viernes, 20 de mayo de 2022

107. El hombre más rico de la historia

 


Mucho se ha hablado sobre la riqueza de los grandes gurús tecnológicos de nuestra era. Entre viajes al espacio e imperios digitales, se nos olvida que ni siquiera se acercan a la riqueza de un hombre del pasado. Porque ni Elon Musk, ni Jeff Bezos, ni Steve Jobs o Bill Gates.  Tampoco Messi o Ronaldo, ni el rey Lepoldo II de Bélgica o Marco Licinio Craso, el triunviro romano cuya fortuna situó a Julio Cesar en el poder. Si de riqueza estratosférica hablamos, en la historia existió un hombre que rompe con toda proporción. Su nombre: Musa I, emperador o Mansa, de Mali.

Se estima que Mansa Musa tenía una riqueza de 400.000 millones de dólares actuales, muy por encima de Jeff Bezos (alrededor de 200,000 millones) o Elon Musk (en torno a 270,000 millones). Hay que añadir a las reservas de minerales que poseía y que hacían su fortuna prácticamente infinita.

El imperio de Mali hacia 1.350

Musa I (c. 1280-c. 1337), llamado igualmente Musa I de Malí y conocido comúnmente como Mansa Musa, fue el décimo mansa, traducido como "rey de reyes" o "emperador", del Imperio de Malí. En la época del ascenso de Mansa Musa al trono, el Imperio de Malí ocupaba el territorio previamente gobernado por el Imperio de Ghana, así como el Mande (Malí) y sus áreas inmediatamente próximas. Musa tuvo multitud de títulos, entre ellos los de emir del Manding, señor de las Minas de Wangara y conquistador de Ghanata, Futa-Jallon y al menos una docena de estados. Fue el gobernante más rico de su tiempo y es la persona más rica de todos los tiempos si se ajusta su patrimonio por la inflación. Las generosas acciones de Musa, no obstante, devastaron inadvertidamente la economía de la región. 

En las ciudades de El Cairo, Medina y La Meca, la repentina entrada de oro devaluó este metal durante la siguiente década. Como consecuencia de ello, se produjo una hiperinflación de los bienes de consumo y equipo. Para rectificar la situación del mercado de oro, Musa tomó prestado todo el oro que pudo portar de los prestamistas de El Cairo a un elevado interés. Se trata del único caso en la historia en el que un solo hombre controló directamente el precio del oro en el Mediterráneo.

Mansa Musa ascendió al trono a través de la práctica de nombrar un diputado durante el peregrinaje a La Meca y otro tipo de expedición de un rey, siendo posteriormente nombrado el diputado como heredero. Según fuentes originales, Musa fue nombrado diputado del rey cuando éste se embarcó en una expedición para explorar los límites del oceano Atlántico,  expedición de la que nunca regresó. El académico egipcio y árabe Al-Umari cita a Mansa Musa como sigue:

El gobernante que me precedió no creía que sería imposible alcanzar el extremo del océano que rodea la tierra [refiriéndose al Atlántico]. Quería alcanzar ese [fin] y estaba determinado a continuar su plan. De modo que equipó doscientos barcos llenos de hombres, y muchos otros repletos de oro, agua y provisiones suficientes para muchos años. Ordenó que el capitán no regresara hasta que hubiera alcanzado el otro confín del océano, o hubiera terminado con todas las provisiones y el agua. Así partieron en su travesía. Estuvieron ausentes durante un largo período, y, al final, solo un barco regresó. Cuando se preguntó al capitán este respondió: «Oh, príncipe, nosotros navegamos durante mucho tiempo, hasta que vimos en medio del océano un gran río que corría masivamente. Mi barco era el último, todos los demás estaban delante, y fueron absorbidos en el gran remolino y no volvieron a aparecer jamás. Yo navegué de vuelta para escapar de esta corriente». Pero el sultán no le creyó. Ordenó que doscientos barcos fueran equipados para él y sus hombres, y mil más con agua y provisiones. Entonces me confió la regencia durante el término de su ausencia, y partió con sus hombres, para no regresar ni dar señales de vida jamás.

Mucho de lo que se sabe sobre Musa proviene de fuentes árabes escritas después de su hajj, especialmente los escritos de Al-Umari e Ibn Khaldun . Mientras estaba en El Cairo durante su hajj, Musa se hizo amigo de funcionarios como Ibn Amir Hajib, quien se enteró de él y de su país por él y luego pasó esa información a historiadores como Al-Umari.  Información adicional proviene de dos manuscritos del siglo XVII escritos en Tombuctú , el Tarikh as-Sudan8​ y el Tarikh al-fattash.9  Tradición oral, tal como la realizan los jeliw ( sg. Jeli ), también conocidos como griots, incluye relativamente poca información sobre Musa en comparación con otras partes de la historia de Mali.

Lo que se conoce sobre los reyes del Imperio de Malí proviene de los escritos de académicos árabes, como Al-Umari, Abu-sa'id Uthman ad-Dukkali, Ibn Khaldun e Ibn Battuta, entre otros. De acuerdo a la extensa historia de los reyes de Malí de Ibn-Khaldun, el abuelo de Mansa Musa fue el visir conocido como Manding Bory o Abu-Bakr (el equivalente en árabe de Bakari o Bogari, nombre original desconocido y que no coincide con el Sahaba Abu Bakr), hermano de Sundiata Keita, fundador del Imperio de Malí tal y como ha sido registrado en la tradición oral. Abu-Bakr no ascendió al trono, y su hijo, el padre de Musa, Faga Laye, no tuvo relevancia en la historia de Malí. 

Mansa Musa subió al trono de Mali en 1307. Musulmán practicante (circunstancia esta que lo hizo tan famoso que por eso hoy estamos hablando de él),  diecisiete años después de subir al trono emprendió la peregrinación a La Meca que lo convirtió en leyenda y le mostró al mundo conocido la inimaginable riqueza de Mali. Salió de su capital Niani, en el río Níger, hacia El Cairo acompañado por una tropa de 60,000 hombres vestidos con seda persa brocada. El emperador montaba a caballo precedido por 500 esclavos, cada uno con un cetro de oro, y una caravana de 80 camellos cargada con 11,200 kilos de polvo de oro. Según el historiador al-Umari, al llegar a El Cairo gobernado por el sultán mameluco Al-Malik al-Nasir, distribuyó tanto oro como limosna que su precio se devaluó y provocó una inflación que duró más de una década. Además, se ha registrado que construyó una mezquita todos y cada uno de los viernes.

De la importancia de Mansa Musa y la fama
de su legendaria riqueza da testimonio el hecho de
 que aparezca representado en el"Atlas Catalán",
de CresquesAbrahám (1375),
llevando en la mano una moneda de oro
La extravagante peregrinación a La Meca de Mansa Musa le anunció a todo el norte de África y a los reinos europeos que comerciaban en las costas del Mediterráneo sobre la increíble riqueza del imperio mandén, que para entonces había conquistado Gao, la capital del reino vecino Songhai y ampliado aún más su territorio y recursos. Para dimensionar el tamaño, el explorador Ibn Battuta (1) tardó cuatro meses en viajar desde la frontera norte del imperio hasta la capital Niani, en el sur.




Durante su larga travesía de vuelta desde La Meca en 1325, Musa escuchó noticias sobre la recaptura de Gao por sus ejércitos. Sagmandia, uno de sus generales, lideró la ofensiva. La ciudad de Gao había formado parte del imperio desde antes del reino de Sakoura y era un importante, aunque a menudo rebelde, centro comercial. Musa realizó una parada y visitó la ciudad, donde recibió como prisioneros a los dos hijos del rey de Gao, Ali Kolon y Suleiman Nar. Volvió a Niani con los dos jóvenes y posteriormente los educó en su corte. Cuando Mansa Musa volvió, trajo numerosos académicos y arquitectos árabes.


 Se ha documentado que Mansa Musa viajó a las ciudades de Tombuctú y Gao en su viaje hacia La Meca, haciéndolas parte de su imperio cuando regresó hacia 1325. Trajo arquitectos de Andalucía, en España, así como desde El Cairo, para construir su gran palacio en Tombuctú y la gran mezquita de Djingareyber, que todavía se mantiene.​

Mezquita de Tombuctú


Tombuctú se convirtió pronto en un centro comercial, cultural e islámico. Los mercados trajeron comerciantes de Nigeria, Egipto y diferentes reinos africanos. Se fundó una universidad en la ciudad, de la misma forma que se fundaron universidades en las ciudades también malienses de Djenné y Ségou, y el islam se diseminó en los mercados y en la universidad, haciendo de Tombuctú una nueva zona de predicación y estudio del Islam. Las noticias de la riqueza de la ciudad imperial de Malí cruzaron el Mediterráneo hasta Europa del sur, y los comerciantes de Venecia, Granada y Génova pronto añadieron a Tombuctú a su cartografía para comerciar bienes manufacturados a cambio de oro.


Madraza de Sankore
Bajo el reinado de Mansa Musa, Tombuctú se convirtió en la ciudad comercial más importante del imperio. En esta ciudad fundó la madraza de Sankore, el mayor centro intelectual del islam en África y un enclave de las rutas comerciales transaharianas. Tenía conexiones de caravanas con Europa, el África subsahariana y los imperios islámicos de Medio Oriente. Ahí se intercambiaba oro de todas partes a cambio de productos exóticos y marfil que viajaban hasta los límites del mundo conocido.

Más allá de su legendaria riqueza, Mansa Musa es recordado por sentar las bases administrativas de un imperio puramente africano de gran calado. Los avances e impacto comercial del imperio de Mali perduraron por años después de su muerte en 1332.  El hijo y sucesor de Musa, Mansa Magha, fue también nombrado diputado durante la peregrinación de Musa.​

Muchas veces perdemos de foco la importancia de personajes o reinos por no aparecer con tanta frecuencia en los libros de historia tradicionales. De ahí la importancia de revisar la Historia y de mantener una curiosidad activa. El pasado aún nos puede sorprender.



________________________

(1) Ibn Battuta también es un personaje que merece un post en este blog. Probablemente el viajero más grande de la historia. Lo dejaremos para otro día.





 


 






No hay comentarios:

Publicar un comentario