domingo, 30 de agosto de 2020

12. El secreto de Mozart


La pequeña historia de hoy tiene algo de curiosidad científica, y no solo histórica.

Que Mozart era un genio ya lo sabemos. Pero hoy escribo sobre lo que quizás lo ayudó a convertirse en genio. Mozart poseía lo que se llama oído absoluto. La habilidad de identificar una nota por su nombre sin la ayuda de una nota referencial, o ser capaz de producir exactamente una nota solicitada (cantando) sin ninguna otra de referencia. Pero no es solo eso, las personas con oído absoluto son capaces de reconocer en qué nota suenan sonidos cotidianos como las campanadas de un reloj, una sirena (de ambulancia, por ejemplo) o un timbre. El oído absoluto nace, no se hace, y lo poseen más o menos una de cada 10.000 personas. El oído absoluto es independiente del conocimiento o la práctica musical, aunque, como el fácil comprender, lo aprovechan mejor las personas dedicadas a la música. Además de las mencionadas, el oído absoluto incluye las siguientes capacidades:

- Reproducir a la perfección una canción jamás tocada por ese individuo en un instrumento musical sin necesidad de leerla en una partitura y/o memorizándolo con tan sólo una vez. Sobre esta capacidad existe una anécdota:


Durante esa gira infantil, en la que Leopold Mozart llevó a sus hijos por toda Europa, los Mozart llegaron a Roma el 11 de abril de 1770, donde escuchó el Miserere de Gregorio Allegri una vez durante una representación en la Capilla Sixtina. Esta obra tenía carácter secreto, pues solo podía interpretarse en dicho lugar y la publicación de su partitura estaba prohibida bajo pena de excomunión. Sin embargo, apenas llegado a la posada donde se alojaba, el joven compositor demostró poder escribir de memoria una versión muy aproximada de la partitura completa de la obra que sólo había escuchado una vez. El papa Clemente XIV, admirado del talento del músico de 14 años, no solo no lo excomulgó, sino que lo nombró Caballero de la Orden de la Espuela de Oro.

- Notar inmediatamente  si alguna nota está desafinada, independientemente del sistema de afinación.

Ya los contemporáneos de Mozart se dieron cuenta de estas capacidades cuando aún era un niño al que su padre llevó de gira por toda Europa junto con su hermana Nanerl, según se narra en una carta sin firma en el periódico de Augsburgo en Baviera, cuando Mozart tenía 7 años.

Otras personas con oído absoluto han sido Bach. Michael Jackson, Ray Charles, Stevie Wonder, Miles Davis, Brian Wilson,  Ana Torroja y Freddie Mercury. Los últimos estudios sobre el tema apuntan a que se trata de una variación genética. Al leer esta lista, en la que abundan los nombres recientes y escasean nombres de grandes músicos clásicos mi deducción es (y puedo estar equivocada) que es actualmente cuando gracias a la tecnología y a la abundancia de estudios sobre el tema se identifica mejor al poseedor de un oído absoluto. Es posible que muchos agraciados con este don hayan pasado desapercibidos en el pasado y por eso falten nombres de otra época.

domingo, 23 de agosto de 2020

11. El primer tratado de paz de la historia

Versión egipcia del tratado, en el templo de Karnak
La batalla de Qadesh, librada en el quinto año del reinado de Ramsés II, se considera la primera gran batalla de la antigüedad. Ramsés siempre la presentó como una victoria, pero es posible que no fuera tanto, ya que el faraón se vio obligado, quince años después, a firmar un tratado de paz, el que se considera el primero de la historia.

La batalla de Qadesh ha sido analizada exhaustivamente por especialistas de todas las épocas, pero contamos con la dificultad de que sólo conservamos la versión egipcia del relato, que contiene puntos oscuros y maniobras imposibles. Se ha llegado a una especie de consenso acerca del resultado de la batalla: los egipcios sufrieron serios daños entre sus filas, pero se proclamaron vencedores porque los hititas se retiraron, no sin antes saquear el campamento egipcio.

Versión hitita del tratado,
en el Museo Arqueológico de Estambul
   Después de la batalla de Qadesh, los conflictos entre egipcios e hititas siguieron durante quince años. Finalmente, ante la imposibilidad de establecer un neto vencedor y para evitar más desgaste, Ramsés II llegó a un acuerdo con Muwattali: este último se quedaba con los territorios incluidos desde Qadesh hacia el norte (el llamado reino de Amurru).

Fue el primer tratado de paz escrito en la historia, y de él se conservan las versiones que mandaron redactar ambas partes. Prácticamente son idénticas en todos los puntos.

miércoles, 19 de agosto de 2020

10. Información es poder (y dinero)

 
Nathan Mayer Rothschild
  Una noche de mediados de junio de 1815, en Gante, un hombre embozado vigilaba desde la calle lo que se podía atisbar del interior de una mansión. Todas las luces de la casa estaban encendidas, mucha gente se movía por el salón. Pero no se estaba celebrando una fiesta, había nerviosismo en el ambiente y no sonrisas ni alegría.

De pronto, un jinete llegó a toda velocidad y desmontó frente a la casa. Entró y el hombre que vigilaba desde fuera vio, a través de la ventana, cómo doblaba la rodilla ante uno de los personajes que estaban en el salón. Hablaron durante unos pocos minutos y se marchó al interior de la casa, posiblemente a descansar después de su cabalgada.

El hombre que acechaba fuera no oyó ni una palabra de lo que dijeron, pero la reacción de las personas que estaban alrededor de ellos se lo dijo todo. No pudo evitar sonreir e inmediatamente montó a caballo y emprendió el camino a Ostende. Galopaba a toda velocidad, cambiaba de caballo frecuentemente. Era vital llegar a la costa cuanto antes (1).

Llegado a Ostende se encaminó directamente al puerto. Los barcos llevaban varios días amarrados, sin salir a navegar. Parecía que en lugar de estar a pocos días del inicio del verano estaban en pleno invierno. La lluvia no había dejado de caer en tres días y el viento soplaba fuerte. Como siempre en estos casos, los marineros pasaban el tiempo en las tabernas, esperando que amainara el temporal.

El hombre se encaminó a una de esas tabernas y anunció en voz alta que estaba dispuesto a pagar bien si alguien lo llevaba inmediatamente en barco hacia Inglaterra. Los marineros le contestaron que estaba loco, que ningún barco se arriesgaría a salir con ese tiempo. El hombre fue subiendo poco a poco la cantidad de dinero ofrecida hasta que, al llegar a lo que representaría diez veces el precio de un viaje normal, uno de los marineros, muy valiente o muy necesitado, aceptó. Tuvieron suerte, y llegaron sin novedad a Folkestone, en la costa inglesa.

En este punto de la historia podemos elegir dos versiones distintas sobre lo que ocurrió. En una de las versiones, el recién llegado soltó una paloma mensajera con un mensaje en forma de jeroglífico. La paloma llegó a su destino, que era Londres (2), y un hombre llamado N. R. recogió el mensaje.

La segunda versión es que N. R. estaba en el puerto de Folkestone esperando al viajero, por lo que recibió la noticia de viva voz. Después de eso, N. R. se encaminó a toda velocidad a Londres, ciudad a la que llegó ya entrada la mañana.

N. R. era Nathan Mayer Rothschild, tercero de una familia de cinco hermanos que estaban empezando a destacar en el negocio de la banca y las inversiones en bolsa. Durante las Guerras Napoleónicas Nathan se comprometió a la transferencia de fondos para apoyar a Wellington durante la campaña en Portugal y España contra Napoleón. Entonces, como ahora, los acontecimientos políticos tenían un efecto inmediato sobre las bolsas y el resultado de una batalla podía crear y destruir grandes fortunas. Cuando Napoleón escapó de Elba y reorganizó un ejército para hacerse otra vez con el poder, Nathan tenía mucho dinero invertido en bolsa, y del resultado de aquello dependía su supervivencia.


El 18 de junio de 1815 se libró la decisiva batalla de Waterloo. Si el resultado de la batalla era favorable a los franceses, Nathan podría arruinarse. En caso contrario, no tenía nada que temer. Pero él no se conformaba con no resultar perjudicado, sino que iba a intentar ganar una gran cantidad de dinero con aquel acontecimiento. Por eso le resultaba vital conocer antes que nadie lo que estaba ocurriendo en aquel lugar de Bélgica.

Durante el periodo llamado de los Cien Días, tras la huída de Napoleón de Elba, París fue ocupado y Luis XVIII huyó a Gante, de donde volvió tras la derrota definitiva de Napoleón. Él era el personaje que esperaba ansiosamente las noticias en aquella casa de Gante y el mensaje que le traía el jinete era el resultado de la batalla de Waterloo.

Siendo la única persona en Inglaterra que conocía el resultado de la batalla, Nathan se encaminó a la bolsa. Tenía fama de que su cara nunca dejaba traslucir su estado de ánimo, de forma que sus competidores sólo podían fijarse en sus operaciones de compra y venta para intentar adivinar lo que sabía el hombre mejor informado del gremio (3). Nathan, sin aspavientos, dio orden a sus agentes de que empezaran a vender todas sus acciones en bienes extranjeros de Inglaterra. El resto de la gente intuyó que Rothschild sabía algo y todo el mundo empezó a vender también, al principio con cierta tranquilidad y progresivamente con pánico. Los valores se desploman hasta casi el desastre. Entonces, Rothschil hace un gesto imperceptible a sus agentes y éstos compran a unos precios ridículos hasta agotar sus fondos.

Unas horas después, el resultado de la batalla de Waterloo llegó a Londres y la bolsa no sólo se recuperó a toda velocidad, sino que siguió subiendo muy por encima de su situación anterior, pero Rothschild ya se había apropiado de casi todo. En un solo día ganó más de un millón de libras y era veinte veces más rico que el día anterior.

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(1) Actualmente, por carretera, hay una distancia de 68 kilómetros entre Gante y Ostende. No sabemos si el viajero recorrió esa misma ruta o atajó por otros caminos.

(2) Actualmente, por carretera, la distancia entre Folkestone y Londres es 112 kilómetros, pero la paloma, en el caso de ésta sea la versión auténtica, volando en línea recta, tendría que recorrer una distancia menor.

(3) Se decía que tenía sobornado al príncipe Thurn und Taxis, que tenía el monopolio del correo, para recibir información importante antes que ninguna otra persona. También utilizaba habitualmente las palomas mensajeras para comunicarse con sus hermanos, que tenían oficinas abiertas en otros puntos de Europa.



lunes, 17 de agosto de 2020

9. Los celos de Josefina

Retrato de Josefina, por François Gérard
El matrimonio entre Josefina y Napoleón fue muchas cosas, pero sobre todo accidentado. Lo mismo se hacían mucho daño el uno al otro, que se perdonaban cualquier afrenta mutuamente. Hubo periodos de tiempo en que Napoleón estaba como embrujado por ella, a pesar de su despilfarro, de sus infidelidades cuando él estaba en el extranjero, y que él conocía, pero entonces le perdonaba todo.Cuando la campaña de Italia, Napoleón le suplicaba constantemente que acudiera a visitarlo, pero ella lo ignoraba y se negaba a  moverse  de París, donde llevaba una vida muy divertida. Él le escribía constantemente afligidas cartas donde  de una forma conmovedora se convertía en un lacrimoso felpudo. No le importaba humillarse.  Napoleón se enfrentaba por ella incluso a su dominante madre. Doña Leticia no la podía ni ver, y Napoleón estaba ahí, entre dos fuegos.


Pauline
  Sin embargo, él no era ningún santo, y también tuvo muchas amantes. Entre ellas Pauline Belisle Foures, que debía ser de cuidado. Pauline estaba casada con un militar que estaba retirado por heridas de guerra, pero estando recién casado con Pauline fue llamado para reincorporarse al ejército, acompañando a Napoleón en la campaña de Egipto. Ella decidió irse con él, y cuando resultó que no permitieron a las esposas acompañarlos. Pauline no se arredró, se disfrazo de soldado y se embarcó en el transporte de tropas La Lucette como si nada. Logró pasar desapercibida y llegó hasta Alejandría 54 días después  sin ser descubierta. A partir de reunirse con su marido volvió a vestirse de mujer. 

Napoleón estaba entonces muy disgustado porque habían llegado a sus oídos las infidelidades de Josefina, y estaba decidido a pagarle con la misma moneda. Pero cuando le llevaron seis señoras locales, no le gustaron nada y las rechazó.

Napoleón había puesto sus ojos en Pauline (que al principio no cedía, a pesar de que Napoleón le enviaba a personas de su confianza para presionarla ), así que quitó al marido de en medio, enviándolo  a entregar un mensaje a Francia para el Directorio y se lanzó "al ataque" Pero en 1,798, Napoleón invitó a Pauline y a otras señoras francesas a almorzar. Durante la comida (en la que Napoleón se sentó junto a Pauline, prestándole toda la atención), una jarra de agua se derramó (¿inadvertidamente?) Sobre el vestido de Pauline. Pauline fue llevada apresuradamente a las habitaciones privadas del comandante en jefe para resolver el problema. Como dice Masson con delicadeza, "las apariencias se mantuvieron más o menos al día". Pero solo “más o menos”. La ausencia ligeramente prolongada de Napoleón y Pauline hizo que los invitados a la comida tuvieran ciertas dudas sobre el verdadero significado del incidente ». 



Pero, lamentablemente, Fourès regresó antes de lo esperado. Su barco había sido interceptado por el barco británico Lion y había sido enviado de regreso a El Cairo. Fourès, furioso al enterarse de lo sucedido, trató a Pauline con extrema violencia, por lo que Pauline exigió el divorcio. Esto fue concedido y ratificado por el comisionado de guerra Sartelon. Napoleón estaba profundamente apegado a Pauline y no ocultó el hecho de que si ella le diera un hijo, se divorciaría de Josefina. En El Cairo vivió una vida de gran lujo y exceso. En sus cartas, Napoleón también la llamaba "mi Cleopatra" y "La Generala". Al regresar a Francia se separaron, pero Napoleón no la olvidó. Pauline, a su vuelta a Francia, dió mucho que hablar: fumaba, frecuentaba círculos militares, tuvo sospechosas amistades con militares rusos y llevaba su perro a la iglesia.


Poco a poco el embrujo de Josefina se disipaba. Napoleón se creía culpable de la falta de hijos, puesto que ella había tenido dos con su primer marido. Pero cuando su amante polaca  María Waleska tuvo un hijo de él, cayó definitivamente la venda de sus ojos. La dominante madre de Napoleón también ayudó. Leticia no soportaba a Josefina e intentaba convencer a Napoleón para que la dejara.



Y la obsesión por fundar una dinastía hizo que el emperador se planteara el divorcio. Cuando Josefina comprendió que su posición estaba en peligro y sintió la inseguridad, fue ella la que empezó a montarle tremendas escenas de celos, aunque su sistema era más refinado, porque Napoleón odiaba que le montara escenas y Josefina no quería enfadarlo aún más.


