miércoles, 26 de enero de 2022

91. Personas "sin importancia" y grandes descubrimientos

 

Basil Brown
 Muchas veces, la historia y la ciencia avanzan gracias a personajes anónimos, "sin importancia". Por ello, esta entrada quiere dar el crédito que se merece a una de esas personas "sin importancia".

Basil Brown, nacido el 22 de enero de 1.888, era el hijo de unos agricultores que se mudaron a que se mudaron a un pequeño pueblo cerca de Suffolk llamado Rickinghall. Basil tuvo que dejar la escuela para ayudar en la granja familiar. A pesar de esto, el joven continuó asistiendo a clases nocturnas. Continuó centrado en el estudio de sus materias preferidas, arqueología y astronomía. También tenía gran facilidad para los idiomas y pronto aprendió a hablar francés con fluidez. Asimismo adquirió nociones de latín, griego, alemán y español, todo ello mediante la lectura y ayudado por algunas retransmisiones radiofónicas. En 1923, Basil se casó con Dorothy May Oldfield, una empleada doméstica con la que se fue a vivir a la granja de su padre. No fue aquella una época muy fácil para la pareja, puesto que la granja no daba muchos beneficios. A finales de 1934, su situación financiera era tan precaria que no pudo pagar la suscripción anual de la revista de la Asociación Astronómica Británica. De este abrupto modo cesó su carrera como observador en la Asociación. Sus graves problemas económicos le obligaron asimismo a abandonar la granja ya que no podía mantenerla, y tuvo que vivir de los trabajos ocasionales que le daban los granjeros de la zona. A pesar de dedicar la mayor parte de su tiempo a trabajos temporales y a actuar como policía voluntario, Brown siguió con su afición por la arqueología y finalmente consiguió un trabajo a tiempo parcial en el Museo de Ipswich. En su nuevo puesto, descubrió ocho construcciones medievales y diferentes asentamientos romanos. Gracias a ese trabajo en el Museo de Ipswich, Basil Brown viviría el momento más importante de su vida.

Edith Pretty
Por otro lado, Edith Pretty  era la hija de una rica familia de industriales que junto a su marido, Frank Pretty, un rico fabricante textil, se había mudado a Sutton Hoo, una finca situada al sureste de Inglaterra. En la finca se alzaban un grupo de montículos de tierra que habían dado origen a diferentes leyendas sobre fantasmas y aparecidos. En su juventud, Edith había viajado con su padre a Egipto y asistió a las excavaciones de un monasterio cisterciense, lo que despertaría su interés por la arqueología. A la muerte de su marido, Edith decidió ponerse en contacto con el museo local de Ipswich para comenzar a excavar esos enigmáticos túmulos, pero el museo estaba centrado en una excavación importante y no se mostró interesado en el proyecto y se limitó a ponerla en contacto con un arqueólogo aficionado llamado Basil Brown.

Edith buscó a Basil y lo contrató para excavar los montículos a sus expensas. En 1.939 Brown comenzó a excavar uno de los montículos, descubriendo que habían sido ya saqueados, pero el hallazgo de un disco de bronce le hizo pensar que los túmulos podían ser anteriores a la época vikinga. Por entonces los historiadores pensaban que antes de la época vikinga en Inglaterra no existía más que unas tribus bárbaras y semisalvajes que no habían producido nada reseñable culturalmente, y que antes de los vikingos era un periodo estéril para la historia.

Cuando los romanos abandonaron Inglaterra, algunas tribus bárbaras (anglos, sajones y jutos) se habían instalado en el sureste de Inglaterra, fundiéndose entre ellas,  siendo el germen de lo que sería el reino anglosajón de East Anglia.

Mientras Brown excavaba los primeros túmulos de la finca de la señora Pretty, la Segunda Guerra Mundial se acercaba. Después de las primeras decepciones, Brown comenzó a excavar el más grande de los túmulos, que era por el que la señora Pretty quería haber empezado. En seguida dio con unos fragmentos de hierro que identificó inmediatamente identificó con remaches de un barco. Fue entonces cuando Brown hizo su increíble descubrimiento: los restos de un enorme barco de 27,4 metros de eslora. Desgraciadamente la madera se había disuelto en la tierra, junto con los restos humanos que había enterrados en su interior, pero quedaba impresa en el suelo la impresionante huella de un barco de más de un milenio de antigüedad. Por hallazgos anteriores en Suecia, Brown supuso que un barco de ese tamaño podía contener un extraordinario cargamento de objetos funerarios que habrían sido enterrados en su interior, junto con el difunto.

Las huellas dejadas por el barco, sus remaches y cuadernas

 El 14 de junio, Brown halló lo que creyó que podía ser una estructura de madera parecida a una cabaña erigida en el centro del barco a modo de cámara funeraria.

Reconstrucción del barco funerario de Sutton Hoo con la cámara funeraria y el ajuar de su interior 
Después del enterramiento, el barco con la cabaña que servía como cámara funeraria había sido cubierto de tierra, formando un gran túmulo. El peso de la tierra había aplastado la cubierta de la cámara. Por ese motivo el cuerpo allí sepultado no se conservaba, pero las características del ajuar sugieren que no que podía por menos que tratarse de uno de los reyes de Anglia oriental, uno de los siete reinos que existían en Inglaterra antes de los vikingos. Siempre se ha pensado que pudo tratarse de Redvaldo, muerto en el 624, aunque no queda nada en su enterramiento que lo identifique con precisión.

El barco original, que tenía 27 metros de eslora, era puntiagudo en ambos extremos, con postes altos en proa y popa, y se ensanchaba hasta los 4,4 metros de manga en medio del barco, con una profundidad interior de 1,5 metros sobre la línea de la quilla. A partir de la quilla, el casco se construyó trincado con nueve tablones a cada lado, sujetos con remaches. Veintiséis cuadernas de madera reforzaban la forma. Las reparaciones eran visibles: había sido un barco de navegación de excelente factura, pero no tenía quilla descendente. La cubierta, los bancos y el mástil fueron retirados. En las secciones de proa y popa, a lo largo de las bordas, había apoyos para remos con la forma de la letra anglosajona «thorn», lo que indica que pudo tener puestos para cuarenta remeros. La cámara central tenía paredes de madera en los extremos y un techo, probablemente inclinado a dos aguas. A pesar de los poco medios con los que contaba aquella modesta excavación (llegaron a utilizar todo el ajuar de la casa de la señora Pretty que les pudo ser de utilidad). A partir del 14 de junio de 1.939 y durante diecisiete días, Brown desenterró una gran cantidad de piezas fabulosas: un conjunto de monedas de oro francesas, y fíbulas de oro y granates, un yelmo, media docena de lanzas, restos de una espada con una enjoyada empuñadura, un escudo, un cetro, un portaestandarte, calderos, copas de bronce e incluso posiblemente una lira. "Todos los objetos brillaban a la luz del sol como el día en que fueron enterrados", anotó Basil Brown en su diario. El conjunto arqueológico incluía otros objetos de diversa procedencia europea y del Mediterráneo bizantino. En suma, un riquísimo ajuar funerario. Pero cuando aquel magnífico hallazgo salió a la luz, Basil Brown fue apartado de la excavación por parte de los responsables del Museo Británico y de la Universidad de Cambridge al considerar que él no estaba lo suficientemente cualificado para un trabajo de tal envergadura porque no disponía de la titulación adecuada, y el descubridor del barco de Sutton Hoo fue relegado a labores básicas. Brown dijo, con modestia, comentó que se sentía aliviado: al menos, si alguien metía la pata, no le harían responsable.

El famoso yelmo
Los materiales con los que se hicieron aquellas joyas indican que las materias primas llegaron de puntos muy lejanos, desde Estambul a Pakistán. Eso no es posible si no se tiene la posibilidad de contactos diplomáticos y comerciales con los puntos de origen de aquellos materiales. Por otro lado, la intrincada decoración que adorna el yelmo, la gran hebilla, las fíbulas y la empuñadura de la espada. Todo ello indica una demostración de poder y una calidad tecnológica en la elaboración de objetos de prestigio que desmonta la imagen de primitivismo y pobreza que se le suponía a sociedad pre-vikinga en la que se creía en el momento del descubrimiento.

