes en Roma fueron momentos de confusión y desbandada. En ese momento, O’Flaherty aún fue capaz de hacer un gran favor a sus enemigos (1).
El trabajo de O´Flaherty fue reconocido con la concesión de la medalla de la Libertad con la Palma Plateada por Estados Unidos; Gran Bretaña lo nombró Caballero de la Orden del Imperio Británico, y el gobierno italiano le concedió una pensión vitalicia que no aceptó.
Pero O´Flaherty no dio por terminada su misión con el fin de la guerra. Miles de soldados italianos prisioneros fueron internados en África del Sur, por lo que sus familiares acudían al Santo Oficio en busca de noticias. Durante varios años O´Flaherty se ocupó de ellos, encargando a un grupo de sacerdotes que confeccionaran listas de prisioneros y le mantuvieran informado. También colaboró en el traslado a Israel de muchos judíos que había salvado de la persecución nazi. Por último, se ocupó de su mayor enemigo. Kappler, condenado por crímenes de guerra, fundamentalmente por la matanza de las Fosas Ardeatinas, estaba internado a perpetuidad en la prisión de Gaeta, entre Roma y Nápoles. Desde la liberación de Roma hasta 1960, O´Flaherty fue su único visitante, acudiendo a verlo una vez al mes. En 1959 Kappler pidió a O´Flaherty que lo bautizara (2).
En 1960 Hugh O’Flaherty sufrió un infarto mientras decía misa, y se retiró a Irlanda, donde vivía su hermana. Murió en su pueblo natal el 20 de octubre de 1963.
(1) Tengo dos versiones de lo ocurrido y no puedo asegurar cuál es cierta. Según una versión, Kappler pidió en el último momento a O’Flaherty que sacara clandestinamente de Italia a su mujer y a sus hijos para salvarlos de los partisanos. Según otra versión, fue Ludwig Foch quien le pidió que salvara a su madre y a su hermana. Sea cual sea la versión verdadera, O’Flaherty lo hizo.
2) En 1977 Kappler fue trasladado de la cárcel a un hospital para ser tratado de un cáncer. Desde allí, con la ayuda de su segunda mujer (se había divorciado de la primera y se casó en la cárcel con una enfermera con la que empezó a tratarse por carta), se evadió y huyó a Alemania. Este hecho causó una crisis diplomática entre Italia y Alemania, pues en este país se ordenó que no se persiguiera al huído. Kappler murió en 1978 en Soltau.
La idea para escribir las historietas de este blog pueden venir de casi cualquier sitio: de una película que veo, de algo que leí cuando era niña, de un documental, de una idea que se apunta en una conferencia, aunque no se desarrolle. Una vez que llama mi atención, busco mas datos para completarla, imágenes para ilustrarla, me aseguro de fechas y nombres, y cuando está lo suficientemente redonda, entonces y solo entonces publico la entrada. Ya publicada en el blog, la releo, para enmendar los errores mecanográficos, o algùn signo de puntuación mal puesto. Cuando creo que está correcta, le doy al botoncito de "compartir en Face book" Y ya está.
Me temo que hoy no voy a sorprender a nadie. El grupo de personas que recibe una notificación de que he publicado un enlace son los que Face book tiene registrados como mis "amigos" y no son más que alrededor de 70, 73 creo. Suponiendo que todos ellos vayan a ver ese enlace, y ya es mucho suponer, como todos son más o menos de mi quinta, supongo que todos conocen la historia, o les suena de algo. Pero es que este blog es algo más que un blog, es una "tela de araña". Me explico. La araña teje su tela, y la deja ahí tendida. No tiene la seguridad de que algo vaya a caer en ella. He tenido muchos blogs. Y he eliminado casi todos. Ahora me arrepiento, se han perdido algunos textos memorables. Escribí uno sobre las semanas en las que estuve en unas excavaciones de unos dólmenes del Calcolítico en Alcalá del Valle ¿Te acuerdas, Merche? Aquel día yo estaba "en estado de gracia" y salió algo irrepetible. Con aquello Berlanga hubiera hecho una película que hubiera sido famosa: la marquesa un poco loca enamorada del dirigente comunista del pueblo que parecía un bandolero sacado de las primeras películas de Carmen Sevilla (por las patillas que gastaba), el hijo de la marquesa, un pirado que iba vestido con pantalón de camuflaje y botas militares, con un machete al cinto y la cabeza rapada, el delincuente juvenil (había prendido fuego a la casa de sus abuelos) que iba todos los días a la excavación a mirar extasiado a una de las arqueólogas, el sargento de la Guardia Civil, muchos años destinado en Ceuta, que estaba todo el día inhalando algo por la nariz (sospechábamos que dentro de aquel botecito había algo diferente de lo que anunciaba el inofensivo nombre de producto farmacéutico), el hombre ya mayor (aunque incomprensiblemente lo llamaban "el Niño") que nos contaba, como presumiendo de ello, que una vez había encontrado una estatua de piedra y la había roto "por si había oro dentro", las parejas de novios que, tras casarse en el pueblo, iban a los dólmenes para hacerse fotos para el álbum de la boda... Una galería de personajes surrealistas que parecían imposibles de inventar.