En la época en que Napoleón tenía de nuevo como amante  a  Pauline Belisle Foures (1), en la víspera de un baile que iba a dar en palacio, se enteró que la dama acudiría con un vestido verde. En una conversación con un pintor éste le había dicho que la combinación del verde con el azul resultaría chillona y chabacana. Así que Josefina ordenó que el mobiliario del salón del baile fuera de inmediato tapizado de azul, que las alfombras fueran verdes y que el papel pintado se cambiase por uno verde claro, lo que se hizo a toda prisa a tiempo para el baile. Cuando Josefina llegó al baile, iba espléndidamente vestida de blanco. Rogó a la dama que la acompañara y deambuló por el salón hasta sentarse en un sofá que conservaba una antigua tapicería en  un verde muy diferente al del vestido de Pauline. Ésta no no tuvo más remedio que sentarse a su lado. Mientras Josefina lucía esplendorosa en su vestido blanco resaltando sobre el asiento. Pauline parecía un papagayo rodeada de azul y verde. 

Y todo ello sin levantar la voz ni provocar el enfado de su marido.
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Fuentes: conocí la historia hace muchos años, prácticamente en mi infancia, en una revista que leía mi padre.  Y ahora he completado esos recuerdos con ayuda  de la web https//www.napoleon.org




(1) No he podido averiguar las circunstancias en las que Pauline volvió a ser amante de Napoleón. Pero lo que cuento a continuación fue bastante después de lo de Egipto.

domingo, 16 de agosto de 2020

8. El meñique de Carlos V



Que Carlos V padecía de gota y diabetes se sabía desde siempre. Y también que sufrió unas fiebres parecidas al paludismo, que son las que presumiblemente lo habían llevado a la muerte. Pero la confirmación científica e indiscutible del hecho no se realizó hasta hace pocos años, gracias al análisis de una falange de un meñique. Esta es la historia del meñique de Carlos V.

Carlos V murió en el monasterio de Yuste el 21 de septiembre de 1558. Dispuso que su cuerpo fuera sepultado bajo el altar mayor, de modo que la mitad de su cadáver estuviera bajo el altar y la otra mitad bajo los pies del sacerdote que oficiara la misa. Y así se hizo. Cuando su hijo Felipe II trasladó el cuerpo de su padre al Escorial mantuvo sus deseos, de forma que el cuerpo de Carlos V fue enterrado de la misma forma en su nuevo emplazamiento, en una cripta bajo el altar mayor de la basílica del Escorial, tal como dispuso en su testamento, pero en El Escorial en lugar de en Yuste.

En el reinado de Felipe IV se reorganizan las criptas y se inaugura el Panteón de Reyes y los restos de Carlos V son vueltos a sacar y trasladados al Panteón Real. Y ya van dos veces que al pobre lo sacan de su enterramiento, pero hubo más.












Durante la Revolución de 1868 un grupo de revolucionarios profanó su tumba, y entonces se produjo el hecho que da lugar a esta entrada: una falange de un meñique de la extraordinariamente bien conservada momia del rey (1) es separada de su mano por el guarda de la cripta, y llega a poder del marqués de Villaverde.



De aquella época data el dibujo de Vicente Palmaroli que muestra la momia de Carlos V, dentro de su ataúd. Aunque el dibujo está fechado en 1870, he visto referencias a que en realidad corresponde a 1872, con ocasión de otra apertura de la tumba, aunque no he podido confirmar el motivo de la misma, o si se realizó realmente.

Se dice que el marqués de Villaverde había ofrecido 20 reales al guarda por un trozo del cuerpo del emperador, consiguiendo la falange de un meñique. Aunque el marqués dijo posteriormente que no había tenido participación en ello. Sea como fuere, el marqués se arrepiente de su posesión años después, y  le confiesa a su hermana, la marquesa viuda de Martorell, el hecho. Ambos escriben en mayo de 1912 a Alfonso XIII con la intención de devolver el meñique de Carlos V a su lugar, aunque sin confesar la participación del marqués en el hecho diciendo solo que la falange había llegado a sus manos sin que él hiciera nada por obtenerla. Alfonso XIII lo envía al Escorial, aunque no se volvió a abrir la tumba para ponerlo junto al cuerpo, y se guardó en un relicario en la sacristía.

En 1936, durante los asaltos republicanos a edificios religiosos, se vuelve a profanar la tumba de Carlos V. En esta ocasión el hecho quedó documentado, ya que un miliciano se hizo una fotografía con la momia, posando orgulloso junto a su trofeo. Esta foto fue publicada en un periódico francés, donde la vio un joven de 17 años llamado Julián Zulueta, que quedó impresionado por la misma.

El padre de Zulueta era embajador de España en El Vaticano y en París cuando estalló la guerra civil. El joven Julián veía en París, a través de las fotos que publicaba la prensa, las horribles imágenes de la misma. Pero hubo una que le sorprendió. Se trataba del momento de la profanación de la tumba de Carlos V. “Se veía a un individuo tocado con gorro de miliciano, encaramado a una escalera y medio abrazado a un Carlos V que estaba con los ojos abiertos y con el rostro que le pintó Tiziano”, recordaba Zulueta muchos años después en sus declaraciones a un periódico.

Con el paso del tiempo Zulueta se convirtió en médico especializado en medicina tropical (2). Trabajó con la Fundación Rockefeller como experto en malaria y fiebre amarilla; fue especialista durante 25 años en estas enfermedades al servicio de la Organización Mundial de la Salud, y la idea de la momia real, que se sabía que había padecido malaria, aunque sin confirmación científica, seguía en su mente. En 1990 solicitó permiso al rey Juan Carlos para hacer un estudio de la momia, pero el rey lo negó, diciendo que prefería que se dejaran tranquilos los restos de su antepasado.

Unos años después surgió la oportunidad. Un conocido de Zulueta tenía un alto cargo en Patrimonio Nacional, y en 2004 le informó de la existencia del meñique guardado en la sacristía. El médico volvió a pedir permiso y esta vez se le concedió, ya que no existía el inconveniente de volver a abrir la tumba.

Los resultados del análisis del meñique revelaron lo que ya se sabía, pero a falta de la confirmación científica: además de una alta concentración de cristales de ácido úrico apareció el plasmodium, el parásito del paludismo.

A Carlos V ya le habían advertido sobre el peligro de su retiro en Yuste. Dos de sus médicos le habían aconsejado que no viajara allí porque era zona de paludismo pero el rey, no acostumbrado a que torcieran su voluntad, no hizo caso de las advertencias. El primer verano lo superó, pero en el segundo cayó enfermo. Aún no se conocía el tratamiento con quinina, y al rey sólo le trataron con sangrías, lo que lo llevó a la muerte en poco tiempo.

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(1) Las condiciones ambientales de su entierro en Yuste hicieron que el cuerpo se desecara conservándose a la perfección. Cuando el cuerpo fue trasladado al Escorial ya estaba momificado.

(2) Su familia se había exiliado a Colombia y ese hecho le llevó a estudiar esa especialidad.

7. La gruta misteriosa y el extraño cráneo





En 1856, en el valle del río Neander, cerca de Düsseldorf, en Alemania, se encontró en una cueva de caliza un cráneo de forma insólita: tenía una osamenta ancha y prominente, la frente deprimida y los arcos superciliares gruesos y salientes sobre los ojos. Era el primer cráneo de un hombre ya extinguido, distinto a nosotros, a quien se llamó hombre de Neanderthal. Desde aquel primer descubrimiento se han encontrado, en un área enorme, desde Europa continental hasta China pasando por la cuenca del Mediterráneo, restos de muchos hombres de Neanderthal.