Una réplica del barco funerario que muestra el aspecto original que pudo tener el hallazgo llevado a cabo por Basil Brown en 1.939

Extraordinaria Fíbula adornada con granates

 Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Basil Brown volvió a ser contratado por el Museo de Ipswich y por la Sociedad Astronómica del Distrito. En 1952 realizó excavaciones arqueológicas en Rickinghall, donde hizo importantes descubrimientos en sus dos parroquias. En Rickinghall superior, una capilla de la Virgen, desaparecida hacía tiempo. Y en Rickinghall inferior, una pila bautismal normanda. En el transcurso de unas excavaciones en la localidad de Broom Hills, en 1965, Brown sufrió, según las fuentes, un derrame cerebral o un ataque cardíaco. Apartado de la actividad por sus problemas de salud, Basil Brown moriría el 12 de marzo de 1977 en su casa de Rickinghall, aquejado de neumonía. Aunque Brown nunca publicó sus trabajos, sus cuadernos meticulosamente guardados, incluidas fotografías, planos y dibujos, ahora son propiedad del Servicio Arqueológico del Consejo del Condado de Suffolk y la Oficina de Registros de Ipswich, y dan fe de la minuciosidad y cuidado que Brown puso en su labor como arqueólogo.

La gran hebilla
Tras el hallazgo. hubo que dirimir a quién pertenecía el tesoro. Según la ley, si el tesoro hubiera sido escondido con la intención de recuperarlo más tarde, la propiedad sería del Estado. Pero al ser hallado en un contexto funerario, con la clara intención de que nunca más viera la luz, la propiedad era claramente de la señora Pretty, dueña de la tierra. Sin embargo, la señora Pretty, tras la guerra lo donó al estado, con la condición de que se diera a Basil Brown el crédito que merecía por su recuperación, cosa que no se hizo en principio. Cuando, tras el estudio y restauración de las piezas fueron expuestas de forma permanente en la sala 41 del Museo Británico, finalmente los nombres de Basil Brown y Edith Pretty figuraron finalmente en la rotulación informativa que acompaña a las piezas.

Algunas curiosidades finales:

- Durante la guerra y para protegerlo de los bombardeos, el tesoro estuvo oculto en una estación del Metro de Londres.

- Si los otros túmulos fueron saqueados, ¿por qué el de la tumba se salvó de ese destino? Por un bendito golpe de buena suerte. Durante los siglos que estuvo oculto, las inclemencias del tiempo modificaron el perfil del montículo, por desgaste, de forma que los saqueadores creyeron que estaban cavando en el centro del túmulo, cuando en realidad estaban cavando en un extremo lateral del barco, sin hallar nada.

- En 2.021 se filmó una película de la historia de este descubrimiento (The dig, la excavación). Película que, por cierto, fue acusada de discriminación por edad al escoger para los papeles principales a actores que  diferían mucho de los protagonistas, eligiendo a personas más agraciadas físicamente. Por ejemplo  Edith Pretty era en ese momento una mujer de 56 años y no muy agraciada, nada que ver con la joven, guapa y rubia Carey Mulligan. Basil Brown fue interpretado por Ralph Fiennes, que tampoco se parece al campesino cincuentón que era Basil Brown.

Beowulf,​ es un poema épico anglosajón anónimo que fue escrito en inglés antiguo en verso aliterativo. Cuenta con 3182 versos. Tanto el autor como la fecha de composición del poema se desconocen aunque las discusiones académicas suelen proponer fechas que van desde el siglo VIII al XII d. C.

Tiene dos grandes partes: la primera sucede durante la juventud del héroe gauta (o geata, en algunas traducciones, "godo") que da nombre al poema, y narra cómo acude en ayuda de los daneses o jutos, quienes sufrían los ataques de un monstruo gigantesco –Grendel–, y tras matar a este, se enfrenta a su terrible madre; en la segunda parte, Beowulf ya es el rey de los gautas y pelea hasta la muerte con un feroz dragón.

En el canto IV del poema se describe el funeral del protagonista, que presenta muchas coincidencias con el enterramiento de Sutton Hoo






domingo, 23 de enero de 2022

90. La muerte de Jorge V del Reino Unido

 

El rey Jorge V del Reino Unido tuvo muy mala salud en sus últimos años. Era un fumador empedernido, como lo fue también su hijo Jorge VI (padre de la reina Isabel, muerto de cáncer de pulmón). Se hirió gravemente el 28 de octubre de 1915, cuando su caballo lo tiró al suelo durante una revisión de tropas en Francia y su excesiva afición al tabaco exacerbó sus recurrentes problemas respiratorios. Padecía de pleuresía y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. En 1925, para recuperar la salud y por indicación de sus médicos, partió a regañadientes en un crucero privado por el Mediterráneo; fue su tercer viaje al extranjero desde el inicio de la guerra y sería el último. Enfermó gravemente de septicemia en noviembre de 1928 y durante los siguientes dos años su hijo Eduardo se hizo cargo de muchas de sus responsabilidades. En 1929, la sugerencia de un nuevo descanso en el extranjero fue totalmente rechazada por el rey «En vez de ello se retiró durante tres meses a Craigweil House, en el centro turístico de Bognor, Sussex. Pero nunca se recuperó completamente. En su último año se le administró oxígeno en varias ocasiones. A sus padecimientos físicos se unían otros, familiares. La muerte de su querida hermana Victoria, lo había afectado considerablemente, al punto de haber cancelado su participación en la apertura del parlamento, en noviembre. El triste funeral de Victoria fue la última ocasión en que el monarca, de 70 años, apareció en público. Además, El rey había pasado los últimos años de su vida atormentado por su heredero. Eduardo, príncipe de Gales, poco interesado en los asuntos de Estado, se hallaba absolutamente encandilado por Wallis Simpson, norteamericana y casada por segunda vez. El rey Jorge estaba seguro de que su hijo arruinaría todo: "Cuando yo muera, el muchacho se arruinará en doce meses".