He decidido que llegará un momento en el que no tenga ganas, o cabeza para seguir escribiendo, dejaré de escribir pero no eliminaré ni este blog ni el de Mujeres por descubrir, y los dejaré suspendidos en la red en la red per saecula saeculorum como una tela de araña en la que cualquier día puede caer una mosca despistada que llega desde un buscador o vaya usted a saber desde donde. Y esa mosca puede ser de otra generación. Cabe dentro de lo posibleque no conozca la historia, ni la canción. De forma que escribo este post como quien lanza al mar una botella con un mensaje dentro.
Vosotros coetáneos míos, y además muy leídos (yo escojo a mis amigos) habéis visto la foto del encabezamiento y sabéis que me refiero a la canción "Libre" que hizo famosa Nino Bravo y a Peter Fechter, que no fue la primera persona que murió en el Muro de Berlín, pero sí el primero que se hacía famoso aunque el autor de la canción, José Luis Armenteros, negó que se refiriera concretamente a él, aunque reconoció la inspiración.
La primera víctima mortal en el muro fue una mujer, Ida Siekmann, en agosto de 1961. La mujer, desesperada, se tiró desde la ventana de su casa tratando de superar la pared y llegar al otro lado. Las severas heridas ocasionadas por la caída provocaron su muerte.
Ya había transcurrido un año desde la construcción del Muro de Berlín cuando dos jóvenes alemanes que se encontraban en el lado Este querían sortear el obstáculo e irse a radicar a Alemania Federal. La misión era complicada. Peter Fechter y Helmut Kulbeik pasaron varias semanas observando con detenimiento cada movimiento de la guardia, las rutinas, las diferentes características de la construcción. Hasta que se les ocurrió un plan. Algo precario, pero ellos consideraban que si aprovechaban la velocidad y la agilidad de sus 18 años podía tener éxito. El 17 de agosto de 1962 se decidieron a llevarlo a cabo. Peter y Helmut eligieron cuidadosamente el lugar desde donde intentarían la fuga. El Muro se iba reformulando todo el tiempo, semana a semana adquiría nuevas medidas de seguridad para no ser traspasado, así que el plan tenía que ir cambiando de forma improvisada, por lo que estaba lejos de ser perfecto. A lo largo de su recorrida su ancho variaba, había barreras, torres de vigilancia, sistemas de disparo automático, distinto número de tropas. Todos esos factores entraron en su análisis.
Los dos adolescentes se escondieron en una panadería (otras fuentes dicen una carpintería) pegada al Muro. En ese lugar exacto la seguridad parecía vulnerable. Conocían de memoria el movimiento de los guardias. Había un breve momento en que se producía un punto ciego en el lugar que ellos se encontraban. Debían aprovecharlo. Saltar, caer en lo que se denominaba Pasillo de la Muerte, (también conocido como Zona de Seguridad o Zona de nadie), un pasaje que estaba entre los dos muros, correr rápido una decena de metros hasta alcanzar el Chech Point Charlie, el más cercano punto de entrada a Berlín Oeste que tenían. Luego sortear el alambre de púa y trepar la cerca para caer del lado occidental.
Peter Flechter (un obrero de la construcción de 18 años) y su amigo lograron saltar sin ser vistos pero mientras escalaban el cerco, el último obstáculo, que los separaba del lado Occidental, fueron divisados por los guardias del lado Oriental. Primero fue un grito. Seco, terminante, intimidatorio. Los chicos no giraron la cabeza y apuraron sus movimientos. Enseguida llegó la ráfaga de disparos.
Helmut consiguió llegar a lo alto del muro y dejarse caer del otro lado. Estaba ileso. Y en libertad.
Peter fue alcanzado por una bala que le hirió en la pelvis. Cayó de espaldas contra la tierra. Quedó tirado en la Zona de Nadie. A su alrededor se fue formando un charco de sangre oscura. Además de los soldados de ambos lados de la división, muchas otras personas, incluidos periodistas, habían presenciado el hecho. Los testigos pidieron que atiendan al chico que estaba tirado. Estaba con vida pero perdía mucha sangre. La gente se fue acumulando y comenzó un griterío pidiendo clemencia y humanidad. Pero nadie fue a asistir a Peter. Los soldados del lado occidental le tiraron un botiquín para que intentara unas curaciones preliminares. Fue una idea ridícula. El chico estaba demasiado débil y semiinconsciente. Los soldados de ambos lados no se animaban a acudir en su ayuda. Tres días antes, en otro incidente, un soldado de la RDA había muerto por un disparo de un policía occidental y nadie se atrevía a intervenir. Durante 50 minutos Peter Flechter agonizó ante la vista de cientos de personas que solo miraron. Cuando dos soldados del lado oriental lo recogieron, una hora más tarde ya nada se podía hacer. Peter, a los 18 años, había muerto de un balazo, procurando su libertad, tratando de cruzar el muro absurdo.
Durante la tarde hubo protestas en Berlín Occidental no sólo contra la República Democrática Alemana, sino también contra las fuerzas militares de Estados Unidos, a las que se acusaba de pasividad. El Alcalde de Berlín, Willy Brandt, intentó calmar a la población, pero hacia media noche, unas 10.000 personas se manifestaron e incluso tiraron piedras contra un autobús de tropas rusas que se dirigían al monumento en Berlín Occidental que custodiaban.
En los días siguientes, el Canciller Konrad Adenauer escribía a Nikita Jrushchov protestando porque en "una gran ciudad del mundo civilizado" se negara los primeros auxilios a un joven. Pero también pidió al embajador estadounidense Walter C. Dowling que en el futuro se interviniera para ayudar a la víctima.
Monumento a Peter Fetcher
Se colocó una cruz en el lado occidental cerca del punto donde cayó y murió Fechter. En el primer aniversario de su muerte, Willy Brandt, entonces alcalde de Berlín occidental, depositó una ofrenda de flores. Después de la reunificación alemana, en 1990, se construyó el Monumento a Peter Fechter (Zimmerstraße), en el lugar donde cayó del lado este, y se ha convertido en punto focal de algunas de las conmemoraciones referentes al muro. La calle donde fue tiroteado toma su nombre a partir de agosto de 2012.
En marzo de 1997 (treinta y cinco años después de los hechos); dos antiguos guardias de Alemania del Este (el tercero había muerto ya), Rolf Friedrich y Erich Schreiber fueron acusados de la muerte de Fechter, y allí admitieron haber disparado. Fueron hallados culpables y condenados a 21 meses de prisión, en libertad bajo custodia, ya que según los jueces era imposible decir con seguridad cual de los tres guardias había efectuado el disparo mortal.
Durante el juicio también quedó claro que las heridas de Fechter eran mortales, de manera que de haber sido asistido, habría muerto de todas formas. Sin embargo, en el libro "Muerte en el Muro... El caso Peter Fechter", los periodistas Lars-Broder Keil y Sven Felix Kellerhoff ahondaron en ese interrogante y elaboraron una minuciosa reconstrucción de los hechos que demuestra que un movimiento desde cualquiera de los dos lados hubiese salvado la vida del joven, en lugar de desatar un tiroteo, como entonces se justificó.