Uno de los descubrimientos, producido en 1939 en las laderas de la colina caliza del promontorio del Circeo, a unos 80 kilómetros al sur de Roma, tuvo un carácter novelesco. El propietario de un hotel a quien le iban bien los negocios decidió realizar una amplia terraza.


Cuando los obreros cortaron la roca, se abrió, a poco más de 4 metros sobre el nivel del mar, una gruta cuyo acceso había quedado obstruído hasta entonces a causa de un desmoronamiento. Un corredor conducía a una sala interna en la que se apreciaba lo que luego se consideró el cráneo de un hombre de Neanderthal, rodeado por un círculo de piedras. Tras un atento examen de dicho cráneo, que presentaba huellas oscuras similares a quemaduras, se dedujo que este individuo fue asesinado de un golpe en la sien.

  Se dijo que los incisivos se habían limado, y que el orificio occipital había sido ensanchado intencionadamente. El paleontólogo Alberto Carlo Blanc, que estudió el cráneo, decidió que se trataba de un antiquísimo rito funerario. Dado que cerca del cráneo se encontraron huesos de jabalí, de ciervo y de buey primitivo, el antepasado de los bovinos domésticos, pensó que podía tratarse de los restos del rito funerario más antiguo del mundo, e incluso lo relacionó con un famoso sacrificio romano, la suovetaurilia, en la que se mataba un cerdo, una oveja y un buey. Otros 
estudiosos afirmaron posteriormente que el orificio del cráneo había sido ensanchado para poder comer el cerebro en un rito caníbal.

Cualquiera que fuera la explicación, el descubrimiento del Circeo sugería que los hombres de Neanderthal practicaban ritos oscuros y violentos, que en todo caso eran el signo de una compleja espiritualidad.

La interpretación de Blanc fue desmentida en el 1989, exactamente cincuenta años después del descubrimiento, cuando se reunieron en el Circeo, en una conferencia, estudiosos provenientes de cada parte del mundo. Estos últimos subrayaron que, sobre el cráneo no habían sido encontrados signos de herramientas con los cuales se hubiera podido realizar, por parte de otros hombres, el ampliamiento del foramen del cráneo: los únicos signos encontrados eran de dientes de hiena. Todos estuvieron de acuerdo sobre esta nueva teoría: la gruta "Guattari" fue, alrededor de aproximadamente hace 50.000 años, la guarida de una hiena, y lo demuestran los numerosos huesos fósiles encontrados en el interior, restos de sus presas. El animal habría transportado a su guarida el cadáver del hombre, o quizás sólo la cabeza, y amplió el foro occipital para extraer el cerebro. Prueba de esto son también estudios realizados en África sobre el comportamiento de las hienas las cuales, cuando se topan con animales muertos, llevan huesos y cráneos para descarnarlos en sus guaridas y se limitan solamente a morder la carne que está pegada, sin romper los huesos. Cosa que en cambio los hombres habrían hecho seguramente, si hubieran querido comer el contenido del cráneo. La hipótesis del canibalismo fue así oficialmente desmentida. 

Durante la conferencia en el 1989 fueron además presentados los resultados de los estudios acerca de la tafonomía y las dataciones absolutas efectuadas sobre los restos descubiertos en el interior de la gruta. Los resultados estuvieron resumidos así:

- De 100.000 a hace 80.000 años (nivel 7): la cavidad es completamente invadida por el mar.

- Hace 75.000 años (nivel 5): a continuación de la última glaciación Würm, el mar empieza a retroceder y la gruta, vacía de agua, es ocupada por el Hombre de Neandertal

- Hace 55.000 años (nivel 1): la presencia de los cazadores neandertales se reduce progresivamente, probablemente a consecuencia de la parcial oclusión de la entrada de la gruta a causa de un derrumbe.

- Hace 50.000 años: la gruta, ya abandonada por los hombres, se vuelve un refugio de hienas, que utilizan la cavidad para acumular restos de comida para las crías. Sucesivamente otro derrumbe obstruye, esta vez completamente, la entrada de la gruta, que queda así inviolada durante cincuenta mil años, hasta el 1939, cuando se abre de nuevo a la luz.

A menudo la ciencia construye explicaciones fascinantes, para luego demolerlas.

sábado, 15 de agosto de 2020

6. El tesoro de Moctezuma y el pirata francés


Jean Fleury fue uno de los primeros piratas en irrumpir en la historia después del descubrimiento de América. Actuaba como corsario del armador y pirata Jean d’Ango, que a su vez rendía cuentas ante el rey de Francia Francisco I. 
Jean d´Ango
 Ango llegó a controlar una flota, en parte o en solitario, de 70 barcos, incluidos mercantes y pesqueros. A pesar de que financió expediciones de comercio y exploración, y que también utilizó sus buques (legalmente) para incursiones en tiempos de guerra, patrocinó asimismo viajes cuyo único propósito era la piratería. Practicaba al mismo tiempo, el comercio regular. Ango era amigo íntimo del rey Francisco I y en 1521 fue nombrado vizconde de Dieppe, en ese momento, con 40.000 habitantes, el puerto más grande del reino.

Entre los golpes que dio Fleury destacó un abordaje efectuado en 1523 a la altura del Cabo de San Vicente a un grupo de tres carabelas (una de ellas escapó), que transportaban el llamado Tesoro de Moctezuma. Trescientos diez kilos de perlas, doscientos treinta de oro en polvo, tres cajas de lingotes de oro, diez de lingotes de plata, varios cofres llenos de joyas y tres jaguares (todo lo cual constituía el llamado "quinto del rey", que era un tributo que se pagaba al rey cuando se capturaba una presa o descubría un tesoro y que era igual a la quinta parte (20 %) de lo capturado o descubierto, y Hernán Cortés enviaba  hacia Sevilla para satisfacerlo ). Por cierto, uno de los jaguares escapó durante el viaje, matando a un marinero, y se les sacrificó para evitar otras incidencias . Aunque más valiosa que esta enorme fortuna era la documentación que transportaban: noticias de Hernán Cortés sobre la toma de Nueva España y la cartografía que empleaban los marinos en sus viajes a América. El robo de esta información secreta no podía compensarse con nada. Carlos V no lo olvidaría, y se obsesionó con Fleury. A partir de este suceso, y como ingleses y otros comenzaran a atacar también los barcos españoles comenzaron a viajar con escolta formando lo que se llamó la Flota de Indias.

El pirata cayó en 1527 Fleury en manos del capitán vasco Martín Pérez de Irizar, en alta mar cerca del cabo San Vicente. Se dice que Fleury ofreció a su captor toda su fortuna, valorada en 30.000 ducados a cambio de su libertad. Fue llevado a Cádiz y transportado a Sevilla, donde confesó haber hundido más de ciento cincuenta barcos. Se le remitió preso a Carlos V, que envió un mensajero con la orden de ejecutarlo inmediatamente en el momento y lugar en que se encontrara al llegar la misiva del rey, lo que ocurrió en Colmenar de Arenas, hoy Mombeltrán, en la provincia de Toledo, donde fue ahorcado.

viernes, 14 de agosto de 2020

5. Amadeo Giannini, el banquero del pueblo




Si hay una historia que todos los italoamericanos y todos los italianos  deberían conocer, es la historia de Amadeo Pietro Giannini: Él realizó el sueño americano, no solo para él, sino para toda la sociedad. No es exactamente una historia típica, sino más bien una excepción. El estereotipo del inmigrante italiano era Al Capone, Frank Sinatra o el inmigrante sin un centavo, siempre visto bajo una luz  negativa. El inmigrante italiano aspiraba a una vida mejor, pero el éxito no era una conclusión inevitable. La singularidad de Giannini fue poder comprender que los inmigrantes italianos eran discriminados y despreciados; por lo tanto, estuvo a su lado para hacer crecer tanto a la comunidad italoamericana como a toda California, que se encontraba en un período de gran expansión.

En la época de la fiebre del oro en California, el italiano Luigi Giannini  emigra a Estados Unidos desde cerca de Génova, regresa a Italia en 1.869 para casarse con Virginia Demartini y llevarla con él a Estados Unidos. La pareja se estableció en San José (California). Cuando pasó la fiebre del oro, Luigi compró en 1.872 una granja de 40 acres en Alviso y se dedicó a cultivar frutas y verduras para la venta.  Unos años después tuvo una disputa con un empleado que le reclamaba un dólar más en su jornal. Luigi no cedió y el trabajador se marchó enfadado. Una semana más tarde, el hombre volvió y mató a tiros a Luigi delante de su hijo Amadeo, de 7 años. Es muy posible que haber presenciado ese suceso tuviera una influencia decisiva en decisiones tomadas años después por Amadeo y que, curiosamente le llevaron al éxito. Virginia quedó viuda con dos hijos y embarazada del tercero. Después de 4 años de luto Virginia se casó con Lorenzo Scatena, quien  fundó L. Scatena & Co. Amadeo dejó la escuela y se hizo cargo de la empresa. Dentro de ella, Amadeo trabajó con éxito como corredor de productos agrícolas, comerciante a comisión y distribuidor de productos agrícolas para granjas en el Valle de Santa Clara. Y tuvo tanto éxito que en 1.892 vendió su participación a los empleados  y se retiró, casándose  con Clorinda Cuneo (1866-1949), hija de un magnate inmobiliario de North Beach. A la muerte de su suegro tuvo que actuar como albacea del testamento de éste. Así se convirtió en miembro de la junta directiva de Columbus Savings & Loan, un pequeño banco en el que su suegro tenía una participación. Giannini observó la oportunidad de atender a la creciente población de inmigrantes que no tenían banco. La práctica habitual de los bancos era prestar dinero solo a los muy ricos, pero Amadeo creía que eran precisamente los pobres, que no podían presentar a los bancos avales ni garantías, los que debían ser beneficiarios de los préstamos, para poder progresar. Intentó convencer a los otros directivos, pero no tuvo éxito. Frustrado, renunció a su puesto en la junta directiva y se marchó decidido a abrir su propio banco, donde poder desarrollar sus ideas.

Hubo una interesante confluencia de diferentes elementos que caracterizaron el éxito de Giannini, precisamente por ser hijo de orígenes humildes de esta primera ola de inmigración. Su padre  pasó de la fiebre del oro a la creación de una granja. Una vida llena de promesas que se interrumpió abruptamente cuando Amadeo, a los 7 años, vio morir a su padre ante sus ojos por una disputa absurda: le había pagado a un peón un dólar menos de lo acordado.

Giannini fundó el Banco de Italia en San Francisco el 17 de octubre de 1904. El banco familiar, con una junta de empresarios italianos, también estaba abierto los sábados, domingos y por las noches: Giannini siempre había tenido un profundo espíritu educativo hacia los usuarios. Su banco fue precursor del concepto de los cajeros automáticos: poder tener dinero a disposición en cualquier día y hora que se necesitara. Quería que los titulares de sus cuentas estuvieran bien informados sobre lo que el banco podía hacer por ellos, tal como había informado a los agricultores en el mercado en su día.  

El banco se ubicó en un salón reformado. Era un nuevo banco para la clase media-baja y los inmigrantes trabajadores que otros bancos no atenderían.  A diferencia de otros banqueros, Giannini no había intimidado al hombre de la calle: al contrario, había creado el primer banco en un salón, un espacio abierto sin despachos cerrados y oficinas privadas. Ofreció a esos clientes ignorados cuentas de ahorro y préstamos, juzgándolos no por su riqueza, sino por su carácter. Los depósitos en ese primer día totalizaron $ 8,780.  En un año, los depósitos superaron los $ 700.000 ($ 13,5 millones en dólares de 2002). Sólo 2 años después ocurrió el gran terremoto de San Francisco, que devastó casi toda la ciudad. Amadeo entró, a la desesperada, en la zona más afectada por el terremoto: tenía que recuperar los depósitos de sus clientes. Catorce horas después pudo llegar al lugar donde estaba el banco. El edificio estaba intacto. Cargó el oro en carretones y lo cubrió con cajas llenas de naranjas. Así parecía uno más de los pobres desgraciados que trataban de salvar lo poco que les había quedado. Puso a salvo el oro en su casa. La catástrofe le inspiró dos importantes decisiones:

1. La ciudad estaba llena de gente que necesitaba partir de cero, desde comer a una vivienda. Y para eso necesitaban dinero. Fue a la zona de los muelles, improvisó un mostrador con dos barriles que sostenían unos tablones y, poniendo un letrero que decía "Banco de Italia. Abierto"  y así abrió una oficina provisional del banco. Los que tenían algo de dinero en el bolsillo comenzaron a hacer depósitos de dinero en el "banco", para tenerlo en lugar seguro ante la situación en la que se encontraba la ciudad. Los que no tenían nada empezaron a llegar para pedir préstamos. El trato se cerraba con un apretón de manos. Amadeo les prestaba justo la mitad de la cantidad que pedían: la mitad y no toda, porque el hombre de la calle tenía que asegurarse la otra mitad, porque tenía que construir su propio destino, su propio futuro. Esta fue la filosofía de Giannini, quien logró lograr una utopía social dando confianza a los demás, utilizando el dinero no para fines personales, sino para mejorar las condiciones de vida de los demás.

2. Se dio cuenta de que era muy importante que los depósitos de los clientes no estuvieran concentrados en un solo lugar. Así, en caso de una catástrofe como el terremoto, no se perdería todo.

En 1919, el Banco de Italia de Giannini compró Banca dell'Italia Meridionale , que pasó a llamarse Banca d'America e d'Italia en 1922. En 1932 apoyó el 15% de las exportaciones italianas a los Estados Unidos y después de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en el banco de referencia para la reconstrucción del país, gestionando el 20% de los ingresos del Plan Marshall, introduciendo el crédito al consumo en Italia y ayudando al país a recuperarse después de la guerra

Giannini estaba profundamente orgulloso de sus orígenes italianos y, por lo tanto, estaba muy feliz de adquirir un banco en Italia, en Nápoles para ser exactos, donde luego envió a su hijo Mario, quien comenzó una brillante carrera, convirtiéndose en asistente del presidente. Giannini también se había dado cuenta de la inconsistencia del sistema bancario estadounidense, en el cual  era más fácil abrir una sucursal en el extranjero que en casa. A partir de ese momento, dedicó el resto de su vida a la banca sucursal y se fue a Canadá donde este sistema había tenido mucho éxito, a diferencia de Estados Unidos.

La Banca d'America e d'Italia  abrió 31 sucursales y llegó a tener un patrimonio de 30 millones de dólares. Sobrevivió al fascismo y la guerra, y se convirtió en el banco de referencia para la reconstrucción de Italia. Giannini logró incluirlo en el programa de ayudas del Plan Marshall: quería revivir Italia y en particular las industrias que habían sido destruidas durante la Segunda Guerra Mundial. Apoyó a Fiat, Alfa Romeo y muchas otras industrias. La RAI y algunas universidades también se beneficiaron de esta contribución.

En 1929, el Banco de Italia se fusionó con el Bank of America , y Giannini dirigió el nuevo banco hasta 1945 ... En esos años, Giannini había intentado al menos tres veces retirarse, porque era un espíritu muy generoso y quería dejar espacio para los jóvenes: pero nunca lo había logrado. Desde la fundación del Banco de Italia, su sueño había sido llegar a Nueva York, construyendo así un puente entre el Oeste y el Este de Estados Unidos. Llegó a Nueva York, donde el grupo financiero de JP Morgan, un grupo neoyorquino extremadamente esnob y conservador, no apreció la aparición de un ex granjero nuevo rico y lo miró con gran desprecio. Giannini continuó su plan creando el Bank of America , pero en cierto momento cometió un error. Sintiéndose seguro de haber elegido a Elisha Walker como su sucesor, se retiró. Pronto comprendió que había tomado la decisión equivocada: Elisha Walker, un graduado de Yale, era parte de ese grupo de élite cercano a JP Morgan y en pocos años intentó hábilmente desmantelar toda la estructura del Bank of America y sus subsidiarias. A pesar de su mal estado de salud, Giannini tuvo que volver a entrar, apelar a los accionistas y, con un golpe magistral, recuperar el mando del Bank of America. Lo encabezó hasta el año de su muerte en 1949 a la edad de 79 años. Se dio cuenta de que debería haber preferido a su hijo Mario al graduado de Yale.

Durante años y años, Giannini había recibido un salario simbólico de un dólar al año, más un reembolso de gastos. No quería hacerse rico porque estaba convencido de que la riqueza terminaría siendo dueño de él, y no al revés. Tenía un gran respeto por el dinero, pero solo si se usaba bien y con fines sociales para mejorar su vida y la de los demás. Cuando el banco le asignó un millón y medio de dólares, que era el 5% de las ganancias de ese año, Giannini ni siquiera llegó a cobrar el cheque, sino que lo donó a la Universidad de Berkeley para la fundación de una cátedra de agricultura. Giannini nunca se avergonzó de reconocer sus orígenes: de hecho, estaba orgulloso de ser hijo de agricultores de origen humilde y quería que esta disciplina tuviera una profundidad científica y académica. Lo mismo sucedió con la creación de una cátedra. La cátedra aún existe.

Giannini también fue un precursor excepcional del moderno Venture Capital: ayudó a Hewlett y Packard a dar vida a su empresa y de hecho a todo Silicon Valley.

Fue uno de los que permitió la construcción del Puente Golden Gate. La inversión en el puente Golden Gate creó una utopía social. Al financiar a Joseph Strauss, el ingeniero nacido en Alemania que nadie había tomado en serio, Giannini creó miles de puestos de trabajo en medio de la Depresión. La apuesta del Golden Gate en la ubicación más peligrosa de la zona significó no solo un vínculo entre el sur de California y el norte de California, sino que también abrió el acceso a todo el norte de los Estados Unidos. La construcción del puente fue un desafío increíble. En medio de una crisis económica, en un punto donde las corrientes eran muy fuertes, en un momento en que las autoridades federales ya habían invertido en otro puente, el Bay Bridge.




Y el único que creyó en el visionario que quería hacer una película de dibujos animados, Walt Disney. Así pudo llegar a las pantallas Blancanieves y los siete enanitos.




Conocía el potencial de cada momento histórico. En el período de la guerra, por ejemplo, ayudó a las grandes empresas a transformarse adaptándose a las necesidades de la época, y luego las ayudó a reconvertirse una vez terminada la guerra.

En cuanto a la industria cinematográfica, vio no solo su interés como fuente de inversión, sino también su valor cultural. La industria cinematográfica en la que Giannini comenzó a invertir fue impulsada principalmente por inmigrantes judíos, marginados y discriminados, como los italianos. Comprendió el valor social de este nuevo arte que, a diferencia de la ópera, podía garantizar a todos, una nueva forma de entretenimiento por unos pocos dólares, permitiéndoles soñar despiertos con un futuro mejor.




   En 1973, el servicio postal estadounidense emitió un sello conmemorativo, mientras que la revista Time describió a Giannini como uno de los "constructores y titanes" del siglo XX. Fue el único banquero incluido en Time 100, una lista de los personajes más importantes de ese siglo.

Ciertamente fue reconocido porque cuando Amadeo Giannini murió en 1949, Bank of America era el banco privado más grande del mundo con 517 sucursales. Su sueño se había hecho realidad después de tanto sufrimiento, tantos enemigos, tantas batallas ganadas de manera muy atrevida y con sucursales no solo en California, sino en todo Estados Unidos y en China, Japón, Filipinas y el Lejano Oriente.

Aunque fundó lo que se convirtió en el banco privado más grande del mundo, el capital personal de Giannini, cuando murió, era menor que el que tenía antes de fundar el Banco de Italia. Su objetivo no era enriquecerse, sino mejorar la calidad de vida en California. Esa es su originalidad, porque logró transformar a la clase trabajadora en clase media, dando un salto social y económico para los californianos y los inmigrantes italianos, antes ignorados y marginados. Giannini les dio dignidad, les ayudó a convertirse en ciudadanos estadounidenses, conscientes de sus raíces europeas.

Además, luchó toda su vida por los valores en los que creía. Estaba en contra del dinero como un fin en sí mismo: una locura para un banquero. Había un profundo respeto por el dinero en él, pero solo si se usaba para mejorar la vida de los demás. De hecho Giannini nunca financió a ningún especulador, sino solo a aquellos que querían comprar una casa, un coche: para ello inventó la tarjeta de crédito. Pudo construir una utopía social.









miércoles, 12 de agosto de 2020

4. Un pollo con nombre de batalla

Napoleón en la batalla de Marengo

Tras tomar el poder mediante un golpe de Estado, Napoleón Bonaparte atravesó los Alpes para enfrentarse a los austriacos en Italia; su gran victoria en Marengo fue la primera en su carrera por el dominio de Europa.

El “Pollo Marengo” nació el 14 de junio de 1800, entre el fragor de las batallas que libraron austriacos y franceses en los alrededores de Marengo, pueblecito del Piamonte italiano. Mandaba las tropas austriacas el barón de Melas y las francesas Napoleón Bonaparte.

Eran las dos de la tarde y los franceses ya habían perdido dos batallas, tras luchar desde las ocho de la mañana. El general Desaix propuso a Napoleón una tercera. “Allá usted”, contestó éste, “yo, por mi parte, me voy a comer”.

Pollo alla Marengo
   El cocinero Dunand se las vio y se las deseó para satisfacer el impaciente apetito de su amo. Los austriacos habían interceptado el suministro y en las cocinas francesas no quedaba ni mantequilla. Dunand envió a varios soldados para que buscaran por los alrededores cualquier clase de alimento. Volvieron con pollos, ajos, tomates, cebollas, aceite, huevos y cangrejos de río.

Mientras el general Desaix volvía victorioso de la tercera batalla, Dunand triunfaba también en la cocina, preparando los pollos combinando los ingredientes que le habían aportado y agregándoles coñac mezclado con agua. No le fue difícil encontrar un nombre para el nuevo plato: Pollo alla Marengo.

Al día siguiente de la batalla de Marengo, el general francés Berthier y el austríaco Melas firmaron el acuerdo por el que Austria se retiraba de Italia.