La noche del 15 de enero de 1936, el rey llegó a su dormitorio en Sandringham House quejándose de un resfriado; nunca más saldría de la habitación con vida. Se puso cada vez más débil hasta perder poco a poco la conciencia. Para el 20 de enero se encontraba cerca de la muerte. En la mañana del 20 de enero, los médicos reales estaban absolutamente preocupados. El corazón de Jorge V, que se encontraba en cama desde hacía algunas semanas, estaba fallando. El rey no sobreviviría mucho tiempo. A las 10 de la noche, el rey había entrado en un coma irreversible y la familia real se reunió en su habitación. Sus médicos, encabezados por lord Dawson de Penn, emitieron un boletín con unas palabras que se volvieron famosas: «La vida del rey se mueve pacíficamente hacia su fin».​ La reina María y el futuro rey Eduardo VIII le dijeron que no deseaban prolongar la vida del monarca, que tenia 70 años de edad, si su estado llegaba a ser claramente irrecuperable  Pero no se trataba solo de preocupación por el sufrimiento del rey. Existía otra cuestión:  Si el rey moría pasada la medianoche, la noticia no llegaría antes del cierre de los periódicos de la mañana y saldría publicada en los diarios de la tarde, más sensacionalistas. El jefe de los médicos de la casa real, Lord Dawson, telefoneó a su esposa para que ésta ordenara, en su nombre,  al  «Times» que retrasara la primera edición del 21 de enero porque la noticia que esperaba todo el Imperio británico estaba a punto de desarrollarse. Pero a las   11 de la noche el rey seguía con vida y era evidente que la última etapa podía durar aún  horas. 

El diario privado de Dawson, descubierto después de su muerte. En 1.986 este diario privado se hizo público a los 50 años de los hechos. Y entonces  se supieron los hechos que rodearon la muerte del rey.

"Pero en un proceso poco acorde con esa dignidad y esa serenidad que él tanto merecía, y que exigían una breve escena final. Las horas durante las cuales se espera el fin del mecanismo agota a los espectadores y los mantiene tan tensos que no pueden apelar al solaz de la reflexión",  leemos en el diario de Dawson.

El arzobispo de Canterbury, Cosmo Gordon Lang, rezaba a la cabecera del rey inconsciente. Una vez que el arzobispo se retiró, Lord Dawson preparó las inyecciones letales: 

"Decidí determinar el fin e inyecté yo mismo 3/4 de gramo de morfina y poco después 1 gramo de cocaína en la vena yugular distendida. Yo mismo lo hice porque era evidente de que la enfermera se sentiría turbada ante este procedimiento. Aproximadamente un cuarto de hora después la respiración se calmó, el semblante se serenó, pues la lucha física había cesado".

 La muerte del rey fue certificada a las 23.55 del 20 de enero, exactamente a tiempo para que, a la medianoche, la radio BBC comunicara la noticia y los diarios matutinos la publicaran en sus prestigiosas portadas. Cuando Lord Dawson comprobó que la vida del rey se había extinguido, la reina María besó la frente de su marido y, acercándose a su hijo, se inclinó profundamente. Había iniciado el reinado de Eduardo VIII.

Todo el Imperio pensó que el rey había muerto de forma natural. Un fin pacífico a medianoche, titulaba a la mañana siguiente en «Times», considerado el vehículo más apropiado para los anuncios importantes a la nación británica.

¿Se trató de eutanasia? Esta práctica no estaba contemplada por la ley en 1936, de hecho, todavía no ha sido legalizada en Gran Bretaña y, además, debe ser decidida de antemano por el paciente. No hay indicación alguna de que el propio rey haya sido consultado por lo que algunos historiadores afirman que, realidad, Jorge V fue asesinado.

Los diarios de Dawson fueron examinadas por su biógrafo, Francis Watson, cuando preparó un libro que apareció en 1950. A petición de la viuda del médico, el biógrafo omitió cualquier referencia a la eutanasia que había tenido lugar en el castillo de Sandringham. "Quizás debería haberlo incluido en el libro en ese momento", dijo Watson. "Pero Lady Dawson no lo quiso en el libro y yo estuve de acuerdo. No creí que fuera apropiado".

En un discurso pronunciado por Lord Dawson en la Cámara de los Lores, durante un debate parlamentario celebrado diez meses después de la muerte del rey, el médico real habló en contra de un proyecto de ley que habría legalizado la eutanasia, pero lo hizo sin condenarla. En cambio, describió esta práctica como un «acto de misericordia» y argumentó que era mejor dejarlo a la conciencia de los médicos individuales en lugar de los reguladores oficiales.

«Uno debe hacer que el acto de morir sea más suave y pacífico, incluso si implica una reducción de la duración de la vida«, agregó Lord Dawson. «Si no podemos curar por el amor de Dios, hagamos todo lo posible para aliviar el dolor«. «En mi opinión, el rey fue asesinado por Dawson«, dijo Kenneth Rose, un biógrafo de Jorge V. Sir Douglas Black, quien fue presidente del Real Colegio de Médicos, dijo que Lord Dawson parecía haber cometido un acto «malo» por un bien «marginal», es decir, el anuncio de la muerte del rey el «Times».



 


sábado, 22 de enero de 2022

89. La primera batalla naval del Atlántico

 


La batalla del Golfo de Morbihan (también conocida como batalla del Golfo de Quiberón o de Las Puertas) fue el encuentro más importante de la campaña de Cayo Julio César contra la tribu gala de los vénetos, que dirigían una coalición de tribus rebeldes de la región de Armórica, en el año del 56 a. C. como parte de la guerra de las Galias

Aunque las crónicas recogen algunos escarceos previos en la zona, el primer gran enfrentamiento en este océano se produjo en el año 55 a.C. Fue un combate en el que los hombres de César lucharon contra los vénetos, procedentes de Armórica (territorio que corresponde hoy a las regiones francesas de Bretaña y Normandía).

Poco habituado a las hazañas navales, César ordenó construir nuevas galeras, y reclutó remeros y marineros que se unieron a las legiones. Mandados por Décimo Bruto, se dirigieron hacia la desembocadura del río Liger (Loira). Allí se encontraron con más de 200 navíos de grandes dimensiones, capaces de resistir fuertes embestidas enemigas.

Sin embargo, la flota romana contaba con un arma secreta: unas largas pértigas, en cuyos extremos se habían colocado unas hoces metálicas. Con estos instrumentos engancharon los cabos y lograron abatir las velas. De esta forma, los barcos vénetos quedaron totalmente inmovilizados e indefensos. Ese fue el momento propicio para que los romanos abordaran con eficacia las galeras bárbaras, que expoliaron y quemaron.

La flota de César se apuntaba así una importante victoria naval.

viernes, 21 de enero de 2022

88. Manejar el cotarro


 Para encontrar el origen de la expresión ‘manejar el cotarro’ lo primero que debemos de saber qué era y en qué consistía un ‘cotarro’, el cual era el lugar destinado para albergar y dar cobijo a los vagabundos y pobres que no tenían donde vivir o dormir. Cotarro es una deformación despectiva de la palabra ‘coto’ (lugar o terreno protegido/vigilado). La elevada afluencia de personas sin hogar hacía que habitualmente se montasen ciertos follones y alguna que otra trifulca entre los mendigos.

Por eso fue necesaria la presencia de alguien que pusiera orden, organizara y manejase aquellos cotarros, procurando que todos esperasen su turno para acceder con tranquilidad y sin montarse ningún jaleo. Pero como en todas las cosas, algunos fueron los pillos que en el momento de manejar el cotarro cobraban algunas propinas para dar prioridad a unos frente a otros, de ahí que cuando se utiliza la expresión ‘el que maneja el cotarro’ algunas veces suela hacerse de forma negativa para referirse a quien hace chanchullos y trapicheos y está al frente del negocio.

