miércoles, 19 de agosto de 2020

10. Información es poder (y dinero)

 
Nathan Mayer Rothschild
  Una noche de mediados de junio de 1815, en Gante, un hombre embozado vigilaba desde la calle lo que se podía atisbar del interior de una mansión. Todas las luces de la casa estaban encendidas, mucha gente se movía por el salón. Pero no se estaba celebrando una fiesta, había nerviosismo en el ambiente y no sonrisas ni alegría.

De pronto, un jinete llegó a toda velocidad y desmontó frente a la casa. Entró y el hombre que vigilaba desde fuera vio, a través de la ventana, cómo doblaba la rodilla ante uno de los personajes que estaban en el salón. Hablaron durante unos pocos minutos y se marchó al interior de la casa, posiblemente a descansar después de su cabalgada.

El hombre que acechaba fuera no oyó ni una palabra de lo que dijeron, pero la reacción de las personas que estaban alrededor de ellos se lo dijo todo. No pudo evitar sonreir e inmediatamente montó a caballo y emprendió el camino a Ostende. Galopaba a toda velocidad, cambiaba de caballo frecuentemente. Era vital llegar a la costa cuanto antes (1).

Llegado a Ostende se encaminó directamente al puerto. Los barcos llevaban varios días amarrados, sin salir a navegar. Parecía que en lugar de estar a pocos días del inicio del verano estaban en pleno invierno. La lluvia no había dejado de caer en tres días y el viento soplaba fuerte. Como siempre en estos casos, los marineros pasaban el tiempo en las tabernas, esperando que amainara el temporal.

El hombre se encaminó a una de esas tabernas y anunció en voz alta que estaba dispuesto a pagar bien si alguien lo llevaba inmediatamente en barco hacia Inglaterra. Los marineros le contestaron que estaba loco, que ningún barco se arriesgaría a salir con ese tiempo. El hombre fue subiendo poco a poco la cantidad de dinero ofrecida hasta que, al llegar a lo que representaría diez veces el precio de un viaje normal, uno de los marineros, muy valiente o muy necesitado, aceptó. Tuvieron suerte, y llegaron sin novedad a Folkestone, en la costa inglesa.

En este punto de la historia podemos elegir dos versiones distintas sobre lo que ocurrió. En una de las versiones, el recién llegado soltó una paloma mensajera con un mensaje en forma de jeroglífico. La paloma llegó a su destino, que era Londres (2), y un hombre llamado N. R. recogió el mensaje.

La segunda versión es que N. R. estaba en el puerto de Folkestone esperando al viajero, por lo que recibió la noticia de viva voz. Después de eso, N. R. se encaminó a toda velocidad a Londres, ciudad a la que llegó ya entrada la mañana.

N. R. era Nathan Mayer Rothschild, tercero de una familia de cinco hermanos que estaban empezando a destacar en el negocio de la banca y las inversiones en bolsa. Durante las Guerras Napoleónicas Nathan se comprometió a la transferencia de fondos para apoyar a Wellington durante la campaña en Portugal y España contra Napoleón. Entonces, como ahora, los acontecimientos políticos tenían un efecto inmediato sobre las bolsas y el resultado de una batalla podía crear y destruir grandes fortunas. Cuando Napoleón escapó de Elba y reorganizó un ejército para hacerse otra vez con el poder, Nathan tenía mucho dinero invertido en bolsa, y del resultado de aquello dependía su supervivencia.


El 18 de junio de 1815 se libró la decisiva batalla de Waterloo. Si el resultado de la batalla era favorable a los franceses, Nathan podría arruinarse. En caso contrario, no tenía nada que temer. Pero él no se conformaba con no resultar perjudicado, sino que iba a intentar ganar una gran cantidad de dinero con aquel acontecimiento. Por eso le resultaba vital conocer antes que nadie lo que estaba ocurriendo en aquel lugar de Bélgica.

Durante el periodo llamado de los Cien Días, tras la huída de Napoleón de Elba, París fue ocupado y Luis XVIII huyó a Gante, de donde volvió tras la derrota definitiva de Napoleón. Él era el personaje que esperaba ansiosamente las noticias en aquella casa de Gante y el mensaje que le traía el jinete era el resultado de la batalla de Waterloo.

Siendo la única persona en Inglaterra que conocía el resultado de la batalla, Nathan se encaminó a la bolsa. Tenía fama de que su cara nunca dejaba traslucir su estado de ánimo, de forma que sus competidores sólo podían fijarse en sus operaciones de compra y venta para intentar adivinar lo que sabía el hombre mejor informado del gremio (3). Nathan, sin aspavientos, dio orden a sus agentes de que empezaran a vender todas sus acciones en bienes extranjeros de Inglaterra. El resto de la gente intuyó que Rothschild sabía algo y todo el mundo empezó a vender también, al principio con cierta tranquilidad y progresivamente con pánico. Los valores se desploman hasta casi el desastre. Entonces, Rothschil hace un gesto imperceptible a sus agentes y éstos compran a unos precios ridículos hasta agotar sus fondos.

Unas horas después, el resultado de la batalla de Waterloo llegó a Londres y la bolsa no sólo se recuperó a toda velocidad, sino que siguió subiendo muy por encima de su situación anterior, pero Rothschild ya se había apropiado de casi todo. En un solo día ganó más de un millón de libras y era veinte veces más rico que el día anterior.

_______________

(1) Actualmente, por carretera, hay una distancia de 68 kilómetros entre Gante y Ostende. No sabemos si el viajero recorrió esa misma ruta o atajó por otros caminos.

(2) Actualmente, por carretera, la distancia entre Folkestone y Londres es 112 kilómetros, pero la paloma, en el caso de ésta sea la versión auténtica, volando en línea recta, tendría que recorrer una distancia menor.

(3) Se decía que tenía sobornado al príncipe Thurn und Taxis, que tenía el monopolio del correo, para recibir información importante antes que ninguna otra persona. También utilizaba habitualmente las palomas mensajeras para comunicarse con sus hermanos, que tenían oficinas abiertas en otros puntos de Europa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario