jueves, 8 de julio de 2021

60. La canción y su historia

 


La idea para escribir las historietas de este blog pueden venir de casi cualquier sitio: de una película que veo, de algo que leí cuando era niña, de un documental, de una idea que se apunta en una conferencia, aunque no se desarrolle. Una vez que llama mi atención, busco mas datos para completarla, imágenes para ilustrarla, me aseguro de fechas y nombres, y cuando está lo suficientemente redonda, entonces y solo entonces publico la entrada. Ya publicada en el blog, la releo, para enmendar los errores mecanográficos, o algùn signo de puntuación mal puesto. Cuando creo que está  correcta, le doy al botoncito  de "compartir en Face book" Y ya está.

Me temo que hoy no voy a sorprender a nadie. El grupo de personas que recibe una notificación de que he publicado un enlace son los que Face book tiene registrados como mis "amigos" y no son más que alrededor de 70, 73 creo. Suponiendo que todos ellos vayan a ver ese enlace, y ya es mucho suponer, como todos son más o menos de mi quinta, supongo que todos conocen la historia, o les suena de algo. Pero es que este blog es algo más que un blog, es una "tela de araña". Me explico. La araña teje su tela, y la deja ahí tendida. No tiene la seguridad de que algo vaya a caer en ella. He tenido muchos blogs. Y he eliminado casi todos. Ahora me arrepiento, se han perdido algunos textos memorables. Escribí uno sobre las semanas en las que estuve en unas excavaciones de unos dólmenes del Calcolítico en Alcalá del Valle ¿Te acuerdas, Merche? Aquel día yo estaba "en estado de gracia" y salió algo irrepetible. Con aquello Berlanga hubiera hecho una película que hubiera sido famosa: la marquesa un poco loca enamorada del dirigente comunista del pueblo que parecía un bandolero sacado de las primeras películas de Carmen Sevilla (por las patillas que gastaba), el hijo de la marquesa, un pirado que iba vestido con pantalón  de camuflaje y botas militares, con un machete al cinto y la cabeza rapada, el delincuente juvenil (había prendido fuego a la casa de sus abuelos) que iba todos los días a la excavación a mirar extasiado a una de las arqueólogas, el sargento de la Guardia Civil, muchos años destinado en Ceuta, que estaba todo el día inhalando algo por la nariz (sospechábamos que dentro de aquel botecito había algo diferente de lo que anunciaba el inofensivo nombre de producto farmacéutico), el hombre ya mayor (aunque incomprensiblemente lo llamaban "el Niño") que nos contaba, como presumiendo de ello, que una vez había encontrado una estatua de piedra y la había roto "por si había oro dentro", las parejas de novios que, tras casarse en el pueblo, iban a los dólmenes para hacerse fotos para el álbum de la boda... Una galería de personajes surrealistas que parecían imposibles de inventar.

He decidido que llegará un momento en el que no tenga ganas, o cabeza para seguir escribiendo, dejaré de escribir pero no eliminaré ni este blog ni el de Mujeres por descubrir, y los dejaré suspendidos en la red en la red per saecula saeculorum como una tela de araña en la que cualquier día puede caer una mosca despistada que llega desde un buscador o vaya usted a saber desde donde. Y esa mosca puede ser de otra generación. Cabe dentro de lo posible que no conozca  la historia, ni la canción. De forma que escribo este post como quien lanza al mar una botella con un mensaje dentro.

Vosotros coetáneos míos, y además muy leídos (yo escojo a mis amigos) habéis visto la foto del encabezamiento  y sabéis que me refiero a la canción "Libre" que hizo famosa Nino Bravo y a Peter Fechter, que no fue la primera persona que murió en el Muro de Berlín, pero sí el primero que se hacía famoso aunque el autor de la canción, José Luis Armenteros, negó que se refiriera concretamente a él, aunque reconoció la inspiración.

La primera víctima mortal en el muro fue una mujer, Ida Siekmann, en agosto de 1961. La mujer, desesperada, se tiró desde la ventana de su casa tratando de superar la pared y llegar al otro lado. Las severas heridas ocasionadas por la caída provocaron su muerte.

Ya había transcurrido un año desde la construcción del Muro de Berlín cuando dos jóvenes alemanes que se encontraban en el lado Este querían sortear el obstáculo e irse a radicar a Alemania Federal. La misión era complicada. Peter Fechter y Helmut Kulbeik pasaron varias semanas observando con detenimiento cada movimiento de la guardia, las rutinas, las diferentes características de la construcción. Hasta que se les ocurrió un plan. Algo precario, pero ellos consideraban que si aprovechaban la velocidad y la agilidad de sus 18 años podía tener éxito. El 17 de agosto de 1962 se decidieron a llevarlo a cabo. Peter y Helmut eligieron cuidadosamente el lugar desde donde intentarían la fuga. El Muro se iba reformulando todo el tiempo, semana a semana adquiría nuevas medidas de seguridad para no ser traspasado, así que el plan tenía que ir cambiando de forma improvisada, por lo que estaba lejos de ser perfecto. A lo largo de su recorrida su ancho variaba, había barreras, torres de vigilancia, sistemas de disparo automático, distinto número de tropas. Todos esos factores entraron en su análisis.

Los dos adolescentes se escondieron en una panadería (otras fuentes dicen una carpintería) pegada al Muro. En ese lugar exacto la seguridad parecía vulnerable. Conocían de memoria el movimiento de los guardias. Había un breve momento en que se producía un punto ciego en el lugar que ellos se encontraban. Debían aprovecharlo. Saltar, caer en lo que se denominaba Pasillo de la Muerte, (también conocido como Zona de Seguridad o Zona de nadie), un pasaje que estaba entre los dos muros, correr rápido una decena de metros hasta alcanzar el Chech Point Charlie, el más cercano punto de entrada a Berlín Oeste que tenían. Luego sortear el alambre de púa y trepar la cerca para caer del lado occidental.

Peter Flechter (un obrero de la construcción de 18 años) y su amigo lograron saltar sin ser vistos pero mientras escalaban el cerco, el último obstáculo, que los separaba del lado Occidental, fueron divisados por los guardias del lado Oriental. Primero fue un grito. Seco, terminante, intimidatorio. Los chicos no giraron la cabeza y apuraron sus movimientos. Enseguida llegó la ráfaga de disparos.

Helmut consiguió llegar a lo alto del muro y dejarse caer del otro lado. Estaba ileso. Y en libertad.



Peter fue alcanzado por una bala que le hirió en la pelvis. Cayó de espaldas contra la tierra. Quedó tirado en la Zona de Nadie. A su alrededor se fue formando un charco de sangre oscura. Además de los soldados de ambos lados de la división, muchas otras personas, incluidos periodistas, habían presenciado el hecho. Los testigos pidieron que atiendan al chico que estaba tirado. Estaba con vida pero perdía mucha sangre. La gente se fue acumulando y comenzó un griterío pidiendo clemencia y humanidad. Pero nadie fue a asistir a Peter. Los soldados del lado occidental le tiraron un botiquín para que intentara unas curaciones preliminares. Fue una idea ridícula. El chico estaba demasiado débil y semiinconsciente. Los soldados de ambos lados no se animaban a acudir en su ayuda.  Tres días antes, en otro incidente, un soldado de la RDA había muerto por un disparo de un policía occidental y nadie se atrevía a intervenir. Durante 50 minutos Peter Flechter agonizó ante la vista de cientos de personas que solo miraron. Cuando dos soldados del lado oriental lo recogieron, una hora más tarde ya nada se podía hacer. Peter, a los 18 años, había muerto de un balazo, procurando su libertad, tratando de cruzar el muro absurdo.





Durante la tarde hubo protestas en Berlín Occidental no sólo contra la República Democrática Alemana, sino también contra las fuerzas militares de Estados Unidos, a las que se acusaba de pasividad. El Alcalde de Berlín, Willy Brandt, intentó calmar a la población, pero hacia media noche, unas 10.000 personas se manifestaron e incluso tiraron piedras contra un autobús de tropas rusas que se dirigían al monumento en Berlín Occidental que custodiaban.

En los días siguientes, el Canciller Konrad Adenauer escribía a Nikita Jrushchov protestando porque en "una gran ciudad del mundo civilizado" se negara los primeros auxilios a un joven. Pero también pidió al embajador estadounidense Walter C. Dowling que en el futuro se interviniera para ayudar a la víctima.

Monumento a Peter Fetcher
Se colocó una cruz en el lado occidental cerca del punto donde cayó y murió Fechter. En el primer aniversario de su muerte, Willy Brandt, entonces alcalde de Berlín occidental, depositó una ofrenda de flores. Después de la reunificación alemana, en 1990, se construyó el Monumento a Peter Fechter (Zimmerstraße), en el lugar donde cayó del lado este, y se ha convertido en punto focal de algunas de las conmemoraciones referentes al muro. La calle donde fue tiroteado toma su nombre a partir de agosto de 2012.

En marzo de 1997 (treinta y cinco años después de los hechos); dos antiguos guardias de Alemania del Este (el tercero había muerto ya), Rolf Friedrich y Erich Schreiber fueron acusados de la muerte de Fechter, y allí admitieron haber disparado. Fueron hallados culpables y condenados a 21 meses  de prisión, en libertad bajo custodia, ya que según los jueces era imposible decir con seguridad cual de los tres guardias había efectuado el disparo mortal.

Durante el juicio también quedó claro que las heridas de Fechter eran mortales, de manera que de haber sido asistido, habría muerto de todas formas. Sin embargo, en el libro "Muerte en el Muro... El caso Peter Fechter", los periodistas Lars-Broder Keil y Sven Felix Kellerhoff ahondaron en ese interrogante y elaboraron una minuciosa reconstrucción de los hechos que demuestra que un movimiento desde cualquiera de los dos lados hubiese salvado la vida del joven, en lugar de desatar un tiroteo, como entonces se justificó.

Hasta el final hubo quienes no perdieron la esperanza de fugarse. Winfried Freudenberg fue la última víctima que se cobró el Muro. Fue en 1989, poco antes de que desapareciera. Trató de cruzar en un globo casero (se conocían intentos exitosos de familia enteras) pero el artefacto se desplomó desde una altura considerable. ¿Cuantas personas murieron tratando de cruzar el muro? Según lo que leáis, 140, 0 200, incluidos niños. No hay datos seguros.

Pasaron 9 años. En  1.971 que Nino Bravo sacó la la canción "Libre", que le habían escrito José Luis Armenteros y Pablo Herreros. Armenteros desvinculó la letra de la canción, es más, declaró que se quedó estupefacto cuando conoció la historia de Fechter, por las innegables semejanzas entre canción y hecho real. ¿Se inspiró en un hecho real o el que la prensa volviera a airear la historia de Fetcher al cun¡mplirse el décimo aniversario?  En realidad da lo mismo. Fue una de las canciones más afamadas de Nino Bravo y lo hizo aún más famoso. Pero las cosas nunca salen como se planean. Seis meses después Nino Bravo estaba muerto. El 16 de abril de 1973, un accidente automovilístico en  pleno apogeo de su carrera terminó con su vida.

Pero su canción conoció cientos de versiones. En Latinoamérica, en medio de las dictaduras, tomó una nueva vida. La balada se transformó en canción-protesta. En Chile se la utilizó durante un tiempo como código de resistencia. Sin embargo en el país trasandino hubo un episodio que generó polémica. En el Festival de Viña del Mar de 1974, Edmundo Bigote Arrocet, un cómico nacido en Argentina pero de nacionalidad chileno, finalizó su actuación cantando el tema de rodillas. El palco principal lo ocupaban Augusto Pinochet y su esposa. Las interpretaciones de esa actuación variaron radicalmente según quién las hiciera. Algunos, retrospectivamente, quisieron tomarlo como un gesto de resistencia, de enrostrarle, de rodillas, al dictador el pedido de libertad. Otros, tal vez más acertados teniendo en cuenta la trayectoria posterior de Bigote Arrocet, consideraron que se trataba de un homenaje a Pinochet, que era un gesto de gratitud por “liberar a Chile de sus males”. El cómico años después trató de desentenderse y dijo que él solo intentó recordar al cantante fallecido a quien admiraba mucho. interpretada por Nino Bravo o por alguno de las decenas de cantantes populares que se la apropiaron con el paso del tiempo se convirtió en un clásico. En un himno que le canta a las posibilidades, a la libertad y que se independizó del hecho que la inspiró. A pesar de su letra que explicita el triste final, el público privilegió el costado optimista, la apuesta a la esperanza.

La canción sigue teniendo vida. Desde publicidad en televisión de una empresa de telefonía a himno durante el confinamiento. Y para terminar, la canción, letra y vídeo, por si queréis recordar aquellos años en que teníais menos de 20 años.

Tiene casi veinte años y ya está

Cansado de soñar

Pero tras la frontera está su hogar

Su mundo, su ciudad

Piensa que la alambrada solo es

Un trozo de metal

Algo que nunca puede detener

Sus ansias de volar


Libre

Como el Sol cuando amanece

Yo soy libre, como el mar

Libre

Como el ave que escapó de su prisión

Y puede, al fin, volar

Libre

Como el viento que recoge mi lamento

Y mi pesar

Camino sin cesar

Detrás de la verdad

Y sabré lo que es al fin, la libertad


Con su amor por banderas se marchó

Cantando una canción

Marchaba tan feliz que no escuchó

La voz que le llamó

Y tendido en el suelo se quedó

Sonriendo y sin hablar

Sobre su pecho flores carmesí

Brotaban sin cesar


Libre

Como el Sol cuando amanece

Yo soy libre como el mar

Libre

Como el ave que escapó de su prisión

Y puede, al fin, volar

Libre

Como el viento que recoge mi lamento

Y mi pesar

Camino sin cesar

Detrás de la verdad

Y sabré lo que es al fin, la libertad


Libre

Como el Sol cuando amanece

Yo soy libre como el mar

Libre

Como el ave que escapó de su prisión

Y puede, al fin, volar

Libre

Como el viento que recoge mi lamento

Y mi pesar

Camino sin cesar

Detrás de la verdad

Y sabré lo que es al fin, la libertad





 


 




2 comentarios:

  1. Este curso he explicado a mis alumnos la historia detrás de esta canción.
    Gracias por no borrar, se agradece tenerte por aquí y saber que tus interesantes entradas no se perderán.

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    1. Gracias. Isa, por dejar tu comentario. Eres la única que comenta. Las personas a las que aviso de la publicación de las entradas nuevas entran al blog, leen, pero no cometan aunque les haya gustado porque no están acostumbrados a comentar en los blogs.

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