3. La historia detrás del cuadro




En cierta ocasión, un pintor rival le dijo a Julio Romero de Torres, en un tono un poco despreciativo, "que no era un pintor completo porque sólo sabía pintar mujeres desnudas o semidesnudas". El pintor respondió que era capaz de pintar lo que le diera la gana. Al cabo de cierto tiempo, le dijo que, para demostrarle que estaba equivocado había pintado un bodegón titulado "Naranjas y limones". Y le mostró esto:

  El cuadro, de 1.927, se conserva en la sala 6 del Museo Julio Romero de Torres en Córdoba. Por su sensualidad y erotismo supuso una verdadera provocación para los círculos más reaccionarios de la sociedad del momento.

martes, 11 de agosto de 2020

2, Diocles, el deportista mejor pagado de la historia (y era hispano)



Como complemento a la entrada anterior hoy escribo sobre el más famoso de los aurigas profesionales que compitieron en esos circos como el de Constantinopla. Uno de esos ídolos capaces de levantar tantas pasiones como para que se desataran unas revueltas capaces de producir 30. 000 muertos como escribí ayer.

Gayo Apuleyo Diocles nació hacia el 104 d. C. en la provincia romana de Lusitania. Parece que comenzó compitiendo en Mérida, y después de haber corrido en algún otro lugar de Hispania, marchó a Roma, donde se convirtió en un ídolo de masas y consolidó su carrera deportiva. Conocemos muy bien su palmarés porque sus seguidores, tras su retirada,  levantaron una estela en el circo de Nerón, con una larga inscripción, dando cuenta exacta con el número exacto de victorias, carreras. Aunque la inscripción original no se conserva, su texto ha podido ser reconstruido por otras copias.

Cayo Apuleyo Diocles, auriga de la facción roja, de nación hispano lusitano, con 42 años, 7 meses y 23 días. Corrió por primera vez en la facción blanca, siendo cónsules Acilio Aviola y Cornelio Pansa (122 d.C.). Venció por primera vez en la misma facción siendo cónsules Manio Acilio Glabrión y Cayo Belicio Torcuato (124 d.C.). Corrió por primera vez en la facción verde siendo cónsules Torcuato Asprenate por segunda vez y Anio Libón (128 d.C.). Ganó por primera vez en la facción roja siendo cónsules Lenas Ponciano y Antonio Rufino (131 d.C.), condujo cuádrigas (durante) 24 años. Salió de la puerta 4.257 (veces). Venció 1.462 (veces), 110 a pompa (eso quiere decir que era la carrera más importante de la jornada). Venció en singulares 1.064 veces, de entre ellas 92 premios mayores: el de 30.000 (sestercios) 32 (veces), tres de ellas con tiro de seis caballos; el de 40.000 28 (veces), dos de ellas con tiro de seis caballos; el de 50.000 29 (veces), dos de ellas con tiro de siete caballos; el de 60.000 tres veces; en los desafíos de dos carros 347 (veces), 4 de ellas con un tiro de tres caballos, (el premio de) 15.000 sestercios; en los de tres carros venció 51 (veces). Consiguió los honores en 1.462 carreras, segundos 861 (veces), terceros 576, cuarto una vez con premio de 1.000, y salió en vano 1.351 veces. En la facción azul venció 10 (veces), en la blanca 91, de ellas dos con premio de 30.000 sestercios. Obtuvo una ganancia (total) de 35.863.120 sestercios, y además ganó con tiros de dos caballos miliarios (que ya habían ganado 1.000 carreras) 3 (veces), 1 (de ellas) en los blancos y 2 en los verdes. Tomó la delantera (desde el inicio) y venció en 815 (ocasiones), quedó retrasado (y luego) ganó en 67, perdió la delantera (la recuperó y) ganó en 36. En otros géneros ganó 42 (veces). Adelantó a todos (saliendo último) y venció 502 (veces), 216 en los verdes, 205 en los azules (y) 81 en los blancos. Hizo centenarios a 9 caballos y bicentenario a 1. Sus distinciones (...) cuando un año ganó con un tiro de cuatro caballos por una cabeza (de ventaja) dos veces y adelantando a todos (saliendo último) dos veces. Según consta en las actas (del circo) Avilio Terencio, de su facción, fue el primero que venció 1.011 (veces), desde lo cual muchos (también) vencieron (...) Diocles, el año que (obtuvo) por primera vez 100 victorias consecutivas, fue vencedor 103, (y) venció en singulares 83. Además de esto, aumentando la gloria de sus títulos, superó a Talo, de su facción, que por primera vez en la facción roja (...) Diocles, el más eminente de todos los aurigas, venció en un año 134 (veces) cediendo el inicio (¿dando ventaja?), en singulares 118, títulos que lo elevan por encima de todos los aurigas que jamás corrieron en los certámenes de los juegos circenses. Todos repararon y admiraron el mérito de que, cediendo el inicio y con un tiro de dos caballos, llevando en su yugo a Cotino y a Pompeyano, venciese 99 (veces), 1 (con un premio de) 60.000 (sestercios), 4 de 50.000, 1 de 40.000 y 2 de 30.000 (...) de la facción verde, venció 1.025 (veces), el primero de todos desde la fundación de la ciudad que venció en 7 carreras de 50.000 sestercios. Diocles le superó y venció 8 veces con tres (caballos), llevando en su yugo a Abigeio, Lúcido y Parato. Así mismo superó a Comunis, Venusto y Epafrodito, tres aurigas miliarios de la facción azul que ganaron 11 (veces) en (premios) de 50.000 sestercios. Diocles, con dos (caballos), Pompeyano y Epafrodito, venció en (premios) de 50.000 (sestercios) ¿12? (veces) (...) de la facción verde, vencedor 1.025 (veces), Flavio Escorpo, vencedor 2.048 (veces), Pompeyo Musculoso, vencedor 3.559 (veces), tres aurigas que (en conjunto) vencieron 6.632 (veces), 28 de ellas de 50.00 sestercios (...) Diocles, el más eminente de todos los aurigas, ganó 1.462 (veces), 29 (de ellas) de 50.000 sestercios. Con nobilísimo esplendor brilla Diocles. Si Fortunato, de la facción verde, con el (caballo) vencedor Tusco, ganó 386 (veces), 9 (de ellas) de 50.000 sestercios (...) Diocles, con el (caballo) vencedor Pompeyano, ganó 152 (veces), 10 (de ellas) de 50.000 sestercios y 1 de 60.000. Diocles descolló con nuevas proezas y marcas nunca antes registradas, como ganar en un día dos veces (un premio) de 40.000 sestercios con un tiro de seis caballos, y, aún más, (...) con un tiro de siete caballos uncidos entre sí, espectáculo nunca visto hasta entonces con ese número de caballos, venció en un certamen de 50.000 sestercios, y descolló vistorioso con (el caballo) Abigeio y sin látigo. Ganó en otros certámenes de 30.000 sestercios (...) como estas novedades se vieron por primera vez está doblemente ornado por la gloria. El que parece haber obtenido el primer lugar de entre los aurigas miliarios, Poncio Epafrodito, de la facción azul, solo ganó 1.467 (veces), 940 (de ellas) singulares, en tiempos de nuestro emperador Antonino Pío Augusto. Diocles ganó 1.462 veces, 1.064 (de ellas) singulares. En este mismo tiempo Epafrodito venció adelantando a todos (saliendo último) 467 (veces). Diocles venció adelantando a todos (saliendo último) 502 (veces). El auriga Diocles venció este año 127 (veces), con (los caballos) Abigeio, Lúcido y Pompeyano; Poncio Epafrodito, de la facción azul, venció con Búbalo 134 (veces); Pompeyo Musculoso, de la facción verde, con (...), venció 115 (veces). Diocles los superó, (y) ganó con Pompeyano 152 (veces), 144 (de ellas) singulares. Y, aumentando su gloria, ganó 445 (veces), 397 (de ellas) singulares, llevando en yugo a los cinco (caballos) Cotino, Gálate, Abigeio, Lúcido y Pompeyano.