Pero no podemos obviar que la expresión también se usa de modo positivo para señalar al que anima una fiesta u organiza a un grupo de personas. Muchas son las personas que lo utilizan como sinónimo de encargado, por ejemplo cuando preguntan por el que  maneja el cotarro. 



jueves, 20 de enero de 2022

87. Por qué se dice jaque mate en ajedrez

 



El ajedrez proviene del juego de guerra hindú llamado chaturanga, que tiene cuatro integrantes: carros, elefantes, caballería e infantería, predecesores de torres, alfiles, reyes y peones. Pero el léxico del ajedrez es persa. Se dice que los árabes conocieron el ajedrez en Persia y lo llevaron a Europa hacia el siglo X.

Durante siglos cada país tuvo sus propias reglas, pero en 1924 la Federación Internacional de Ajedrez estableció las reglas que actualmente se respetan en todas partes. Según éstas, el jugador debe decir échec o jaque cuando el rey del adversario está en una posición en la que puede ser capturado. Si el rey no puede escapar de la trampa, se le da jaque mate y termina el juego. El término “jaque mate” proviene del persa shab mat, que significa “El rey ha muerto”.

La obra que encabeza esta entrada  representa una escena de carácter familiar en la que Elena y Minerva, juegan al ajedrez ante la risueña mirada de la hermana menor, Europa y en segundo plano, a la derecha. se ve la figura de una criada.

Como en otras obras de Sofonisba Anguissola se produce un interesante juego de miradas que recorre todos los personajes y nunca se cruzan: la criada observa a la pequeña Europa, que sonríe mirando a su hermana Minerva, que adivinamos que va perdiendo en el juego y mira  sorprendida a la hermana mayor, Elena, quien a su vez parece buscar la aprobación de la pintora, a la que dirige su mirada.



El borde del tablero que se encuentra a la vista contiene su peculiar firma:

SOPHONISBA ANGVSSOLA, VIRGO, AMILCARIS FILIA, EX VERA EFFIGIE TRES SVAS SORORES ET ANCILLAM PINXIT. MDLV (Sofonisba Anguissola, doncella, hija de Amilcar, pintó a sus tres hermanas y a la criada del natural, 1555)

La criada que aparece observando la escena es probablemente Cornelia Appiani, la misma que pocos años después acompañará a Sofonisba en su viaje a España. La volvemos a encontrar retratada, también en segundo plano, en un autorretrato que la pintora realiza en España en 1561 para enviar a su familia en Italia:

Autorretrato de Sofonisba tocando la espineta con una criada (Cornelia Appiani). 1561, que se encuentra  en la Colección Spencer. (Althorp, Northamptonshire, Inglaterra)

Conocemos su nombre gracias a los documentos del Archivo di Stato de Milán publicados por Rossana Sacchi en el catálogo de la Exposición Sofonisba Anguissola e le sue sorelle (1994), por los que se resuelve el pago de una deuda que contrajo Sofonisba con ella de 250 escudos "para completare il pagamento dei servizi prestatile in Spagna". Sabemos que Cornelia abandonó España hacia 1567, probablemente por causa de salud, ya que consta su fallecimiento en Milán en 1570. La deuda  fue cobrada finalmente en 1580 por su heredero Bartolomeo Appiani.





miércoles, 19 de enero de 2022

86. El plan para destruir Moscú

 

En las proximidades de Moscú, pintura de  Vladimir Bogatkin

En otoño de 1941 Stalin fue informado de que los alemanes estaban a 30 kilómetros de Moscú y que la ciudad no tenía salvación. Entonces se puso en marcha el plan para destruir la ciudad, formándose una brigada especial para volarla si los alemanes la ocupaban.

Stalin se basó en un plan del zar Alejandro I, realizado antes de que las tropas de Napoleón invadieran Moscú en 1812. Los franceses encontraron la ciudad impracticable y tuvieron que retirarse.

La brigada colocó explosivos en 1.200 edificios clave, en las tuberías de agua, la red telefónica y las centrales eléctricas. Además, armó a bailarines y acróbatas para que mataran a los generales alemanes si después de la ocupación organizaban conciertos, espectáculos u otros actos. El compositor Lev Knipper debía matar a Hitler si se le presentaba la ocasión.

También saltarían por los aires las dachas de todos los dirigentes soviéticos. Todas, menos la de Stalin, que se negó a llenar su casa de explosivos temiendo que algún traidor aprovechara para asesinarle.

Si caía Moscú, Stalin y sus generales se refugiarían en Samara, adonde fue trasladados el cuerpo embalsamado de Lenin y otros tesoros.