En 1856, en el valle del río Neander, cerca de Düsseldorf, en Alemania, se encontró en una cueva de caliza un cráneo de forma insólita: tenía una osamenta ancha y prominente, la frente deprimida y los arcos superciliares gruesos y salientes sobre los ojos. Era el primer cráneo de un hombre ya extinguido, distinto a nosotros, a quien se llamó hombre de Neanderthal. Desde aquel primer descubrimiento se han encontrado, en un área enorme, desde Europa continental hasta China pasando por la cuenca del Mediterráneo, restos de muchos hombres de Neanderthal.
Uno de los descubrimientos, producido en 1939 en las laderas de la colina caliza del promontorio del Circeo, a unos 80 kilómetros al sur de Roma, tuvo un carácter novelesco. El propietario de un hotel a quien le iban bien los negocios decidió realizar una amplia terraza.
Cuando los obreros cortaron la roca, se abrió, a poco más de 4 metros sobre el nivel del mar, una gruta cuyo acceso había quedado obstruído hasta entonces a causa de un desmoronamiento. Un corredor conducía a una sala interna en la que se apreciaba lo que luego se consideró el cráneo de un hombre de Neanderthal, rodeado por un círculo de piedras. Tras un atento examen de dicho cráneo, que presentaba huellas oscuras similares a quemaduras, se dedujo que este individuo fue asesinado de un golpe en la sien.
Cuando los obreros cortaron la roca, se abrió, a poco más de 4 metros sobre el nivel del mar, una gruta cuyo acceso había quedado obstruído hasta entonces a causa de un desmoronamiento. Un corredor conducía a una sala interna en la que se apreciaba lo que luego se consideró el cráneo de un hombre de Neanderthal, rodeado por un círculo de piedras. Tras un atento examen de dicho cráneo, que presentaba huellas oscuras similares a quemaduras, se dedujo que este individuo fue asesinado de un golpe en la sien.
Se dijo que los incisivos se habían limado, y que el orificio occipital había sido ensanchado intencionadamente. El paleontólogo Alberto Carlo Blanc, que estudió el cráneo, decidió que se trataba de un antiquísimo rito funerario. Dado que cerca del cráneo se encontraron huesos de jabalí, de ciervo y de buey primitivo, el antepasado de los bovinos domésticos, pensó que podía tratarse de los restos del rito funerario más antiguo del mundo, e incluso lo relacionó con un famoso sacrificio romano, la suovetaurilia, en la que se mataba un cerdo, una oveja y un buey. Otros
estudiosos afirmaron posteriormente que el orificio del cráneo había sido ensanchado para poder comer el cerebro en un rito caníbal.
estudiosos afirmaron posteriormente que el orificio del cráneo había sido ensanchado para poder comer el cerebro en un rito caníbal.
Cualquiera que fuera la explicación, el descubrimiento del Circeo sugería que los hombres de Neanderthal practicaban ritos oscuros y violentos, que en todo caso eran el signo de una compleja espiritualidad.
La interpretación de Blanc fue desmentida en el 1989, exactamente cincuenta años después del descubrimiento, cuando se reunieron en el Circeo, en una conferencia, estudiosos provenientes de cada parte del mundo. Estos últimos subrayaron que, sobre el cráneo no habían sido encontrados signos de herramientas con los cuales se hubiera podido realizar, por parte de otros hombres, el ampliamiento del foramen del cráneo: los únicos signos encontrados eran de dientes de hiena. Todos estuvieron de acuerdo sobre esta nueva teoría: la gruta "Guattari" fue, alrededor de aproximadamente hace 50.000 años, la guarida de una hiena, y lo demuestran los numerosos huesos fósiles encontrados en el interior, restos de sus presas. El animal habría transportado a su guarida el cadáver del hombre, o quizás sólo la cabeza, y amplió el foro occipital para extraer el cerebro. Prueba de esto son también estudios realizados en África sobre el comportamiento de las hienas las cuales, cuando se topan con animales muertos, llevan huesos y cráneos para descarnarlos en sus guaridas y se limitan solamente a morder la carne que está pegada, sin romper los huesos. Cosa que en cambio los hombres habrían hecho seguramente, si hubieran querido comer el contenido del cráneo. La hipótesis del canibalismo fue así oficialmente desmentida.