Parece que Diocles rompió todos los records, incluido el de ganancias, calculadas entre 13. 000 y 15.000 millones de dólares. También es llamativo que llegara a poder retirararse con 42 años, Casi ningún auriga llegaba a esta edad, porque los accidentes y las muertes en carrera era muy, muy frecuentes. Tanto que no ganaba el auriga que cruzara primero la meta tras dar siete vueltas alrededor de la spina  sino la primera cuadriga que cruzara la meta (con o sin auriga), porque el auriga hubiera quedado por el camino, lo que era bastante habitual. Yes que era muy difícil dominar cuatro caballos, que no estaban uncidos entre sí. y el auriga llevaba las riendas enrolladas alrededor de la cintura. Guiaba los caballos inclinándose a uno y otro lado. Si caían de la cuádriga, como no podían soltarse de las riendas, eran arrastrados, con muy pocas posibilidades de sobrevivir. Llegar a los 42 años era algo inusual y extraordinario. Cuando se retiró no volvió a Hispania, estableciéndose en Praeneste. Allí sus dos hijos, varón y mujer, le dedicaron una estatua, de la que se conserva la inscripción:

C(AIO) APPVLEIO DIOCLIAGITATORI PRIMO FACT(IONE)
RVSSAT(O) NATIONE HISPANO
FORTVNAE PRIMIGENIAE
D(onVm) D(edit)C(aius) APPVLEIVS NYMPHIDIANVS
ET NYMPHYDIA FILII

No conocemos la fecha de su muerte, pero ningún otro le superó y quedó para siempre como el ídolo absoluto del espectáculo más impresionante que vió el Imperio Romano.  

lunes, 10 de agosto de 2020

1, Blancos, rojos, verdes y azules

Los aficionados a las carreras de circo en Roma, más que ser seguidores de ciertos aurigas o caballos, que podían cambiar de bando (1), siendo "fichados" por unos y otros, eran seguidores a ultranza de un color, de uno de los cuatro equipos existentes: blancos, rojos (ambos equipos eran los dos únicos existentes en principio), azules y verdes (equipos creados a principios del Imperio). Existieron también brevemente uno dorado y otro púrpura, pero fueron absorbidos por los ya existentes. Un delirio partidista impulsaba los ánimos del espectador hacia unos u otros. El público, en lugar de dejarse arrastrar, como el griego, por valores como la habilidad de los aurigas o la fuerza de los caballos, se dejaba llevar por la obstinación del apoyo a ultranza a un color, y sólo reaccionaba ante dos razones, el triunfo o la derrota (2). Los equipos eran, en realidad, auténticas empresas, que contrataban a preparadores, veterinarios, etc...


Hay que tener en cuenta que la rivalidad entre ellos respondía también a un ajuste de cuentas entre clases sociales. A comienzo del Imperio los partidarios de los azules se reclutaban entre la aristocracia, mientras que los verdes eran más populares, y por eso contaron entre sus fanáticos admiradores a los emperadores proclives a la actuación demagógica.




Otro factor importante era la posibilidad de apuestas, que hacía que una persona pudiera ganar una fortuna en unos minutos. Ningún otro espectáculo resultaba tan lucrativo para los apostadores.



Era tan considerable el grado de fanatismo que rodeaba las carreras que hasta existían supersticiones y fórmulas mágicas para atraer la desgracia a algún auriga. Aunque estaba prohibido, en los alrededores del circo merodeaban individuos que vendían hechizos, encantamientos y maldiciones para perjudicar al auriga, o a los caballos de tal o cual equipo. Estaban escritos sobre papiros, pergaminos o placas de metal, de las cuales se han conservado algunas. Otras veces el fanatismo provocó auténticas desgracias, como cuando en Pompeya se enfrentaron pompeyanos y nucerinos, dejando muertos y heridos.



Pero nada comparable a lo ocurrido en Constantinopla en el siglo VI d. C. El emperador Justiniano, seguidor de los azules, estaba preocupado por el nivel de violencia a que habían llegado los seguidores de las carreras. En cada espectáculo se producían peleas, muertos y heridos, y el emperador decidió castigar a los más violentos de entre los verdes y los azules (los blancos y los rojos, en ese momento, apenas contaban). Encarceló a los más fanáticos de ambos equipos para ser ahorcados y, para calmar los ánimos de la población, no se le ocurrió otra cosa que organizar unas carreras.



El ahorcamiento debía tener lugar tres días antes de las carreras, pero dos de los condenados (uno por cada equipo) sobrevivieron y pidieron refugio en una iglesia. Los respectivos seguidores exigieron el indulto del emperador. En ese ambiente tan explosivo comenzaron las carreras.



Restos de hipódromo de Comstantinopla (Estambul)
   El hipódromo de Constantinopla era uno de los mayores del mundo, con capacidad para 10.000 espectadores. Los azules se colocaban frente al palco del emperador, cerca de la salida, y los verdes en el extremo opuesto. A medida que avanzaba el espectáculo los ánimos se fueron caldeando y al llegar la carrera 22 la muchedumbre aullaba de una forma aún superior a lo habitual, por lo que el emperador decidió abandonar el recinto, utilizando el pasaje que comunicaba hipódromo y palacio. Al irse el emperador estalló la violencia en el hipódromo y en las calles. Aprovechando la violencia de los disturbios Hipatio, sobrino del emperador Anastasio I, se proclamó emperador.



Desde el hipódromo las facciones más radicales de azules y verdes dirigían los disturbios. Justiniano envió al eunuco Narsés al hipódromo, donde se dirigió directamente a los azules para recordarles que Justiniano era de su equipo mientras que Hipatio era de los verdes. Para los azules fue más importante la fidelidad a un color que su odio al emperador, y asaltaron a los verdes en el hipódromo.




La violencia duró varios días, dejando media ciudad quemada o destruída. Finalmente, estando los verdes bloqueados en el hipódromo, entró el ejército. En total murieron 30.000 personas.



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(1) Sabemos que el lusitano Diocles, el auriga más famoso de la historia, el que más carreras ganó y el que más fortuna consiguió, estuvo “fichado” en distintos momentos por los cuatro equipos, ganando docenas de carreras para cada uno de ellos. Probablemente otros aurigas famosos fueron igualmente solicitados por las distintas facciones.



(2) Del fanatismo que despertaban los espectáculos es una buena muestra lo ocurrido cuando Nerón llegó al trono. La situación económica era muy grave, había hambre y pobreza a unos niveles preocupantes, y no había dinero para pagar al ejército. La llegada al trono de Nerón, un joven de 17 años, no parecía lo más adecuado para mejorar las circunstancias. Mucha gente no lo quería como emperador, y durante dos semanas hubo disturbios por las calles de Roma. En esa tesitura se planteó qué era mejor hacer: utilizar la flota mercante para traer trigo de Egipto y calmar a la muchedumbre hambrienta con un reparto de grano o traer la arena especial que se utilizaba para el circo. Algunos no lo dudaron. La arena para el circo era lo más urgente. Así se hizo y se organizaron unos juegos donde pelearon 600 gladiadores, 1.200 condenados por distintos delitos fueron devorados por leones, hubo luchas entre elefantes y rinocerontes, búfalos y tigres y leopardos y jabalíes. Como número especial, una veintena de esclavas fueron violadas por asnos. La multitud se tranquilizó y, aunque siguiera muerta de hambre, continuó con su vida habitual. Problema resuelto.