Hasta el final hubo quienes no perdieron la esperanza de fugarse. Winfried Freudenberg fue la última víctima que se cobró el Muro. Fue en 1989, poco antes de que desapareciera. Trató de cruzar en un globo casero (se conocían intentos exitosos de familia enteras) pero el artefacto se desplomó desde una altura considerable. ¿Cuantas personas murieron tratando de cruzar el muro? Según lo que leáis, 140, 0 200, incluidos niños. No hay datos seguros.
Pasaron 9 años. En 1.971 que Nino Bravo sacó la la canción "Libre", que le habían escrito José Luis Armenteros y Pablo Herreros. Armenteros desvinculó la letra de la canción, es más, declaró que se quedó estupefacto cuando conoció la historia de Fechter, por las innegables semejanzas entre canción y hecho real. ¿Se inspiró en un hecho real o el que la prensa volviera a airear la historia de Fetcher al cun¡mplirse el décimo aniversario? En realidad da lo mismo. Fue una de las canciones más afamadas de Nino Bravo y lo hizo aún más famoso. Pero las cosas nunca salen como se planean. Seis meses después Nino Bravo estaba muerto. El 16 de abril de 1973, un accidente automovilístico en pleno apogeo de su carrera terminó con su vida.
Pero su canción conoció cientos de versiones. En Latinoamérica, en medio de las dictaduras, tomó una nueva vida. La balada se transformó en canción-protesta. En Chile se la utilizó durante un tiempo como código de resistencia. Sin embargo en el país trasandino hubo un episodio que generó polémica. En el Festival de Viña del Mar de 1974, Edmundo Bigote Arrocet, un cómico nacido en Argentina pero de nacionalidad chileno, finalizó su actuación cantando el tema de rodillas. El palco principal lo ocupaban Augusto Pinochet y su esposa. Las interpretaciones de esa actuación variaron radicalmente según quién las hiciera. Algunos, retrospectivamente, quisieron tomarlo como un gesto de resistencia, de enrostrarle, de rodillas, al dictador el pedido de libertad. Otros, tal vez más acertados teniendo en cuenta la trayectoria posterior de Bigote Arrocet, consideraron que se trataba de un homenaje a Pinochet, que era un gesto de gratitud por “liberar a Chile de sus males”. El cómico años después trató de desentenderse y dijo que él solo intentó recordar al cantante fallecido a quien admiraba mucho. interpretada por Nino Bravo o por alguno de las decenas de cantantes populares que se la apropiaron con el paso del tiempo se convirtió en un clásico. En un himno que le canta a las posibilidades, a la libertad y que se independizó del hecho que la inspiró. A pesar de su letra que explicita el triste final, el público privilegió el costado optimista, la apuesta a la esperanza.
La canción sigue teniendo vida. Desde publicidad en televisión de una empresa de telefonía a himno durante el confinamiento. Y para terminar, la canción, letra y vídeo, por si queréis recordar aquellos años en que teníais menos de 20 años.
Comerse un marrón es una expresión que se suele utilizar con el significado de a algún problema gordo que nos viene de repente y que en principio no nos correspondía.
Seguro que mucha gente cree que la expresión "comerse un marrón" es bastante moderna. Pues en realidad no, más bien todo lo contrario, ya que su origen parece estar en algo ya fuera de uso.
Su origen, según parece, está asociado a Salamanca, donde se llamaba marrón al tronco o viga que en las construcciones populares se utilizaba para colgar la matanza, trastos, herramientas… (en la foto) es decir, el marrón era algo que cargaba con todo. Por lo tanto, el origen del dicho era más bien «cargar a alguien como a un marrón«, que cargar el marrón a alguien, que es el uso habitual en nuestros días.
He encontrado otra explicación. Que cada cual se quede con la que más le guste. La segunda explicación viene de la Primera Guerra Mundial, donde en la batalla de Verdún, a los exploradores franceses el general Nivelle los premiaba con un “marrón glacé”, para animarlos. Esto que empezó siendo un premio, acabó teniendo teniendo connotaciones negativas, pues había un alto número de bajas entre ellos. Y pues no les compensaba la delicia del dulce con el peligro de la misión.