Durante la conferencia en el 1989 fueron además presentados los resultados de los estudios acerca de la tafonomía y las dataciones absolutas efectuadas sobre los restos descubiertos en el interior de la gruta. Los resultados estuvieron resumidos así:
- De 100.000 a hace 80.000 años (nivel 7): la cavidad es completamente invadida por el mar.
- Hace 75.000 años (nivel 5): a continuación de la última glaciación Würm, el mar empieza a retroceder y la gruta, vacía de agua, es ocupada por el Hombre de Neandertal
- Hace 55.000 años (nivel 1): la presencia de los cazadores neandertales se reduce progresivamente, probablemente a consecuencia de la parcial oclusión de la entrada de la gruta a causa de un derrumbe.
- Hace 50.000 años: la gruta, ya abandonada por los hombres, se vuelve un refugio de hienas, que utilizan la cavidad para acumular restos de comida para las crías. Sucesivamente otro derrumbe obstruye, esta vez completamente, la entrada de la gruta, que queda así inviolada durante cincuenta mil años, hasta el 1939, cuando se abre de nuevo a la luz.
La interpretación de Blanc fue desmentida en el 1989, exactamente cincuenta años después del descubrimiento, cuando se reunieron en el Circeo, en una conferencia, estudiosos provenientes de cada parte del mundo. Estos últimos subrayaron que, sobre el cráneo no habían sido encontrados signos de herramientas con los cuales se hubiera podido realizar, por parte de otros hombres, el ampliamiento del foramen del cráneo: los únicos signos encontrados eran de dientes de hiena. Todos estuvieron de acuerdo sobre esta nueva teoría: la gruta "Guattari" fue, alrededor de aproximadamente hace 50.000 años, la guarida de una hiena, y lo demuestran los numerosos huesos fósiles encontrados en el interior, restos de sus presas. El animal habría transportado a su guarida el cadáver del hombre, o quizás sólo la cabeza, y amplió el foro occipital para extraer el cerebro. Prueba de esto son también estudios realizados en África sobre el comportamiento de las hienas las cuales, cuando se topan con animales muertos, llevan huesos y cráneos para descarnarlos en sus guaridas y se limitan solamente a morder la carne que está pegada, sin romper los huesos. Cosa que en cambio los hombres habrían hecho seguramente, si hubieran querido comer el contenido del cráneo. La hipótesis del canibalismo fue así oficialmente desmentida.
Durante la conferencia en el 1989 fueron además presentados los resultados de los estudios acerca de la tafonomía y las dataciones absolutas efectuadas sobre los restos descubiertos en el interior de la gruta. Los resultados estuvieron resumidos así:
- De 100.000 a hace 80.000 años (nivel 7): la cavidad es completamente invadida por el mar.
- Hace 75.000 años (nivel 5): a continuación de la última glaciación Würm, el mar empieza a retroceder y la gruta, vacía de agua, es ocupada por el Hombre de Neandertal
- Hace 55.000 años (nivel 1): la presencia de los cazadores neandertales se reduce progresivamente, probablemente a consecuencia de la parcial oclusión de la entrada de la gruta a causa de un derrumbe.
- Hace 50.000 años: la gruta, ya abandonada por los hombres, se vuelve un refugio de hienas, que utilizan la cavidad para acumular restos de comida para las crías. Sucesivamente otro derrumbe obstruye, esta vez completamente, la entrada de la gruta, que queda así inviolada durante cincuenta mil años, hasta el 1939, cuando se abre de nuevo a la luz.
A menudo la ciencia construye explicaciones fascinantes, para luego demolerlas.
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